Hipnóticos, unidos, tal y como si no hubiera pasado el tiempo. El domingo 3 de diciembre, a 30 años de “Amor amarillo”, el álbum solista de Gustavo Cerati, Benito Cerati y Cecilia Amenábar homenajearon al cantante y cautivaron a todo el público que se encontraba en la Usina del Arte, en el Barrio de La Boca, Buenos Aires.

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La expareja del compositor y uno de los hijos que tienen en común provocaron un clima envuelto de emoción. Acompañado por Fernando Nalé, Tweety González, Simón Bosio, Leandro Fresco y Fernando Samalea, el artista de 30 años ofreció un show y protagonizó un conmovedor momento junto a su madre, a quien invitó a interpretar “Te llevo para que me lleves”, canción que la modelo chilena realizó junto a Gustavo y con la que presentó el mencionado disco en 1993.

A través de un video que compartió Lisa Cerati, la menor de sus dos hijos, se pudo ver el instante en que ambos se ubicaron en el escenario, vestidos con las piezas idénticas del videoclip que Cecilia interpretó mientras estaba embarazada de Benito. “No tengo palabras aún”, escribió en el posteo que subió a su cuenta personal de Instagram.

Rápidamente, causó furor entre los fanáticos, quienes comentaron al respecto y mostraron su alegría por verlos reunidos. “Qué emoción ver este tema en vivo, en su momento Cecilia llevaba a Benito en la panza y ahora lo cantan juntos”, “Ella y solo ella, él y solo él puede hacerlo así... Fue mágico ver esto, me hiciste el día”, “¡Qué hermosura! Nadie puede cantar ese tema como Cecilia. Gracias, Lisa, por compartirlo”, fueron algunos de los mensajes más destacados.

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El tema esconde una historia importante para la vida de la familia. Por aquellas épocas, en medio de un impasse de Soda Stereo, Gustavo aprovechó la oportunidad para editar el disco que se alejó un poco de las letras que acostumbraba a exponer en la emblemática banda.

En varias entrevistas que realizó en aquel entonces se refirió a las causas de su decisión, relacionadas con mostrar un lado más personal e introspectivo. “Fue un disco muy ligado a la panza de mi mujer. Necesitaba estar en un lugar tranquilo, romper con la velocidad de las giras y todo eso. Paré la pelota porque quería observar la situación y disfrutar de ese amor con proyección de futuro”, recordaba el músico en una entrevista con Rolling Stone de mayo de 1999.

Una vez que compuso las canciones que llevó a cabo en el departamento que compartía con Amenábar en Santiago de Chile, regresó a Buenos Aires con la intención de grabarlas. ¿El resto? Es historia. “Tuve una de esas ideas desorbitadas –muy propias de Soda- de hacer todo a lo grande. Pero ese rumbo no me gustó nada y volví a lo chiquito. Pensé: demos. Y Amor Amarillo fue eso, nomás: los demos. Bien cantados y tocados, pero demos al fin. Por eso mantuvo el clima íntimo hasta el final”, expresaba, entre otras anécdotas, el querido intérprete de hits como “Persiana Americana”.

Precisamente, en la canción “Te llevo para que me lleves”, Cecilia se mostraba con un avanzado estado de embarazo junto a Cerati en una habitación rodeada de juguetes infantiles, en alusión a la idea de convertirse en padres. En una entrevista que ofreció la propia Amenábar, a 20 años del lanzamiento del disco, explicó que la letra describía su relación de pareja.

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“Era él llevándome a mí y yo a él, de un lado para otro, en la montaña, en el avión. Siempre andábamos en la calle bailando o cantando. Y una vez que él tenía libre en la gira de Dynamo, en Venezuela, salimos a un parque de diversiones. Ahí empezó lo de tú me llevas y yo te llevo. A la vuelta en el hotel, estaba con el cuadernito escribiendo la letra del tema”, detalló Amenábar en diversas charlas que realizó con los medios.

30 años después, y con Benito a su lado, Cecilia tuvo la oportunidad de demostrar su amor por el emblemático álbum, su familia y en homenaje al cantante fallecido, con quien estuvo en pareja hasta el año 2002.