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Alberto Fernández cerró su gestión con un discurso con mucho autoelogio, la admisión de errores y un reconocimiento a Cristina Kirchner

Alberto Fernández dio este atardecer su último discurso como presidente de la Nación, cargo para el que fue elegido hace cuatro años y que concluirá este domingo cuando al mediodía, en el Con...

Alberto Fernández dio este atardecer su último discurso como presidente de la Nación, cargo para el que fue elegido hace cuatro años y que concluirá este domingo cuando al mediodía, en el Congreso de la Nación, entregue los atributos a Javier Milei.

Fernández utilizó el discurso, transmitido en cadena nacional, para hacer un balance de su gestión, apuntar indirectamente a su sucesor y lo que recibirá de su gobierno, para reconocer errores y hacer una serie de agradecimientos. En el final mencionó a Cristina Kirchner, con quien tiene el diálogo interrumpido desde hace meses y recién se verá, por tercera vez, “cara a cara” este domingo. Antes dejó críticas a Mauricio Macri.

Fernández dio forma al discurso durante la última semana, pero empezó a pensarlo y trabajar en él hace casi un mes, según contaron cerca suyo a LA NACION. El mandatario lo hizo asistido de los tres colaboradores que lo acompañaron hasta el final de su criticada administración: la exportavoz, Gabriela Cerruti; el exsecretario general de Presidencia, Julio Vitobello, y el exvicejefe de Gabinete y flamante titular de la Auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos.

Grabado esta mañana en el Patio de las Palmeras, en Casa Rosada, en su discurso, Fernández comenzó haciendo alusión a los 40 años de democracia que se cumplen este año y poco después buscó apuntar a lo que “heredará” Milei de su gestión, al sostener que “el año entrante ingresarán, producto de nuestras exportaciones agrícolas y ganaderas, de nuestras exportaciones de gas y de litio, alrededor de 35.000 millones de dólares”.

Tras lo que consideró que “gracias al gasoducto que construimos (Néstor Kirchner, que une en su primer tramo Vaca Muerta con Salliquelló), dejaremos de gastar 5.000 millones de dólares para importar gas licuado”. Según Fernández, “de aquí hasta el 2030 las estimaciones marcan que las exportaciones sumadas de bienes y servicios crecerán el 80%” y apuntó directamente al corazón del discurso del libertario al sostener: “Con semejante escenario no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo que tanto nos ha costado recuperar. Debemos cuidar que bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos de los que trabajan ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen”.

El mandatario saliente, que deja un país con un acumulado de 140% de inflación y un 40% de pobreza, consideró que “el nuevo gobierno encontrará un país más federal, más justo, más potente, con enormes posibilidades de avanzar en el camino marcado”. Pero poco después reconoció: “Sabemos que no alcanzamos los objetivos que nos propusimos en el fortalecimiento del ingreso, la lucha contra la inflación y la disminución de la pobreza. Porque las circunstancias y el contexto no nos acompañaron y también porque deberíamos haberlo hecho mejor o diferente”.

El mandatario se remontó a su asunción en diciembre del 2019 cuando consideró que encontró, tras la salida de Mauricio Macri del poder, “una situación calamitosa, con altísimos índices de pobreza e inflación y una deuda que nos comprometía por generaciones”. Para luego sostener que es “plenamente consciente de que el voto popular de ese momento expresaba la esperanza de terminar de una vez y para siempre con esa herencia y que no logramos plenamente el cometido”.

Pese a eso, consideró que deja un país mejor que el de hace cuatro años “con más trabajo, más obras de infraestructura construidas, más viviendas, más industria, más universidades, más derechos para las mujeres y disidencias, más desarrollo de ciencia y tecnología”. Se manifestó satisfecho por eso, pero reconoció “pesar por no haber podido concretar todo lo que nos propusimos alcanzar” y apuntó a que “lo que faltó hacer, lo que nos impidieron hacer, lo que no debimos hacer o lo que debimos haber hecho de otro modo. Sé que en todo tengo responsabilidad”.

