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Alta Fidelidad. Argentina: destino premium de la ficción

El escritor colombiano Andrés Caicedo decía que se entraba al cine para que la película dijera algo sobre uno mismo (como el punctum de Barthes ampliado a 35 mm) y la pintora argentina Josefina ...

El escritor colombiano Andrés Caicedo decía que se entraba al cine para que la película dijera algo sobre uno mismo (como el punctum de Barthes ampliado a 35 mm) y la pintora argentina Josefina Robirosa, que iba para olvidarse de sí misma por un par de horas. Con esas expectativas mezcladas es que entro a los libros todas y cada una de las noches de mi vida. Que las páginas me digan algo sobre algún asunto no del todo resuelto o que me saquen del mundo hasta que caiga el martillo del sueño y el inconsciente subaste su catálogo de imágenes disparatadas.

La reina de los lunares

En Aniquilación (2022), de Michel Houllebecq, la página 371 guardaba un mensaje inesperado que podría cruzar una bitácora de argentino y rocker. Escribe así, sobre una suerte de hacker en París hacia 2027. “(…) El quinto era muy distinto, con el pelo largo y rizado, los vaqueros rotos y la camiseta de AC/DC representando a Angus Young con el torso desnudo y apretando contra él con sus pequeñas rodillas su Gibson SG y atravesando un escenario gigantesco al ejecutar su famoso duckwalk, una figura inventada por T-Bone Walker y popularizada por Chuck Berry, pero que Angus Young, según algunos, había llevado a la perfección. La camiseta exhibía asimismo las leyendas Let there be rock y Río de la Plata, la foto debía de haberse tomado en su mítico concierto argentino (…)”. Pausa.

¿Qué es la belleza? Una persecución por poner en palabras algo que desborda

¿Cuál será el mítico concierto argentino de AC/DC para Houllebecq? ¿El del ‘96 o el de 2009? El último seguro ya que la descripción de la banda es tan precisa y quirúrgica como cuando tiene que explicar un software y lo de “Río de la Plata” es un error del traductor de Anagrama por “River Plate”. La remera del hacker hace mención al DVD “Live at River Plate” con el que el grupo australiano devolvió tanto fervor de Buenos Aires en el River (que no es siempre “río”) Plate (que no es “plata”) de 2009 con 66 mil personas haciendo temblar la tierra. El “aluvión zoológico” 3.0.

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Pero como estamos condenados al éxito de las traducciones españolas quizás sea mejor poner en perspectiva esa cita de Houllebecq a Buenos Aires. De inmediato se activan las alarmas y el lector insomne recuerda al casi invisible Thomas Pynchon cuyas recurrencias a Borges y Perón en Rainbow’s Gravity (1973) expresan una erudición argentina tan misteriosa como su biografía. Otra vez la ciudad entreverada en una de hackers y terroristas informáticos pero de 2014 y ambientada en la previa del 11-S. En Bleeding Edge (traducida como Al Límite por Tusquets) se lee sobre un tal Windust en la página 119: “(…) Tras iniciarse como intermediario de bajo nivel y graduarse con vigilancias encubiertas y espionaje empresarial, la lista de méritos de Windust adquirió en algún momento tintes siniestros, tal vez ya en fecha tan temprana como cuando lo trasladaron al otro lado de los Andes, a Argentina. Sus responsabilidades laborales empezaron a incluir la ‘intensificación de interrogatorios’ y la ‘reubicación de sujetos no colaboradores’. (…) Alrededor de 1990, junto a un grupo de agentes curtidos en Argentina, veteranos estadounidenses de la Guerra Sucia que luego se quedaron en el país para asesorar a los siervos del FMI que ascenderían más adelante al poder, Windust fue uno de los fundadores de un think thank del D.C como Toward America’s New Global Opportunities (TANGO) (…)”.

Solo la paranoia ultralúcida de Pynchon (New York, 1937) pudo desacoplar la palabra “tango” en una sigla con el siniestro aire del eufemismo. ¿Guerra Sucia y un mítico concierto de AC/DC? Ver (oír) a Iggy Pop en “Miss Argentina” (1999). “A ella le gustan los militares y los Rolling Stones” canturrea con su registro más grave y turbio en una balada sobre una chica argentina con la que de veras estuvo y a la que definió como “una obra maestra sin enmarcar” en el estribillo.

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La línea de Pynchon puede llevar nada menos que a Los Beatles citando a la Argentina de Onganía como destino último de los Blue Meanies (azules), el malvado ejército de ficción que es derrotado en Yellow Submarine o al Batman de Grant Morrison que visita Buenos Aires en un cómic de 2011 recuperando a Gaucho, un personaje de 1955. La de Houllebecq (que transcurre en la previa a las elecciones primarias, tal cuel este texto) enraiza en una genealogía de citas francesas que hacen centro en el polaco-francés Witold Gombrowicz cuyo largo exilio alumbró la antología Bakakaï , nombre que no sale de un dialecto centroeuropeo sino de Bacacay, una calle paralela a la Avenida Rivadavia en su tránsito de Caballito a Flores. Y se hunden en el “vértigo horizontal” de Drieu La Rochelle o la definición impar de André Malraux sobre esta ciudad: “La capital de un imperio imaginario”. Culpa de Borges (Ficciones), seguro, y de Perón (“Muchachos”) también.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/alta-fidelidad-argentina-destino-premium-de-la-ficcion-nid16072023/

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