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Abrió un hogar hace un mes, ya recibió 10 chicos y necesita donantes para alojar a más niños: “Trabajamos para que reaprendan a ser cuidados”

“Con un poco más de ayuda, en marzo lo abrimos”, ...

“Con un poco más de ayuda, en marzo lo abrimos”, contaban Sofía Paz y Hernán Álvarez a LA NACIÓN en febrero, cuando todavía trabajaban en el proyecto de un hogar para niños y niñas en Don Torcuato, en el norte del conurbano.

El hogar “Una posta en el camino” finalmente abrió sus puertas hace un mes y en ese brevísimo tiempo ya está a la mitad de su capacidad máximo: recibió a 10 niños y niñas sin cuidados parentales que cuentan con una medida judicial de abrigo y habitan la casona con jardín, salón de juegos, un amplio comedor con cocina integrada y dormitorios espaciosos.

El propio Hernán, arquitecto, se encargó de remodelar el predio para que tuviese todas las comodidades que el matrimonio sabía que iban a ser necesarias. Es que ellos, junto con sus dos hijos, fueron durante muchos años familia de tránsito, es decir, recibieron en su casa a varios niños que requerían cuidados y protección durante un tiempo.

“Querés jugar con la pelota”

“Qué alegría da tener un buen abrigo, un abrigo que te ayude a capear el temporal, un abrigo de los pies a la cabeza, que te da calor, calor de hogar”. La frase es parte de Abrigo, una de las canciones del musical Derechos Torcidos, que muestra, en clave teatral, cómo es la vida en un hogar de niños que carecen de cuidados parentales. Con ese término se busca reemplazar a la palabra “huérfanos”, que estigmatiza y no da cuenta de todas las situaciones filiatorias que hacen que un niño sea albergado en un hogar convivencial.

Algo de eso se percibe ni bien se entra a Una posta en el camino: calor de hogar. En una zona de calles de tierra, un barrio tranquilo, arbolado y silencioso, está la puerta verde por la que se accede a un gran jardín. A un costado está la plaza de juegos, la que donó la modelo y conductora Pampita, en recuerdo de su hija Blanquita.

A unos cinco metros, bajo una galería techada, sentados alrededor de una mesa ratona de madera estilo campo, en unos sillones enfundados en mantas rústicas y almohadones de variados colores, conversa una pareja joven. Juegan con una nena de pelo negro lacio atado en una cola de caballo y el flequillo cayendo sobre la frente.

Son las 11 de la mañana de un martes nublado. No hace frío y se está bien al aire libre. Valentina, de unos cuatro o cinco años, tiene una muñeca en la mano, está arrodillada en el piso y no se molesta en interrumpir el juego, pero saluda con la mano cuando LA NACIÓN llega con el fotógrafo.

El que sí se acerca es Camilo, que termina de deslizarse del tobogán, custodiado por una de las voluntarias de hogar, Belén Urdapilleta, que la acompaña a recibirnos. Pasa una pelota y propone hacer “unos pases” a modo de saludo.

Junto a la pareja, que son parte de una asociación benéfica que trajo una caja repleta de ropa nueva donada por una marca de indumentaria para los chicos, está Sofía. La conversación de LA NACIÓN con Sofía será interrumpida varias veces porque Sofía está obligada a atender los asuntos del día en el hogar o porque es difícil que esta cronista rechace la invitación de Valentina para jugar con las Barbies en la casita de muñecas.

Reaprender a ser cuidados

“Los chicos ingresan al hogar por algún derecho vulnerado”, explica Sofía y detalla que el propósito de Una posta en el camino no solo se enfoca en restituir esos derechos, sino que va un poco más allá. “El rol del hogar es que ellos reaprendan lo que significa ser cuidados. Ellos vienen de un contexto donde se vulneró alguno de sus derechos, porque por eso están con una medida de abrigo, pero también allí tuvieron la experiencia de ser cuidados. Tal vez no fueron cuidados de una manera amorosa, tal vez los trataron de una manera violenta, negligente o de abusos. Y acá hay que enseñarles todo de nuevo”, describe la presidenta del hogar.