En línea con los argumentos que utilizó en cada uno de sus discursos anteriores, en los que apuntó a las dificultades por la pandemia, la sequía, y la guerra en Ucrania, Fernández mencionó que “aun cuando fue singular el momento en que nos tocó gobernar y aun cuando el contexto argentino tornó todo más complejo, no estoy aquí para cargar culpas en otros”.

El mandatario sostuvo que la economía argentina creció “un 16% entre 2021 y 2022″ y que “el empleo registrado comenzó un crecimiento que lleva 37 meses ininterrumpidos, el lapso más prolongado de creación de empleo observado en democracia”. Luego aseguró que el empleo industrial “es el más alto de los últimos seis años”.

Poco después agregó que “para garantizar un desarrollo justo y federal, a lo largo de todo nuestro mandato, transferimos recursos a las provincias” y mencionó: “incrementamos los niveles de producción de gas. La minería alcanzó nuevos récords en creación de trabajo y exportaciones”.

Se mostró “orgulloso de haber impulsado la investigación científica y el desarrollo tecnológico” e hizo menciones al movimiento feminista, del que Milei se ubica en las antípodas, al sostener: “Este gobierno acompañó las transformaciones que reclamaba la marea del feminismo en las calles” y aludió a la sanción de la ley para el aborto Legal, seguro y gratuito. La mención no es casual: se trata de una de las leyes cuya posible derogación plantearon los libertarios en campaña.

Luego apuntó a la educación pública, otro de los blancos de Milei en campaña, al sostener que “el futuro habita en nuestras escuelas, y hemos trabajado para que la educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad llegue a todos y todas”. Poco después aseguró que “gracias al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, tenemos un sistema de seguridad social sólido y confiable” y sostuvo que durante su gestión, alcanzó los US$ 76.000 millones, “el valor más alto de su historia”.

Respecto de Aerolíneas Argentinas, cuya privatización está en danza también para el gobierno de LLA, “termina con un balance positivo de U$D 32 millones y sin necesidad de haber ejecutado un solo peso del presupuesto asignado por parte del Estado”. Respecto de la petrolera YPF, en las mismas circunstancias, dijo que “cuenta con ganancias que alcanzaron los 926 millones de dólares y una producción de petróleo que promedió los 237 mil barriles diarios”. Sobre AYSA, que “construyó 4000 km de redes, incluyó a un millón y medio de vecinos en redes de agua potable y otros tantos en redes de cloacas”. En tanto que sobre Obra Pública, área que se descarta que también será drásticamente intervenida por el nuevo gobierno, “iniciamos 7.000 obras públicas y terminamos 4.000 de ellas. Hemos intervenido 18.000 kilómetros de rutas a lo largo y a lo ancho de la Patria. No existe un municipio en Argentina que no haya recibido alguna obra pública de parte del Gobierno Nacional”.

Para el final dejó los agradecimientos, reconocimientos y balances: “Actuamos de buena fe y hemos trabajado honradamente. He dejado todo de mí en estos cuatro años de esfuerzo y solo me he llevado el enorme honor que me han concedido de presidir esta Patria que tanto amo”, dijo. “Lo he hecho junto a un extraordinario equipo de colaboradores y quiero hoy agradecerle a quienes me acompañaron en la función pública desde el gobierno nacional y también a las y los gobernadores, intendentes y a todos quienes dedican cada día de su vida a la única herramienta real de transformación en democracia: la política”, agregó.

Para el final dejó la referencia a Cristina Kirchner, su vicepresidenta, con quien está enemistado. “Como siempre nos marcaba Néstor, como siempre creyó Cristina, estoy convencido de que hacemos política para poder transformar la Patria. Mi reconocimiento también a ellos”. A la exmandataria también se refirió para hacer una breve mención al intento de homicidio que sufrió en septiembre de 2022, al aludir: “al terror de la noche en la que atentaron contra la vicepresidenta”.

Sobre el final remató: “No voy a elegir el lugar cómodo de esperar el juicio de la historia que suele ser benévola con los expresidentes porque oculta los claroscuros del presente. Escucho y me hago cargo del juicio de mis contemporáneos. De su entusiasmo, sus enojos y sus críticas”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/alberto-fernandez-cerro-su-gestion-con-un-discurso-con-mucho-autoelogio-la-admision-de-errores-y-un-nid08122023/

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