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ADN del crimen. En medio de una red de corrupción y narcopolicías, siguen los pasos de una enigmática figura conocida como La Diabla

Uno de los pilares que cimentaron el poder de la banda de Los Monos para expandir su red de narcotráfico e impunidad fue repartir grandes cantidades de dinero entre algunos oficiales de la fuerza...

Uno de los pilares que cimentaron el poder de la banda de Los Monos para expandir su red de narcotráfico e impunidad fue repartir grandes cantidades de dinero entre algunos oficiales de la fuerza de seguridad de Santa Fe. En los últimos meses, la organización narcocriminal comandada por el clan Cantero instaló su metodología de comprar protección policial en territorio bonaerense. La Justicia apresó a ocho efectivos de la fuerza de seguridad provincial que se desempeñan en comisarías de San Nicolás y Ramallo, acusados de cometer una serie de robos y hechos de corrupción. Además, dos de esos uniformados detenidos aparecen vinculados con la cantante de trap Brenda Leguizamón, más conocida como La Diabla, investigada por ser la presunta testaferro de los Cantero en territorio bonaerense.

La pyme para el delito que armaron los policías acusados, entre los que no hay ningún jefe, incluyó la venta de protección a los cargamentos de droga que las bandas narco de Rosario acopiaban en San Nicolás, la distribución de la marihuana que robaban de los operativos contra las organizaciones dedicadas al narcomenudeo y la liberación de barrios para que los delincuentes roben a los vecinos.

Este grupo delictivo estaba integrado por quince efectivos de la policía bonaerense que se desempeñaban distintas dependencias de San Nicolás. Dos de ellos se habían convertido en prestadores del servicio de seguridad para una facción de la banda de Los Monos que eligió dicha ciudad para estibar alijos de droga con el objetivo de evitar los robos de grupos rivales.

El nexo entre los policías acusados y la organización comandada por Guille Cantero era la mencionada Diabla Leguizamón, hermana de Brisa Milagros Leguizamón quien se casó con Esteban Rocha, en una boda narco realizada en Rosario y que terminó con una masacre. El 20 de enero del año pasado una banda de sicarios atacó a un grupo de invitados del casamiento narco y asesinaron a Iván Giménez, a su pareja Érica Romero y la hija de ambos, Elena, de un año.

Una de las investigaciones comenzó a partir del secuestro de un cargamento de droga que provenía de Rosario. En ese momento, los policías se habrían llevado parte del alijo de marihuana. El cargamento tenía veinte kilos del mencionado estupefaciente, pero cuatro policías que estuvieron a cargo del procedimiento consignaron en el acta que había seis kilos de droga.

Durante los 27 operativos realizados en las últimas horas por el Ministerio Público de San Nicolás fueron detenidos ocho efectivos de la policía bonaerense. Los procedimientos incluyeron allanamientos en tres seccionales de San Nicolás, la sede la Unidad de Prevención de la Policía Local, el destacamento La Emilia y dos comisarías de Ramallo.

Además de los ocho uniformados detenidos aparecen otros siete efectivos de la fuerza de seguridad provincial investigados por integrar la banda.

ADN del crimen. Creyeron tener la coartada perfecta, pero algo salió mal y el cuerpo descuartizado reveló la verdad

Según consta en el expediente, el día 30 de enero pasado cuatro efectivos que se desempeñaban en la comisaría 3a., de San Nicolás, “en forma organizada y mediando acuerdo de voluntades, procedieron a la interceptación de un Citroën C3, en que se movilizaban dos mujeres y un hombre. Durante ese procedimiento se confeccionó un acta en la que se dejó constancia del secuestro de seis ladrillos de marihuana, cuando en realidad había más de veinte kilos de dicho estupefaciente. Para encubrir el faltante insertaron en el documento público que confeccionaron, declaraciones falsas respecto de la cantidad de droga que había en el vehículo, como asimismo que los testigos de actuación habían presenciado todo el procedimiento”.

Estos cuatro policías involucrados en el robo de marihuana y la distribución de dicho estupefaciente y los otros cuatro efectivos, acusados de una serie de asaltos en viviendas, en San Nicolás, fueron apresados durante 27 allanamientos ordenados por las fiscalías 1 y 14 del Departamento Judicial San Nicolás, a cargo de los fiscales Verónica Marcantonio y Patricio Múgica Díaz, respectivamente.

Sandra Bicetti, la fiscal general de San Nicolás, supervisó ambas investigaciones que, aunque se instruyeron en distintas dependencias tenían como denominador común a un grupo de, entre ocho y quince policías, que de forma alternada, se dedicaban a asaltar casas, vender protección a comercios, cobrar coimas, robar cargamentos de droga y entregar la marihuana a miembros de la banda de La Diabla Leguizamón para que la comercializaran.

