“Esta estancada”. Por qué la Argentina se quedó atrás de Brasil en carnes, granos y lácteos
“La Argentina se encuentra en un estancamiento”, fue la frase que resonó entre los referentes de las comisiones de Granos, Carnes y Lácteos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) durante una jo...
“La Argentina se encuentra en un estancamiento”, fue la frase que resonó entre los referentes de las comisiones de Granos, Carnes y Lácteos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) durante una jornada de charlas titulada “Compromiso por una Nueva Argentina”, llevada a cabo en el segundo día de la Exposición Rural de Palermo. Según los expertos, en los últimos años se implementaron políticas restrictivas que impactaron negativamente en el campo argentino y provocaron su estancamiento en comparación con otros países competidores. En este contexto, advirtieron que si no se toman medidas para eliminar estas restricciones y se mejoran las políticas agrícolas, el país corre el riesgo de seguir perdiendo terreno frente a sus competidores.
“Al comparar las exportaciones de carne vacuna, pollo y cerdo argentinas y brasileñas durante los últimos 25 años, se observa que mientras nuestro país quedó casi estancado, Brasil experimentó un crecimiento 13 veces mayor en el mercado internacional, es decir un 1300% más”, señaló Víctor Tonelli, miembro de la Comisión de Carnes de la SRA.
El análisis del especialista destaca que, Brasil pudo alcanzar este significativo crecimiento gracias a la implementación de “políticas activas que fomentaron el desarrollo y expansión de su industria de carnes”, además de una enorme actividad política y comercial para desarrollar e instalar estos productos en el mercado internacional.
“La Argentina hizo exactamente el camino inverso. Las políticas fueron restrictivas al desarrollo y la participación en el mercado internacional Además de que varios gobiernos argentinos consideraron la carne como un bien social y cultural, y en una idea de defender la mesa de los argentinos se restringieron, limitaron e incluso prohibieron las exportaciones de carne vacuna”, se lamentó.
Fuerte rechazo de la producción y la exportación a un nuevo dólar para el campo
Según Tonelli el resultado de estas decisiones fue que, durante al menos los últimos 25 años, las exportaciones de carne vacuna de Argentina representaron una proporción mínima, sin superar el 5 o 6% del volumen total de oferta disponible. Esta situación se traduce en un “verdadero fracaso poco explicable para los clientes del exterior”, dijo.
“Ese concepto de la mesa de los argentinos finalmente lo que generó es una tendencia exactamente inversa al crecimiento de la producción y de la oferta, toda vez que el mercado argentino privilegia los animales livianos y el mercado de exportación los animales pesados. De modo que Brasil y Uruguay tiene pesos promedios sobre el total de sus faenas por res del orden de los 250-255 kilos. Mientras que la Argentina en estos últimos 25 años no pasó de 223 kilos”, dijo.
De acuerdo con lo señalado por el experto, esta diferencia de más de 30 kilogramos podría implicar un volumen de exportación aproximadamente 50% más alto sin afectar el consumo interno. Incluso, en un escenario alternativo, se podrían añadir unos 8 kilogramos adicionales por habitante al consumo argentino total de las tres carnes, que actualmente se sitúa en 115 kilogramos por año.
Como conclusión, indicó que en la Mesa de la Carne, integrada por entidades de la actividad, se plantearon cinco temas que deberían ser parte de las políticas de Estado, que vaya más allá de los cuatro años de un gobierno. Estos son: liberar las exportaciones; poner en marcha negociaciones internacionales que permitan el acceso de los productos a todos los mercados; estructurar líneas de crédito para inversiones productivas; eliminar la informalidad en aspectos higiénico-sanitarios, fiscales, previsionales y ambientales, y reducir las cargas fiscales, laborales y administrativas.
Esa desventaja argentina que crece respecto del resto de los países también está presente en los granos. “Brasil tuvo un crecimiento exponencial en la producción de soja, mientras que Argentina se quedó estancada. Si bien Brasil contaba con mayores posibilidades agronómicas para expandir el área de siembra de soja, las supo aprovechar. En contraste, la Argentina tuvo políticas que no permitieron el desarrollo de este cultivo y otros cultivos”, dijo Santiago Del Solar, coordinador comisión granos SRA, resalto que se da en los los cultivos.