“Lo interesante para nosotros es encontrar caminos para que ellos sanen ese daño emocional que les dejaron esas maneras disfuncionales de cuidarlos”, continúa y revela: “Tenemos un chico que ha sido golpeado mucho. Entonces, cuando se enoja, lo primero que le sale es golpear. Con él trabajamos profundamente en que aprenda que se puede enojar, que tiene permiso para enojarse, pero no para golpear. De ese modo, él mismo encuentra formas de sentir esa emoción y transitarlas sin golpear a nadie y sin golpearse él mismo. Estas son cuestiones que en el hogar le ponemos mucho énfasis”, destaca Sofía.

Por situaciones como esas es que los chicos van a terapia, participan de talleres de emociones y, fundamentalmente, tienen constantemente la mirada de un adulto amoroso que los valida.

“En el cole tengo un amigo nuevo”

Se hizo el mediodía, la hora de ir a buscar a dos chicos que van a una escuela primaria de la zona. Sofía los va a buscar en una camioneta. Suben Juan y Camila. Todavía están en esas edades, ocho y nueve años, en las que responden con algo más que monosílabos cuando les preguntás cómo les fue en el cole. Así que la charla, de regreso al hogar, fluye animada.

Juan cuenta que faltó la maestra de gimnasia así que esa mañana le resultó un poco aburrida, pero lo lindo fue que se hizo un amigo nuevo, de tercer grado como él, con el que jugó en el recreo. Camila, con sus dos trenzas prolijas, responde que sí, que cuarto grado es un poco difícil, pero que a ella le gusta estudiar, y que a la tarde piensa hacer la tarea de matemáticas.

Por ahora, el hogar no habilitó el ingreso de más chicos. Si bien tiene capacidad para alojar a 20 chicos, de 0 a 8 años, aún necesitan terminar algunas instalaciones de la red de gas, además de que el único termotanque no alcanza para que se bañen tantos niños.

En el hogar hay tres cuartos: el de los bebés que usan pañal, el de los varones más grandes y el de las nenas. Todos los cuartos tienen cuchetas, un placard compartido y una baulera individual con el nombre de cada chico. Las paredes son blancas, las camas de madera y los cobertores acolchados. Cada chico tiene una manta de lana tejida a mano por un grupo de mujeres amigas de Sofía.

En total, ya viven en el hogar un bebé de dos meses, una nena de un año, dos nenas de dos, un varón de dos y medio y uno de tres que comparten el cuarto de los bebés. En el cuarto de los nenes hay un nene de 8 años y en el de las nenas hay cuatro nenas.

Juntaron a dos hermanitas

La bebé de 1 año habla muy poquito y durante mucho tiempo lloró todas las noches antes de ir a dormir. Se quejaba y pedía por “La”. Sin poder entender qué era lo que decía, sin embargo se propusieron descifrar ese llamado. Recurrieron a los legajos judiciales y así descubrieron que Luna tenía una hermanita de 6 años, que estaba viviendo en otro hogar. Se pusieron en contacto con la institución y el juzgado y así lograron que la hermanita fuera trasladada a Una posta en el camino. Ahora las nenas están juntas de nuevo.

En el hogar trabaja un equipo de 12 profesionales compuesto por un psiquiatra, psicólogas, educadoras, cocineras y maestras. Además, los 102 voluntarios y voluntarias suelen estar pendiente de lo que los chicos necesitan para brindar lo que cada uno puede: desde acompañamiento hasta recursos materiales.

Esto se vio el día de la recorrida de LA NACIÓN. Entre las cocineras, las voluntarias y las profesionales del equipo técnico y la visita de la pareja mencionada al comienzo, estuvieron presentes unas 15 personas, más de una por cada niño.

Dos ángeles que ayudaron a superar una pérdida

El 7 de marzo, cuando estaba por concluir la obra de remodelación y menos de un mes después de publicada la primera nota en LA NACIÓN, Hernán murió en un accidente de tránsito en la Panamericana. Si bien estuvo en casi toda la concepción del proyectó, no llegó a ver el lugar con los chicos disfrutando de esa esperada posta, ese abrigo que es un hogar seguro.

En las redes sociales del hogar, Sofía contará que en medio de semejante dolor, aparecieron “dos ángeles” que la ayudaron a seguir adelante con los últimos detalles de la remodelación: son Rosario y Amparo, dos arquitectas que conocían el proyecto y que apenas se enteraron de la muerte de Hernán se pusieron a disposición para donar su tiempo y ayudar a terminar la casona.