“Los cuatro policías acusados le entregaron la marihuana a dos vendedores para que la distribuyeran. Entre otros puntos de venta, los dealers ofrecían la droga en dos locales nocturnos situados en Mitre, entre Chacabuco y San Martín y Mitre y Francia, respectivamente”, expresaron los investigadores judiciales al describir el hecho que le imputaron a los cuatro efectivos apresados junto con los dos vendedores.

Según fuentes de la investigación, realizada por la fiscal Marcantonio,”las imputaciones fueron para un grupo de policías. Acá no se involucró a toda la fuerza de seguridad provincial, sino a algunos efectivos. Hubo colaboración de los responsables de la Jefatura Departamental y de la División Unidad Operativa San Nicolás, de la Policía Federal”.

Durante los allanamientos, los investigadores secuestraron teléfonos y dispositivos portátiles de almacenamiento digital que comenzaron a ser revisados con el objetivo de determinar si existen más uniformados involucrados con la banda.

Otro grupo de efectivos fueron acusados por el fiscal Mugica Díaz de integrar una organización delictiva dedicada a cometer hurtos, robos agravados por el uso de arma de fuego y defraudación contra la administración pública.

La pyme del delito

Uno de los hechos que le adjudicaron a esos cuatro uniformados ocurrió en junio de 2022 cuando robaron 16 puertas de la obra en construcción situada en León Guruciaga al 200, en San Nicolás.

Los ocho policías detenidos se conocían entre sí, compartían lugares de trabajo en tres comisarías de San Nicolás y dos seccionales de Ramallo, pero fueron investigados en dos expedientes distintos. Aunque no fueron apresados, la Justicia tiene en la mira a otros siete uniformados que aparecen como imputados en ambos sumarios.

Si bien las detenciones se concretaron en las últimas horas, la pesquisa comenzó hace más de un año, a partir del robo de las puertas del obrador de un edificio en construcción.

Al principio de la pesquisa, entre los policías trascendió que un efectivo que se desempeñaba Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de San Nicolás. Este uniformado, habría sido identificado como Fabián Artioli. Un colega, que tenía varias comunicaciones con el efectivo investigado, se quitó la vida hace casi un año, temeroso de que pudiera ser detenido por los vínculos que tenía con Artioli.

Este policía grabó un video con celular y se lo mandó a su esposa. En la grabación le dijo a su esposa que “en su celular iban a encontrar conversaciones feas con Artioli”.

Durante los allanamientos realizados en las últimas horas fueron apresados los policías, que habrían sido identificados por fuentes de la investigación como Lucas Rubén Artioli, quien aparentemente sería el jefe de la banda, Matías Alberto Godoy, Claudio David Báez, Juan Ramón Reinoso y Walter Ramón Espinoza. Estos efectivos aparecen acusados en el sumario por robos.

Mientras que en el expediente por la sustracción de la marihuana y el presunto tráfico de drogas fueron apresados los policías que habrían sido identificados como Nicolás Martín Leyes, Johnatan Esteban Reche, Laureano Elías Paré Fissicaro y Angel Fernando Rajoy. Fuentes de la investigación indicaron que Leyes y Reche, serían los efectivos que habrían recurrido a dos dealers de la banda de La Diabla para, supuestamente, vender la droga robada a los ocupantes del Citroën C3, el 30 de enero pasado.

La fiscal Marcantonio, que ordenó las detenciones de los cuatro policías en relación con la venta de la marihuana robada, tuvo a su cargo la investigación contra La Diabla Leguizamón. Durante la instrucción del sumario contra La Diabla, los funcionarios judiciales establecieron que, después del ataque en el casamiento de su hermana, Brenda Leguizamón, decidió mudar sus operaciones a San Nicolás, a 70 kilómetros de Rosario.

Según la investigación judicial, Leguizamón llevó con ella a sus hermanos, Ignacio y Nadin Albornoz. La joven trapera alquiló un local donde vendía ropa, situado en Gerónimo Costa y avenida Moreno.

Curiosamente, una de las tres ocupantes del Citroën C3 que interceptaron los policías y del que robaron la marihuana, habría sido identificada como Nadin Albornoz, hermana de Leguizamón.

En mayo pasado se habían realizado 24 allanamientos: 20 fueron en San Nicolás y cuatro, en Rosario. En esos operativos fueron detenidos nueve sospechosos involucrados en la causa que investiga la fiscal Marcantonio. Entre las casas allanadas en Rosario figuran varias viviendas de Esteban “Pinky” Rocha, el cuñado de La Diabla, que fue detenido en Paraguay a principios de este año. Allí se había refugiado con su esposa luego del casamiento sangriento.ß

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/adn-del-crimen-en-medio-de-una-red-de-corrupcion-y-narcopolicias-siguen-los-pasos-de-una-enigmatica-nid23092023/

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