En el año 2000, la producción de soja en la Argentina fue de aproximadamente 26,8 millones de toneladas, mientras que en Brasil alcanzó la cifra de 38 millones de toneladas. A lo largo del tiempo, Brasil siguió incrementando notablemente su producción de soja y llegó a alcanzar 125 millones de toneladas en 2022. En contraste, la Argentina experimentó un crecimiento más moderado, llegando a una producción de 42 millones de toneladas en el mismo año, dijo Del Solar.
“En el 2000, la Argentina representaba una proporción del 70% de la producción total de soja de Brasil. Sin embargo, para el 2022, esta participación disminuyó significativamente, quedando en tan solo el 34%”, añadió.
Del Solar consideró que existen diversos factores que contribuyeron a este estancamiento, pero destacó que los derechos de exportación jugaron un papel “central” en esta situación. Según sus palabras, si Brasil hubiera tenido un derecho de exportación similar al de Argentina, del 30% al 35%, no habría tenido el mismo crecimiento en la producción de soja.
“Las retenciones no son lo único. porque así como hay regímenes especiales que protegen a algunos sectores económicos (textil, automotriz, ensamblados y electrónica), el campo tiene un régimen especial de signo contrario”, sostuvo. En ese sentido, mencionó los volúmenes de equilibrio para exportar maíz o trigo; los fideicomisos aceiteros y harineros; el “diferencial” aceitero y la diferencia impositiva intracadena, y el control de importaciones de maquinaria, a pesar de que el sector tiene una balanza comercial “hiper positiva”.
“Actualmente, un productor argentino necesita el doble de soja que un productor brasileño para comprar un tractor y una cosechadora. Los productores argentinos decimos que nos encanta tener la mejor tecnología y es verdad, pero si no podemos acceder a la tecnología nos quedamos atrás y la carrera la perdemos”, explicó.
También, hizo hincapié en el impacto del dólar soja y su efecto en el sector agropecuario, ya que considero que puede “destruir” los mercados. En esa línea apuntó contra el Gobierno. “Por eso, en las reuniones previas a tomar este tipo de medidas los productores no participan y están los que comercializan”, dijo.
La genética y el bienestar animal hoy van de la mano
Resaltó que, en el pasado, se han comprobado los beneficios de liberarse de estas restricciones, como los derechos de exportación y otras barreras comerciales. Dio como ejemplo que en el año 2015, cuando sostuvo se eliminaron los derechos de exportación y las trabas al comercio de trigo y maíz, que dio como resultado un aumento del 100% en la producción de trigo en tan solo dos años, y un 70% en la producción de maíz durante el mismo período.
“Si hay un cambio de expectativas, el productor responde, pero si este régimen especial que tiene el agro continua, el panorama se lo ve gris transformándose a sepia, porque ya tiende a ser viejo. Por supuesto, nuestros competidores, felices, van a seguir produciendo cada vez más y desarrollándose viendo cómo nosotros nos vamos de a poquito desapareciendo”, apuntó.
En esa línea, Del Solar indicó que en el pasado la producción de soja argentina llegó a representar el 22% de toda la producción agrícola en América. Aunque debido a la sequía, la posición se redujo al 8%; dijo que sin este fenómeno, podría estar ocupando el undécimo lugar, con un 11%.
Lechería: 25 años estancadaPor su parte, Raúl Catta, de la comisión de Lácteos de la SRA, resaltó: “La leche es un producto altamente perecedero y no tenemos más remedio que cosecharlo por lo menos dos veces por día, permanentemente. Eso le da una vulnerabilidad que no tienen otros productos”, dijo. Respecto de la política lechera dijo que “la Argentina ha cometido errores gravísimos”, como poner retenciones a la exportación de leche en polvo que llegó al 60%.
“Veinticinco años estancada significa, justamente, que la política que se desarrolla no es la adecuada. Precios máximos, cierre de exportaciones y no hablemos de lo que significan las variaciones en los precios de los insumos principales, que son la comida de los animales”, enumeró.
Los cuatro temas esenciales para proyectar un aumento de la producción de lácteos, según Catta, son: contar con un horizonte claro para la inversión y el desarrollo de los negocios de exportación; potenciar la inserción internacional por medio de una agenda exterior que permita el desarrollo de nuevos mercados y posicionamiento constante; aliviar la carga tributaria, laboral y administrativa y mayor grado de transparencia y funcionamiento de los mercados.