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Boca vs. Fluminense: la seguridad en torno a la final de la Copa Libertadores, el eje de un agitado día previo

RÍO DE JANEIRO.- La final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense se empezó a jugar el jueves por la tarde en las playas de Copacabana, continúa con reuniones febriles entre dirigentes y...

RÍO DE JANEIRO.- La final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense se empezó a jugar el jueves por la tarde en las playas de Copacabana, continúa con reuniones febriles entre dirigentes y responsables del evento y se prolongará a la tarde de este viernes con el banderazo a orillas del mar. A poco más de 24 horas del partido, ni una gota de fútbol. El protagonismo es de la Policía Militar brasileña, responsable de la seguridad del encuentro y de la protección de los miles de hinchas argentinos que pululan por la ciudad.

En plena noche carioca, en el búnker de Boca se respiraba la preocupación por lo que pudiera acontecer hoy en la convocatoria espontánea, prevista para las 16 en el parador Buenos Aires, sobre la Avenida Atlántica. A esa altura, los videos de los hinchas de Fluminense golpeando y robando a los xeneizes sobre la arena ya eran virales y tenían millones de reproducciones. En la Conmebol, en tanto, admitían por lo bajo que “monitoreaban” todo lo que estaba aconteciendo en Río. Este viernes, en la antesala del partido, el monitoreo sería “hora a hora”.

La agenda de los dirigentes se modificó a la luz de los acontecimientos. A la mañana, el Congreso de la Conmebol se realizó en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), con la presencia del número dos del ministro de Justicia, Ricardo Capelli. Por la AFA estuvo Claudio “Chiqui” Tapia. Mientras Boca hacía una práctica distendida en el Centro de entrenamientos Moacyr Barbosa, de Vasco da Gama, y André, una de las estrellas de Fluminense, daba una conferencia de prensa, los miles de hinchas apostados en esta ciudad se preguntaban si el partido estaba en riesgo. Lo mismo hacían otros miles que vienen por tierra y por aire. La respuesta: la final no está en duda. Por ahora.

Cerca del mediodía, una certeza: la Conmebol convocó a una reunión para hablar de la “seguridad de los asistentes al partido” en un hotel de Barra de Tijuca. Trascendió el Windsor Marapendí, donde hay decenas de hinchas argentinos alojados: su ubicación, frente a la playa y su costo, relativamente barato en comparación con otros de su misma categoría, lo convirtieron en uno de los preferidos de los simpatizantes xeneizes. A las once de la mañana comenzó a tomar fuerza un rumor que ya se sabía desde la noche anterior: jugar a puertas cerradas en el Maracaná. Más tarde, se supo que la especulación provenía desde Fluminense. Más allá de la bronca y el enojo por el accionar de la Policía Militar carioca, desde el club argentino habló Mauricio “Chicho” Serna en CNN Radio. “Estamos muy preocupados porque nuestras familias también están llegando. Pero creo que la Conmebol está al tanto. Esperamos que lo puedan resolver de la mejor manera”, dijo el ex mediocampista central xeneize y actual integrante del Consejo de Fútbol.

Después del Congreso en la coqueta sede de la CBF, nadie enfrentó los micrófonos de la prensa, que esperaba novedades sobre el partido que consagrará al nuevo monarca sudamericano. “Es un tema de seguridad”, se escuchó. La pelota, entonces, está en el campo de la Policía Militar, la misma que ayer no pudo (¿o no quiso?) evitar dos emboscadas a los hinchas de Boca en plena arena de Copacabana. La primera, a diez cuadras del Fan Zone de Conmebol; la segunda, en pleno “balneario xeneize”, cerca del parador Buenos Aires. Ambos lugares, sobre la Avenida Atlántica. Ambas veces, ante las narices de los efectivos apostados para prevenir incidentes. En ambas ocasiones, los de Boca tuvieron que refugiarse donde pudieron para evitar ser robados o agredidos. Su pecado era cantar y celebrar en la playa.

En el Windsor Marapendí todo era ebullición. Al ver las cámaras y a los periodistas con credenciales, los hinchas de Boca preguntaban quién llegaba y por qué tanto movimiento. Se enteraron de que la razón era la seguridad del partido y se sorprendieron. Muchos de ellos tenían una tarea más importante: organizar los transfers desde el hotel hasta el estadio para mañana sábado. Les pedían hasta 160 dólares (800 reales) por un viaje ida y vuelta al Maracaná. La (in)seguridad también es un negocio en las vísperas del partido.

🙌🏆 Falta cada vez menos!

🇸🇪🆚🇭🇺 @BocaJrsOficial @FluminenseFC

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— CONMEBOL Libertadores (@LibertadoresBR) November 3, 2023

La presencia de tantos hinchas xeneizes en el Windsor Marapendí llevó a la Conmebol a modificar el lugar del encuentro. El GPS cambió al Grand Hyatt, a 2,1 kilómetros de distancia, siempre sobre la playa. Allí sí, las camionetas negras de la organización indicaron que se trataba del lugar elegido. El encuentro, del que participaron los presidentes de Boca, Jorge Amor Ameal, de Fluminense, Mario Bittencourt, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, y el máximo dirigente de la CBF brasileña, Ednaldo Rodrigues. Este último habló a la salida y confirmó que los clubes habían sido citados para “dar un mensaje de paz”. “El partido se juega con público en el Maracaná”, informó el máximo dirigente del fútbol brasileño. Y contó que los dos clubes publicarán videos en sus cuentas oficiales para pacificar los ánimos. Además, aseguró que habrá una mayor presencia policial tanto en la playa como en el estadio, y que muchos efectivos “dejaron sus vacaciones” para sumarse a los operativos de seguridad.

El partido sigue como estaba previsto. El banderazo, también. Y el flujo de hinchas de Boca hacia esta ciudad no se detiene. Falta un poco más de un día para que la pelota ruede en el Maracaná. Y ya se habló mucho más de violencia que de fútbol.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/boca-vs-fluminense-la-seguridad-en-torno-a-la-final-de-la-copa-libertadores-el-eje-de-un-agitado-dia-nid03112023/

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