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36 horas: qué visitar en Buenos Aires si solo tenés un día y medio, según una periodista de The New York Times

Buenos Aires puede resultar una ciudad apabullante. Las principales arterias de la ciudad, como la Av. Santa Fe, son ruidosas y están atestadas de taxis y colectivos, y algunas calles tienen un as...

Buenos Aires puede resultar una ciudad apabullante. Las principales arterias de la ciudad, como la Av. Santa Fe, son ruidosas y están atestadas de taxis y colectivos, y algunas calles tienen un aspecto descorazonador. Pero la elegancia de Buenos Aires se nota en todas partes y es muy accesible para cualquier visitante extranjero.

A lo largo de la Av. de Mayo, los edificios de estilo academicista nos recuerdan el esplendor de la Vieja Europa, y en las ferias de artesanos que proliferan los fines de semana en barrios como San Telmo, Recoleta y Mataderos pueden encontrarse excelentes artículos hechos a mano y a buen precio.

La satisfacción por el triunfo de la Argentina en el Mundial de fútbol 2022 sigue siendo palpable, una caricia en el alma para los muchos argentinos que sufren la crisis inflacionaria que vive en el país desde hace más de un año. Los visitantes se encontrarán con una ciudad donde la gente no se rinde, y es esa perseverancia la que hace de Buenos Aires una ciudad llena de brillo y emoción.

ItinerarioViernes16.30: A descubrir la belleza del “Museo del Inodoro”

Un lugar inesperado donde disfrutar de la deslumbrante arquitectura de Buenos Aires es la estación de bombeo de agua de la ciudad. El impresionante Palacio de las Aguas Corrientes, un edificio de estilo ecléctico del siglo XIX que ocupa una manzana completa en el barrio de Balvanera, tiene el apodo poco elegante de “Museo del Inodoro”, aunque su nombre oficial es Museo del Agua y de la Historia Sanitaria. El apodo se lo pusieron por su insólita colección de letrinas y orinales, con una sala dedicada a la exhibición de inodoros y bidets del siglo XX. Pero el edificio en sí es un hermoso ejemplo de la influencia de la arquitectura francesa en la ciudad. El museo está abierto de lunes a viernes, la entrada es gratuita, y la visita puede durar entre 15 minutos y una hora, según sea nuestro interés por la historia de la circulación del agua en nuestras casas.

17.30: A comprar zapatos por Recoleta

En el exclusivo barrio de Recoleta, los comercios que venden cuero argentino de alta calidad están un al lado del otro. Las postas obligadas son el local de Guido en la calle Rodríguez Peña, y López Taibo, sobre la Avenida Alvear, donde los zapatos, carteras y carteras son hechos a mano y el pregnante aroma a cuero fino se siente no bien cruzar la puerta. Para zapatos más de temporada y con diseños coloridos conviene recorrer la calle Montevideo, como el local de Jessica Kessel, que tiene otra sucursal en la Defensa, en San Telmo (zapatos desde 36.000 pesos).

Después de las compras, nos podemos comer unas ricas medialunas de manteca —versión argentina del croissant— en Corchio, sobre la avenida Las Heras, y caminar unas cinco cuadras hasta la Plaza Vicente López, en cuyo centro se puede contemplar el “Gran Gomero de la Recoleta”, impresionante árbol del caucho de 200 años de edad.

20.30: Un festín a la argentina

Para probar realmente el sabor de la Argentina sin tener que caminar ni desplazarse demasiado, vaya a Roux, también en Recoleta. Si bien la comida no es estrictamente argentina, el chef Martín Rebaudino, que cimentó su fama en el cercano restaurante de alta cocina Oviedo, obtiene sus ingredientes de todas partes el país: las anchoas son de la ciudad costera de Mar del Plata, el azafrán es de la provincia de Mendoza, y los langostinos son de Santa Cruz, en la Patagonia. Las mollejas, servidas con un raviolón aterciopelado relleno con una yema de huevo trufada y cubierto con espuma, son el hit de un menú repleto de platos de lo más originales. La carta de vinos es amplia y el servicio es impecable.

