“No me voy a entregar así nomás”: su fábrica tuvo una sorpresiva explosión y las pérdidas son millonarias
Tras una explosión en la planta láctea Quescor, ubicada a unos pocos kilómetros de Etruria, un pueblo de 4000 habitantes al sudeste de la provincia de Córdoba, sus dueños Karina Vignetta y Mar...
Tras una explosión en la planta láctea Quescor, ubicada a unos pocos kilómetros de Etruria, un pueblo de 4000 habitantes al sudeste de la provincia de Córdoba, sus dueños Karina Vignetta y Martín Ghígo no encuentran consuelo.
Todo sucedió el jueves pasado por la tarde, luego de que el personal que trabaja en la fábrica ya se había retirado. A las 17.30, Vignetta, que recién llegaba a su domicilio, recibió un llamado de un trabajador que se encontraba afuera de la fábrica, diciéndole que por favor regresara pronto porque “se había producido una explosión y estaban volando techos por los aires”.
Inmediatamente, Vignetta y Ghígo agarraron el auto y se hicieron presentes en el lugar, donde se encontraron con panorama desolador. Según se constató luego, el incidente había comenzado en una de las salas de maduración de quesos que, además de la destrucción total de ese espacio, la onda expansiva provocó la voladura de techos, puertas y ventanas. Desde ese entonces se quedaron sin operar.
En rigor, todavía los peritos están evualando los daños estructurales y las maquinarias comprometidas, pero solo de mercadería almacenada en la cámara de oreo, donde había más de 12.000 kilos de quesos, ya estimaron que la pérdida asciende a $26 millones. Aun no saben qué fue realmente lo que provocó la explosión.
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“Fueron días y noches de dolor, tristeza y mucha zozobra de no saber cuándo vamos a poder ponerla en marcha nuevamente. Cuando vi ese escenario, se me cayeron los brazos, esos que representaban para mi familia y mis empleados el esfuerzo de todos los días. No sabía dónde estaba parada. Hoy tenemos la fábrica totalmente parada, sin tener una fecha”, se lamentó Vignetta en diálogo con LA NACION.
A diario y desde muy temprano, son unas 20 personas que trabajaban en el lugar, que afortunadamente por el horario del siniestro nadie resultó lastimado. Además de esa veintena de empleados, hay otros tantos que, de manera indirecta, aportan a la economía del pueblo.
“Gracias a Dios solo fueron daños materiales. Esa primera noche me reconfortaba saber que nadie había sido lastimado. Nunca imaginé que iba a suceder algo semejante y mirá que la actividad siempre vive momentos difíciles. Por eso y por lo costoso que sale, no tenía seguro contra incendio”, indicó la empresaria, de 46 años.
Desde hace más de 30 años que Quescor elabora quesos entre blandos, semiduros, duros, quesos crema y cremas. Fue Ricardo Vignetta y su mujer, Miriam Blanche, quienes hace tres décadas incursionaron en la actividad viniendo de otro palo. Hoy es la segunda generación que está al mando, con su hija Karina y su marido, que continúan el legado familiar. Hasta antes del siniestro, procesaban unos 40.000 litros por día. “Fue muy duro ver que el esfuerzo y el trabajo de mis padres y el de todos los empleados se desplomaba en un segundo”, describió.
Luego de conocerse la noticia, enseguida las industrias colegas se hicieron presentes, ofrecieron su apoyo y se pusieron a disposición de la pyme láctea para lo que necesiten. Lo primero que se hizo fue organizar la derivación de la leche porque a los tamberos había que seguir retirándoles su producción: “No podíamos fallarle a los lecheros que hace más de 20 años nos entregan y nos confían su producción”.
En este contexto, el sábado pasado recibieron a Arturo Videla, director Nacional de Lechería; a Javier Baudino, presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel Córdoba), y a Maximiliano Andrés, intendente de Etruria, con quienes recorrieron la fábrica para evaluar el nivel de daños. Los funcionarios los orientaron con algunas cuestiones para conseguir financiamiento adecuado y pronto poner en funcionamiento la planta. Hoy por la tarde también tendrán la visita del secretario de Agricultura, Juan José Bahillo. “Anima saber que hay mucha gente acompañando y sosteniendo”, señaló la empresaria.
Aun así, el matrimonio sabe que no la tiene fácil hacia delante. “Es duro pero hay que ponerle el pecho, salir adelante y recuperar lo que se ha perdido. Por nuestra familia y por las de nuestros empleados, porque generar empleo digno y genuino,como a mi padre, es algo que me llena el alma. No me voy a entregar así nomás pero esperamos conseguir financimiento pronto para poner de pie nuestro trabajo”, cerró.