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A 70 años del Armisticio de Panmunjom

El 27 de julio de 1953 el Armisticio de Panmunjom ponía fin a la guerra de Corea (1950-1953), un conflicto cuyas consecuencias, 70 años después, todavía mantienen en alerta a la comunidad inter...

El 27 de julio de 1953 el Armisticio de Panmunjom ponía fin a la guerra de Corea (1950-1953), un conflicto cuyas consecuencias, 70 años después, todavía mantienen en alerta a la comunidad internacional.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial (1945), Estados Unidos y la Unión Soviética organizaron la retirada japonesa de la península de Corea y elecciones para formar un gobierno y un Estado coreano unificado e independiente. Para eso, el territorio de Corea fue temporariamente dividido en dos zonas separadas por el paralelo 38: los estadounidenses se ubicaron en el sur y los soviéticos en el norte.

Muy pronto comenzaron las fricciones por la influencia en la península; en medio de la disputa, la ONU debía supervisar las elecciones en ambas zonas. En 1948, ante la resistencia soviética, las elecciones solo se realizaron en el sur, donde se constituyó la República de Corea (Capital Seúl), con gobierno democrático pro occidental presidido por Syngman Rhee y apoyado por Estados Unidos. En el norte, por iniciativa soviética, surgió la República Popular Democrática de Corea (Capital Pyongyang), con régimen comunista liderado por Kim Il Sung, que será respaldado por el bloque soviético-chino. El paralelo 38 consolidó la división entre ambos países.

A fines de 1949 culminó la guerra civil china con la victoria comunista y la proclamación de la República Popular China, que pronto firmó un tratado de alianza y ayuda mutua con la Unión Soviética.

El 25 de junio de 1950 estalló la guerra de Corea, cuando fuerzas militares norcoreanas atravesaron el paralelo 38 e invadieron Corea del Sur para unificar todo el territorio bajo el comunismo. La ONU condenó la agresión, exigió a Norcorea cesar las hostilidades y retirar sus tropas y solicitó a los países miembros ayuda militar para Corea del Sur.

Cuando comenzó la guerra, en la Argentina gobernaba el general Perón. Por esos años, Estados Unidos mantenía difíciles relaciones con el régimen peronista, al que consideraba impredecible y poco confiable. Nuestro país reaccionó apenas iniciado el conflicto coreano, pues era una excelente oportunidad para lograr acercamiento y amistad con Estados Unidos.

El canciller Hipólito Paz recordó que “era el momento oportuno de dar un paso osado, pero no costoso, que significaría un avance importante en la recomposición de las relaciones con Estados Unidos”. Para satisfacer a la ONU, propuso a Perón enviar a Corea un reducido batallón de voluntarios, pues “ese es el gesto que espera de nosotros el gobierno de Estados Unidos. Estimo que lo debemos hacer ya, sin dilaciones. Seremos los primeros”.

Paz tuvo en cuenta los antecedentes de argentinos hijos de inmigrantes que combatieron como voluntarios en ambas guerras mundiales. Perón apoyó la idea, pero cambió de opinión ante manifestaciones populares en contra. Según el canciller, Perón le dijo: “¿Cómo explicar que van a ser solo voluntarios?” y anunció que “haría lo que el pueblo quisiese y que ni una gota de sangre argentina sería derramada en Corea”. Paz consideró un error esa decisión, y que Perón se había equivocado. La Argentina solo colaboró con envío de alimentos.

Colombia fue el único país latinoamericano que prestó apoyo militar. El presidente conservador Laureano Gómez envió al Batallón de Infantería Colombia y a la fragata Almirante Padilla. Esa medida provocó fuertes polémicas y se tomó en un contexto interno de violencia política y social.

El avance militar de Corea del Norte fue arrollador y el 28 de junio de 1950 fue conquistada Seúl. La ONU creó una fuerza militar multinacional al mando del general estadounidense Douglas Mac Arthur, integrada por Australia, Bélgica, Canadá, Colombia, Corea del Sur, Estados Unidos, Etiopía, Filipinas, Francia, Grecia, Holanda, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Reino Unido, Sudáfrica, Tailandia y Turquía (India, Italia y países escandinavos enviaron apoyo sanitario).

A mediados de septiembre de 1950, casi toda Corea del Sur estaba ocupada por los norcoreanos; apenas el puerto de Pusan resistía en un perímetro defensivo montado por la coalición de la ONU.

El 15 de septiembre de 1950 fuerzas estadounidenses al mando del general Mac Arthur desembarcaron en Inchón y atacaron a los norcoreanos. En su contraofensiva, la coalición internacional recuperó Seúl, cruzó el paralelo 38 y tomó Pyongyang. Liberado el sur, se buscó unificar Corea según el modelo occidental.

Para defender sus fronteras y al régimen norcoreano, a fines de 1950 la República Popular China envió a Corea una numerosa fuerza de voluntarios, que provocó una nueva ofensiva militar. Las fuerzas de la ONU fueron expulsadas de Corea del Norte y el 4 de enero de 1951 los comunistas tomaron Seúl.

A principios de 1951, la coalición de la ONU contraatacó y recuperó Seúl. Por diferencias en la conducción de la guerra, el presidente de Estados Unidos Harry Truman destituyó al general Mac Arthur del comando de las fuerzas de la ONU.

Hacia mediados de 1951, las operaciones militares se estancaron en el paralelo 38 y comenzaron las negociaciones para terminar la guerra, las cuales se concentraron en la aldea de Panmunjom y durarán dos largos e inciertos años. Así, los titulares periodísticos que destacaban el nombre de “Panmunjom” fueron, según el historiador Stanley Sandler, tan importantes como los que mencionaban a “Washington” o “Moscú”.

Aquel conflicto fue una guerra limitada y de posiciones, con grandes ataques y contraofensivas, batallas masivas, acciones de guerrillas, bombardeos aéreos, combates aéreos entre aviones de reacción, duelos de artillería y lucha de trincheras.

El 27 de julio de 1953, en Panmunjom, el líder norcoreano Kim Il Sung, el comandante de las fuerzas de la ONU general Mark Clark y el comandante de los voluntarios chinos general Peng Dehuai, firmaron el armisticio que significó un cese de hostilidades, un alto el fuego, no un tratado de paz definitivo. Así, el estado de guerra continúa.

Por el Armisticio de Panmunjom, se tomó al paralelo 38 para fijar una línea de demarcación y crear una Zona Desmilitarizada para impedir incidentes y nuevas hostilidades.

El general estadounidense Mark Clark advirtió: “Hemos dejado, al firmar el armisticio en Corea, a un enemigo en el paralelo 38, justamente allí desde donde comenzó. Es cierto que detuvimos su agresión, pero lo dejamos allí mejor instruido en la manera de combatir. Hicimos que el pueblo detrás de la Cortina de Hierro creyera haber logrado una victoria y lo dejamos capacitado para golpear de nuevo”.

La guerra de Corea terminó justo donde había comenzado: en el paralelo 38, que confirmó, una vez más, la actual división de Corea en dos países (norte comunista y sur capitalista). La Zona Desmilitarizada del paralelo 38, hoy visitada como sitio histórico-turístico, constituye un área crítica para la estabilidad y la paz mundial y para la dinámica de poder de las grandes potencias en el escenario Asia-Pacífico.

Magíster en Defensa Nacional

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/a-70-anos-del-armisticio-de-panmunjom-nid26072023/

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