23.00: Tomarse un trago servido en un obelisco

Después de la cena, camine menos 500 metros hasta Presidente Bar, que puede parecer exclusivo y abrumador cuando se atraviesa su enorme portón de hierro forjado, se ingresa en su salón de luz tenue, techos altos, paredes color caoba y candelabros de cristal. Pero el lugar es atendido por meseros amables y conocedores, más que dispuestos a dar detalles sobre los tragos, que van desde un tradicional Negroni hasta inventos kitsch, como el Buenos Aires Zombie, un cóctel de ron con frutas tropicales, ajenjo y bitter, servido en una réplica en cerámica del obelisco de la Avenida 9 de Julio. Presidente Bar ofrece un entorno magnífico que invita a vestirse bien para la ocasión sin ser pretencioso en absoluto.

Sábado9.00: Un shot de cafeína y a hojear libros en una histórica sala de cine

La pasta cortada a mano en Quotidiano Bar de Pastas de la Avenida Callao es tan popular que los porteños hacen fila para el almuerzo durante los días de semana, pero también es un lugar maravilloso para desayunar: un ambiente amplio y aireado de ladrillo a la vista y paneles de madera donde podemos arrancar el día con un café fuerte, yogur y granola caseros, jugo de naranja recién exprimido, tostadas con palta, o crujientes croissants. Después del desayuno, caminar dos cuadras hasta la bulliciosa Avenida Santa Fe para meterse en El Ateneo Grand Splendid, un cine convertido en librería que conserva la bovedilla original con sus frescos, los palcos y las molduras ornamentadas de la antigua sala de cine.

11.OO: Un recorrido por el antiguo zoológico

El barrio de Palermo ya contaba con tres extensos jardines a poca distancia uno del otro: el Jardín Japonés, el Jardín Botánico y El Rosedal. A esa lista ahora hay que agregarle el Ecoparque, donde antes funcionaba el enorme y triste zoológico de la ciudad, con leones, tigres y chimpancés acinados en jaulas cruelmente pequeñas. El zoológico cerró en 2016 y desde entonces los nuevos concesionarios lo convirtieron en una apacible reserva natural, donde pavos reales y maras patagónicas —ágiles roedores nativos—, deambulan en libertad. Si bien la mayoría de las especies más exóticas fueron enviadas a santuarios de animales en el extranjero, algunas permanecen, como las jirafas, que son demasiado grandes y viejas para el traslado, y un puma que fue conservado ilegalmente como mascota. Los que siguen en pie son los hermosos y antiguos edificios del zoológico, cuya majestuosidad ahora marca un elegante contraste con las plantas silvestres nativas y la maleza que crece a lo largo de los senderos. La entrada es libre y gratuita.

13.00: Un atracón de pasta

Si hay un alimento que los porteños se toman casi tan en serio como la carne, es la pasta, una devoción arraigada en la herencia italiana de la ciudad. En La Alacena Pastificio y Salumeria, que abrió sus puertas en 2022 en los límites de Villa Crespo —un barrio fronterizo con el Palermo de moda pero que los turistas suelen pasar por alto—, los empleados preparan una gran variedad de pastas frescas en vivo, detrás del mostrador. Recomendaciones para probar: la focaccia casera, las “polpette al sugo” —albóndigas en salsa de tomate espolvoreadas con escamas de un rico y potente parmesano— y fusilli con pesto y salsa pomodoro. La cocina completa está abierta solo hasta las 16.30, pero el mostrador sigue abierto hasta las 21.00, para la venta de pan, sándwiches, fiambres y pastas para llevar.

15.00: Peces de colores

Para digerir la rica pasta, una caminata de 20 minutos hasta el Parque Centenario, en Caballito. El parque, un oasis de tipas y araucarias, extensiones de césped y un lago lleno de koi —los grandes peces de colores que también llenan los canales del Jardín Japonés, en Palermo— suele estar lleno de vecinos que se sientan a leer, a pintar, o a hacer ejercicio. También tiene una de las ferias más extravagantes de la ciudad, con puestos y manteros alineados en el perímetro del parque, donde venden ropa de segunda mano, botellas de agua adornadas con imágenes de Harry Styles y Taylor Swift, y camisetas y medias con los nombres y número de camiseta de los cracks del fútbol argentino. Los artesanos también recorren el interior del parque vendiendo artículos hechos a mano, como sandalias de cuero, juguetes, ropa para niños, intrincados rompecabezas de madera, bufandas de lana y bisutería, entre otros tesoros a descubrir.

