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Crean nueva escuela para adultos en las cárceles de Neuquén.

Así lo estableció el Consejo Provincial de Educación a través de su cuerpo colegiado. Funcionará en los turnos mañana, tarde, compartido y vespertino.

En la sesión del Cuerpo Colegiado del Consejo Provincial de Educación (CPE) de Neuquén se aprobó el proyecto de creación de la Escuela para Adultos (EPA) en las cárceles de la provincia. No asistieron los vocales gremiales ni el vocal por la comunidad.

La sesión fue encabezada por la presidenta del CPE, Glenda Temi, y participaron los vocales Leandro Policani y Gastón Arana. Se dio tratamiento al proyecto de la creación de la EPA 15, aprobándose con el voto de la mayoría a través de la Resolución 078/24.

La creación de la EPA responde a un pedido histórico del área y significa en forma implícita una ampliación en el campo de derechos humanos que les asiste a todos los actores de este contexto, pero principalmente al de los y las estudiantes.

La EPA 15 contempla los anexos en la ciudad capital a través de la U11, U12, U16; Complejo Federal V de Senillosa; sede Instituto de Rehabilitación Arroyito; sede Zona Centro en la ciudad de Neuquén; sede Unidad de Detención 21 y 22 en Cutral Co; Sede Unidad de Detención 31 y 32 en Zapala; Sede Unidad de Detención 41 en Junín de los Andes; Sede Unidad de Detención 42 en San Martín de los Andes y Sede Unidad de Detención 51 en Chos Malal.

Al mismo tiempo, para su funcionamiento se aprobó la transferencia de cargos necesaria para equipos directivos, regentes, maestros de ciclo y auxiliares de servicio en los turnos mañana, tarde, compartido y vespertino.

Educación en las cárceles: en busca de la resocialización

La educación proporciona a los individuos encarcelados la oportunidad de adquirir conocimientos y habilidades que pueden ayudarles a reintegrarse en la sociedad una vez que sean liberados. Esto puede incluir habilidades laborales, educación básica, capacitación vocacional y programas de rehabilitación.

Además puede ayudar a reducir la reincidencia criminal. Estudios demostraron que los programas educativos en prisión pueden disminuir las tasas de reincidencia al proporcionar a los reclusos alternativas positivas y oportunidades de cambio. Al adquirir nuevos conocimientos y habilidades, los individuos encarcelados pueden desarrollar una mayor autoestima y confianza en sí mismos, lo que puede ayudarles a tomar decisiones más saludables y alejarse de la delincuencia.

Además, la educación en las cárceles fomenta la rehabilitación y la resocialización. Al brindar a los reclusos la oportunidad de aprender y crecer, se les ofrece una vía para cambiar su vida y convertirse en miembros productivos de la sociedad. Esto no solo beneficia a los individuos encarcelados, sino también a la comunidad en general, ya que reduce la probabilidad de que vuelvan a cometer delitos.

Fuente: La Mañana de Neuquén

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