“Mi kinesióloga, la entregadora”: un matrimonio y su hijo fueron asaltados y maniatados en su casa de San Isidro
Después de despedirse de su paciente, Natalia Martínez comenzó a caminar. A los pocos pasos se detuvo y miró para atrás. La secuencia se repitió otras dos veces. La mujer fue testigo de cómo...
Después de despedirse de su paciente, Natalia Martínez comenzó a caminar. A los pocos pasos se detuvo y miró para atrás. La secuencia se repitió otras dos veces. La mujer fue testigo de cómo desconocidos irrumpieron en la casa de Boulogne, en San Isidro, de donde ella acaba de salir. Ella pareció no preocuparse. Pocos segundos después, dentro del inmueble, iba a ocurrir un robo y las víctimas, un matrimonio y su hijo, terminarían maniatados. Los ladrones se hicieron de un botín de dinero en efectivo, joyas, relojes y 50 medallas de bronce. El asalto había sido entregado y, para la Justicia, el papel de entregadora lo cumplió Martínez, denominada la falsa kinesióloga.
Así lo informaron a LA NACION fuentes judiciales y policiales. Martínez, de 48 años, fue detenida en las últimas horas por detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro de la policía bonaerense. Las pruebas clave para apresar a la sospecha fueron comunicaciones que mantuvo con uno de los delincuentes que protagonizó el robo.
El asalto, investigado por la fiscal de Boulogne Paula Hertig, ocurrió el 25 de octubre pasado a la tarde en una casa situada en Cervantes al 1400, en cercanías del cementerio de Boulogne.
Según una filmación, al menos tres delincuentes llegaron a la zona en un automóvil Renault Sandero bordo a las 17.08 y estacionaron cerca de la casa de las víctimas para esperar que Martínez saliera de atender a Martín Gibson, de 76 años, un paciente con la enfermedad de Parkinson.
Era la tercera vez que Martínez iba a la casa de Gibson, según explicaron a LA NACION fuentes de la investigación.
La pista que puso la fiscal Hertig y a los detectives de la policía bonaerense a Martínez como sospechosa de haber entregado el robo fue el análisis de la filmación que registró su salida de la casa de las víctimas y la irrupción de los delincuentes.
“Las imágenes muestran cómo ella tres veces miró para atrás y observó cómo llegaban los delincuentes. Si bien cuando llega a una de las esquinas comenzó a acelerar el paso, nunca llamó al 911 para denunciar la irrupción de los sospechosos. En un primer momento, uno puede pensar que por el susto decidió seguir caminando. Pero después podría haber avisado a la policía”, explicó a LA NACION una calificada fuente de la investigación.
Tras las sospechas surgidas después de analizar la filmación, la fiscal Hertig analizó las llamadas entrantes y salientes de la línea de teléfono utilizada por Martínez y descubrió que antes de llegar a la casa de Gibson y mientras duró la sesión de masajes tuvo varias llamadas de una misma línea telefónica.
“A partir del análisis de las celdas de las antenas telefónicas, pudimos determinar que mientras Martínez estuvo en la casa de las víctimas, la línea que se comunicaba con la sospechosa se activaba a una distancia de 200″, explicó un investigador.
A las 48 horas del robo, mientras las víctimas ordenaban el desorden que habían dejado los ladrones, encontraron un teléfono celular.
“Se determinó que la línea telefónica que correspondía a la tarjeta SIM colocada en el móvil que uno de los delincuentes dejó abandonado en la casa de las víctimas era la que se había comunicado con Martínez el día del robo. El círculo se terminaba de cerrar sobre la sospechosa”, agregaron fuentes de la investigación.
Otra pista que incriminó a Martínez fue que, después del robo, con diferentes excusas nunca más volvió a la casa de su paciente.
Los detectives judiciales y policiales identificaron al delincuente que habría utilizado la línea telefónica y lo fueron a detener ayer a José León Suárez, en San Martín, pero el sospechoso lograr escapar por los techos.
Martínez fue imputada como partícipe necesaria de robo calificado y privación ilegítima de libertad. La fiscal Hertig, según pudo saber LA NACION, ejercicio ilegal de la profesión, ya que no tienen título de kinesióloga.
“Se les tomará declaración a las víctimas para saber si se presentaba como kinesióloga o si solo decía hacer masajes”, dijeron fuentes judiciales.