19.00: A explorar el mercado

En el Mercat Villa Crespo, un mercado recientemente abierto en un galpón industrial sobre la calle Thames, podemos encontrar desde locales de cocina tradicional argentina —empanadas, parrilla y pastas—, así como cocineros que preparan “dumplings” al vapor o fríen falafel rociado con una salsa picante de berenjena. Las opciones vegetarianas abundan, incluido el helado vegano. Además de la diversidad gastronómica, también hay bares de vinos y puestos de cerveza tirada, y todo en ese espacio cavernoso, pero informal y relajante. Los viernes y sábados, el Mercat permanece abierto hasta la 1.00 de la madrugada

23.00: Jazz en Palermo

Palermo Soho y Palermo Hollywood, dos barrios contiguos, son famosos por sus bares y discotecas de moda, que permanecen abiertos hasta el amanecer. Pero ambos también cuentan con lugares relajados donde se puede disfrutar de la vida nocturna de la ciudad sin sacrificar horas de sueño. El restaurante, bar y librería Borges 1975, que abrió sus puertas en 2015, tiene una trastienda íntima donde suele haber presentaciones de jazz de talentosos músicos locales. Durante la pandemia, los propietarios redujeron la capacidad de ese salón de 65 a 40 personas, y así lo mantuvieron incluso después de que se levantaron las restricciones, tras advertir que los clientes se sentían más cómodos bebiendo spritz y espumante en un entorno menos concurrido.

Domingo11.00: Una mansión del siglo XIX y sus túneles subterráneos

En San Telmo encontraremos uno de los museos más inusuales de la ciudad, El Zanjón, una sombría mansión desde la que se accede a los túneles de agua subterráneos construidos en el barrio en los siglos XVIII y XIX. La casa pertenecía a una familia adinerada, donde incluso tenían a seis hombres y mujeres en situación de esclavitud, y luego se convirtió en un inquilinato. Poco se sabe sobre esas personas esclavizadas, salvo las breves y denigrantes descripciones que iba registrando esa familia, como su edad y altura aproximadas. Pero el museo y sus guías, que realizan recorridos en inglés y español, han hecho un gran esfuerzo por estudiar la oscura historia de la esclavitud en la Argentina, y en el lugar también exhiben pinturas e imágenes que representan a los afroargentinos de ese período. A la vuelta de la esquina está La Casa Mínima, la casa más estrecha de Buenos Aires, que también está abierta para visitas guiadas del público.

12.30: Seguir las señales de humo hasta las parrillas del río

Puerto Madero, un barrio portuario remodelado a unos 10 minutos a pie de San Telmo, se ha convertido en uno de los destinos turísticos más concurridos de la ciudad, gracias a puntos emblemáticos como el Puente de la Mujer, un elegante puente peatonal diseñado por el prestigioso arquitecto Santiago Calatrava, y la fragata ARA Presidente Sarmiento, un barco museo que se mece sobre las aguas de la Dársena Sur junto a una larga fila de bulliciosos y repletos restaurantes. Siguiendo por el río y a menos de 10 cuadras, lejos de la multitud, se encuentra Estilo Campo, una fantástica parrilla con vista al río y mozos de pañuelo al cuello y cinturón de rastras, para deleite de los turistas. Pero el chorizo preparado por expertos, las mollejas crocantes y el jugoso bife de chorizo no dejan dudas de que estamos en una auténtica parrilla argentina, y todo regado por los mejores vinos.

Por Maria Cramer

(Traducción de Jaime Arrambide)

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/buenos-aires/36-horas-que-visitar-en-buenos-aires-si-solo-tenes-un-dia-y-medio-segun-una-periodista-de-the-new-nid22052023/

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