CÓRDOBA.– A nueve meses de su última condena por violencia de género, el golfista Ángel “Pato” Cabrera logró la libertad condicional. El cordobés, único latinoamericano que ganó el Masters de Augusta, en 2009, acumula dos condenas, de dos años y cuatro meses y dos años, por los delitos de coacción, lesiones leves doblemente calificadas, amenazas y desobediencia a la autoridad. Estaba detenido desde junio del 2021, cuando fue extraditado de Brasil; cumplió los últimos seis meses en la cárcel de régimen abierto de Monte Cristo.

Este viernes el juez de ejecución penal Cristóbal Laje Ros le otorgó la libertad condicional; la Justicia había unificado las condenas y el deportista debía cumplir tres años y 10 meses de reclusión. Como ya cumplió en prisión efectiva dos tercios de ese período, recuperó la libertad, de la que gozará en la medida en que siga demostrando que no hay riesgo para sus víctimas. El término de cumplimiento será el 14 de noviembre de 2024.

De 53 años, Cabrera dejó la cárcel para regresar a su casa de Villa Allende –a unos 40 minutos de la ciudad de Córdoba–, la misma vivienda que habitaba antes del penal. Debe seguir con el tratamiento psicológico y psiquiátrico que comenzó en prisión y que es parte de la rehabilitación que le ordenaron en la condena; no puede tomar alcohol ni estupefacientes; no puede tener contacto personal ni a distancia con sus dos víctimas; debe concretar proyectos de trabajo y/o adoptar empleo de acuerdo con sus capacidades y someterse al cuidado del departamento de reinserción social del patronato de liberados.

El juez que le dio la libertad condicional asegura en la resolución que las pericias psicológicas “han dado cuenta de una evolución positiva en relación a la percepción de las cuestiones de violencia de género”. Y agrega: “Se nota arrepentimiento por las conductas dañinas realizadas”. Según el documento, Cabrera “ha aprendido a valorar a las otras personas” a partir de que entiende la importancia de “poner en el plano de igualdad a la mujer y evitar nuevas circunstancias que den lugar a conflictos con otras personas, incluyendo la violencia de género”.

Estando en la cárcel Cabrera se casó y tiene un bebé de unos meses; cumplirá junto a su esposa el tiempo de libertad condicional. Tiene, además, dos hijos varones mayores, Ángel y Federico, que también juegan al golf.

Cabrera no tiene ninguna restricción para practicar su deporte ni para participar en torneos. En caso de viajar al exterior, debe pedir autorización al juez de ejecución penal. “Es su forma de vida, su profesión, su trabajo. Puede volver al golf sin problemas”, confirmó para LA NACION su abogado, Carlos Hairabedián.

Cabrera transitaba un “bajón” deportivo antes de ser detenido. En octubre del 2020 fue operado en Estados Unidos de una lesión en una muñeca y de otra en un codo, por lo cual anunció que no participaría en el Masters de Augusta.

“Habrá que ver cómo reacciona el ambiente del golf; viene muy mal, está complicado”, indicó para este diario un jugador que compartió canchas con el también ex campeón del US Open de 2007. “Por el momento, se acomodará a su vida familiar. Después irá viendo”, deslizó otro excompañero de los links de Villa Allende.

En agosto del 2020, los problemas judiciales del cordobés se profundizaron cuando la Justicia provincial emitió dos órdenes de detención por una causa de violencia de género, a lo cual se añadió una de captura internacional por medio de Interpol. Su abogado defensor de entonces pidió la nulidad de ese paso, pero la Cámara de Acusación la rechazó.

Cuando Cabrera viajó a Estados Unidos no tenía ningún impedimento para salir del país, pero después fue declarado en rebeldía al no concurrir a notificarse de un proceso de enjuiciamiento ante la Cámara Segunda del Crimen, por dos causas por violencia de género. En enero del 2021 fue detenido en Río de Janeiro (Brasil). Había llegado a esa ciudad el 31 de diciembre del 2020 desde Estados Unidos, país en el que se le vencía la visa de turista el 31 de enero. Lo detuvieron en la playa de Leblon, donde estaba acompañado por una mujer, aquélla con quien se casó en la cárcel de Córdoba.

En Brasil, Cabrera expresó su voluntad de ser extraditado mediante un trámite simplificado; ese proceso se concretó recién en junio del 2021, cuando fue trasladado a la cárcel de Bouwer, Córdoba. Una vez detenido él en Brasil, su ex novia Cecilia Torres Mana entregó a la Justicia un video grabado en un teléfono móvil en el que la amenaza de muerte: “Vas a terminar en el cementerio”, le dice en la grabación. La prueba se sumó a las denuncias anteriores por violencia de género.

A mediados de diciembre, su ex posa Silvia Rivadero lo acusó judicialmente por amenazas telefónicas que dijo haber recibido el 7 de ese mes desde Estados Unidos. La presentación fue ante el fiscal de Violencia Familiar de Córdoba, Cristian Griffi, que pidió peritar los teléfonos.

En julio del 2021 Cabrera fue condenado a dos años de prisión efectiva por lesiones leves calificadas por el vínculo y hurto en hechos de violencia de género; se le ordenó cumplir un programa de rehabilitación: terapia psicológica para remendar sus vínculos afectivos y superar su adicción al alcohol. En noviembre del 2022 fue sentenciado a dos años y cuatro meses de reclusión en un juicio abreviado, tras reconocer haber sido autor de amenazas y de coacción reiterada en perjuicio de su última novia, Micaela Escudero, y de Torres Mana.

Escudero formó pareja de Cabrera durante tres años y aseguró que tuvo que irse a Buenos Aires por el hostigamiento, tanto telefónico como de terceras personas allegadas a él. En la capital nacional, según dijo, el hostigamiento continuó, y le entregaron un botón antipánico mediante la oficina de Violencia Familiar de la Corte Suprema. Torres Mana, por su parte, describió situaciones similares. “Me arruinó la vida”, afirmó.