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Hernán y Sofía se conocían desde los 20 años, se casaron a los 23 y hacía 35 años que estaban juntos. “Fue mi compañero en todas mis locuras”, cuenta Sofía sin poder evitar la mezcla de emociones que provocan llanto y sonrisa al mismo tiempo. “Pampita nos hizo una placa en memoria de Hernán, justo al lado de la de Blanquita”, cuenta. Pero será imposible detenerse mucho tiempo para ver los detalles. Es mediodía, el almuerzo está listo y se oye de lejos un caluroso llamado “¡La comida! Chicos, vengan a comer”.

“Cubrimos el 40% de los gastos de cada niño”

La necesidad básica del hogar hoy es la de contar con muchos aportantes que regularmente puedan financiar a la asociación con aportes regulares. “Buscamos muchos donantes de montos bajos porque necesitamos dinero para poder mantener a todos los profesionales. Queremos intentar que sea viable seguir teniendo la mirada, uno a uno, de cada niño”, explica Sofía y cuenta que la beca que paga la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires por cada chico les alcanza para solventar el 40% del costo mensual de cada chico.

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El hogar tiene convenios con los consejos de niños, niñas y adolescentes de las direcciones de Niñez de la ciudad de Buenos Aires y de la provincia de Buenos Aires. “Tenemos supervisiones y trabajamos en conjunto con los juzgados, los servicios zonales, con los servicios locales, en una articulación continua. Una vez al mes tenemos reuniones y hablamos de los chicos, de la salud, de las complicaciones, de las necesidades”, cuenta Sofía.

En una de esas reuniones tomaron conocimiento de otra gran necesidad para hacer posible que a más niños se les restituyan sus derechos a la familia, el cuidado y la protección: la de que haya más familias de acogimiento dispuestas a brindarles abrigo durante el tiempo que duren las medidas judiciales excepcionales.

Por eso, hicieron un acuerdo con el programa Familias Solidarias que lleva adelante la provincia de Buenos Aires, y están buscando familias de tránsito que quieran cuidar bebés de hasta 1 año en sus casas. El requisito fundamental para poder participar es no estar anotado en ninguna lista de adopción y hacer una capacitación en el programa.

Ahora bien, ¿qué son las familias de acogimiento y qué las diferencia de un hogar convivencial o de una familia que manifiesta su voluntad de adoptar?

Lo responde la presidenta del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la ciudad de Buenos Aires, Karina Leguizamón: “Las familias de acogimiento o sustitutas o de tránsito, en cambio, son familias que conviven con los niños por el tiempo que tengan que permanecer fuera de su familia de origen. Es muy importante que se registren más familias de acogimiento porque es ideal que los niños, niñas y adolescentes que son alejados de su familia tengan la posibilidad de crecer en un entorno amoroso que les sirve para conformar su personalidad y su futuro como adultos”.

Cómo colaborar con el hogarCon donaciones para financiar el hogar Una posta en el camino. Se pueden contactar por celular al 11-6165-2245 o por la cuenta de Instagram.Más informaciónRed Argentina por la Adopción: es una organización social sin fines de lucro que desde 1992 busca promover la adopción brindando asesoramiento sobre todo el proceso de registro de adoptantes, así también como acompañamiento durante la espera y capacitaciones para madres y padres. Para más información podés, mandar un mail a hola@redargentinaporlaadopcion.com.ar, entrar a su web haciendo click aquí, o visitar su Instagram o Facebook.Si estás interesado en adoptar, aquí podés encontrar las preguntas frecuentes y los pasos a seguir para anotarte en un registro de postulantes a guarda adoptiva. Además, en la web del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos hay una guía sobre la adopción en la Argentina, servicios en línea y se realizan charlas informativas de forma mensual. Por otro lado, en este link podés conocer el listado de los registros de cada jurisdicción para saber cuál es el que te corresponde.Para conocer otras formas de involucrarte con las chicas y los chicos que viven en hogares, hacé click aquí.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/comunidad/abrio-un-hogar-hace-un-mes-ya-recibio-10-chicos-y-necesita-donantes-para-alojar-a-mas-ninos-nid06072023/

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