Es posible que lo suyo no haya sido brillante. Pero sí fue efectivo, y cómo. Racing le ganó por 4-0 a Ñublense y consolidó su posición de líder del Grupo A, por delante de Flamengo, el campeón defensor. Así, la Academia acudirá al sorteo de los octavos de final como uno de los ocho cabezas de serie.

Durante un buen rato, Ñublense puso en apuros a un Racing algo desprolijo en el comienzo. Tan discreto fue lo de la Academia en la primera parte que desde las tribunas se hizo escuchar el clásico “Movete...”, símbolo de impaciencia. Pero, a falta de brillo, Racing mostró contundencia. Matías Rojas -cuánto se lo va a extrañar en Avellaneda- abrió la cuenta con un tiro libre colocado por fuera de una barrera mal armada; aumentó enseguida Hauche tras una notable asistencia de Maxi Romero; y completaron Aníbal Moreno y Gonzalo Piovi, con remates al rincón ante una defensa pasiva.

Con todo decidido, sólo quedaba tiempo para la despedida de Rojas. El paraguayo, que emigrará en breve a San Pablo en los próximos días, se lució, una vez más, y fue decisivo para el triunfo académico. Y la hinchada lo despidió con la ovación largamente merecida. Hasta se lo vio emocionado, sentado en el banco, cómo no. Mientras, la Academia ya empieza a pensar en el sorteo y a seguir a los posibles rivales en los octavos de final.

Claramente, la explicación para que Racing haya terminado como líder en la zona A está en la pierna izquierda de Matías Rojas, el número 10, la figura del equipo. El paraguayo marcó tres golazos en esta fase: el zapatazo de atrás de mitad de cancha en Chile, una perla al segundo palo ante Flamengo, en el Maracaná y un buen disparo de tiro libre para aprovechar una barrera, en el Cilindro. Fue el 1 a 0 de un partido que marchaba ajustado.

El de Rojas fue el último partido porque este 30 de junio se termina su vínculo con el club. El paraguayo de 27 años llegó desde Defensa y Justicia por unos 2,5 millones de dólares a mediados de 2019. Cuatro temporadas, 125 partidos y 25 goles después se marcha de Avellaneda con el pase en su poder porque no llegó a un acuerdo con la dirigencia tras más de un año de negociaciones. Su futuro será en Corinthians, ya eliminado de esta Libertadores.

Sin embargo, que el zurdo se vaya sin una transferencia que le deje dinero a Racing no es lo único curioso. Pese a su calidad y a ser el mejor jugador (y el goleador) del equipo, con nueve gritos en 18 partidos en este semestre, Rojas deja el club entre la indiferencia, los silbidos y algunos aplausos. Nunca logró meterse en el corazón del hincha, que jamás pidió por su continuidad y que anoche le regaló su primera tímida ovación con la camiseta académica.

“Uno estas cosas a veces la planea, y después la vida se te caga de risa. Hay que saber aceptar los momentos, es así. Estoy contento por el partido del equipo, no hicimos un buen primer tiempo, pero eso fue mérito del rival; después cambiamos un par de cosas y encontramos los goles”, dijo Rojas tras el final del cotejo. Sobre su salida, comentó: “Históricamente sé que es difícil con la gente del club, pero pude revertirlo en cierto modo. Me voy contento, orgulloso, y sólo tengo palabras de agradecimiento. Ahora tengo una carga emocional grande, pero estoy contento porque le dimos una victoria a la gente”.

Lo que era un partido cerrado hasta que el 10 lo abrió con ese tiro libre, luego se transformó en un festival de goles: un 4 a 0 para cerrar una muy buena fase de Libertadores, una competición que le sirvió como salvavidas a la Academia en este semestre. Mientras naufraga sin rumbo en el torneo local, en la Copa marcha firme.