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Crearon un espacio gratuito para dormir la siesta en Capital Federal y agotaron los turnos hasta fin de año

El botón de un control remoto acciona el blackout. La cortina sube lentamente. Una persona se sienta en un mullido sillón y observa en un vestidor los diferentes atuendos que están preparados pa...

El botón de un control remoto acciona el blackout. La cortina sube lentamente. Una persona se sienta en un mullido sillón y observa en un vestidor los diferentes atuendos que están preparados para una experiencia diferente en pleno corazón del barrio de Chacarita. Tapones para el oído, antifaz y cuatro tipos de almohadas, a elección, son el último paso antes de ingresar a un habitáculo confortante donde aguarda una cama de dos plazas y media lista para un merecido descanso.

Las luces y la música son el siguiente paso. Manejados por Alexa, una herramienta de Google, se podrá elegir desde una tonalidad cálida para relajar la vista y hasta alguna canción que acompañe el momento de bienestar absoluto que brinda este siestario ubicado en Santos Doumont y avenida Córdoba, en un punto neurálgico de la Ciudad de Buenos Aires.

Inaugurado el lunes 21 de agosto, este lugar íntimo, ubicado en el segundo piso de la fábrica de colchones Calm, completó rápidamente los cupos disponibles para la reserva hasta el mes de diciembre. De lunes a viernes, cada día está compuesto de tres turnos, con un intervalo de una hora para la limpieza del lugar.

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La experiencia es totalmente gratuita y monitoreada. ¿El objetivo? Descansar y aislarse en un ambiente que se convierte en una cápsula aislada del mundo exterior.

“La idea del siestario es bajar un cambio durante el día. Acá no se exige venir a dormir la siesta, sino a desconectar”, explicó Josefina Romanelli, quien se encuentra en el área de marketing, a LA NACION para detallar el principal objetivo de un proyecto innovador, seguro y disruptivo.

Calm es simple es un emprendimiento que nació en la pandemia y que creció a pasos agigantados desde 2019. La idea de cómo comprar un colchón por internet motivó a Matías y Patricio, ambos ingenieros, a buscarle la vuelta para darle identidad a un producto del cual se conoce lo justo y necesario, pero que es esencial para la salud física y mental de las personas.

“A lo que queremos apuntar con el siestario es a que tengas un tiempo para probar el colchón durmiendo en lugar donde la experiencia es inmersiva, controlada, donde le damos valor al cliente”, manifestó Patricio Fiaschi, uno de los fundadores de esta empresa que nació de manera virtual y hoy en día tiene dos locales físicos y varios depósitos ubicados en Capital y Gran Buenos Aires.

Al término de los 30 minutos, una suave y amistosa alarma suena para comenzar a reactivar el cuerpo. El blackout, que está ubicado en un círculo similar a un ojo humano, vuelve a activarse para salir del habitáculo. Con un cambio visible en el semblante, se le ofrece a la persona un café, mate o una infusión a elección para que pueda salir renovado a la calle y seguir su rutina diaria.

Un colchón que escapa a la industria tradicional

“¿Me recomendás un colchón?”, le preguntó Patricio a Matías Burstein, quien junto a él ideó Calm. A partir de ese interrogante, la respuesta no tuvo un horizonte de referencia. Ambos, en búsqueda de emprender, vieron pasar por enfrente suyo una gran oportunidad para detectar la necesidad de un público que escogía en cinco minutos un elemento donde iba a descansar durante diez años.

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A partir de ese momento, y tras 10 meses de análisis sobre qué tipo de oferta existía en el mercado y qué estrategias había para la comodidad del consumidor, Patricio entendió que debía invertir en un rubro donde todavía quedaba mucho por explorar. “Había una industria súper tradicional donde en toda la cadena de compra había puntos de dolor para los clientes. Mi idea fue traer algo totalmente disruptivo al país donde se pueda probar el producto y no solo conocerlo. Nosotros, desde el comienzo que entregamos en el día el colchón y no en 60-90 días, quiero dormir bien hoy, y no dentro de dos meses”, detalló el cofundador a este medio.

Con una asistencia personalizada, donde los vendedores le dan un tiempo necesario al cliente para que prueben la densidad y el material que componen sus colchones, Patricio entendió que el siguiente paso era generar un ambiente propio para que el cliente sienta la experiencia de dormir en un colchón Calm.

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“Nuestra idea es que tengas un tiempo para probar el colchón en una experiencia inmersiva, controlada, donde la persona le dé valor. También priorizamos la higiene de todos los materiales como las sábanas, el pijama, entre otros. Esto es probar e ir mejorando”, explicó Patricio, quien armó este emprendimiento de manera online y hoy en día tiene dos locales físicos en Chacarita y Palermo.

El último turno del día llega a su fin. Aun recomponiéndose de un descanso renovador, Ángeles, una chica que pudo sacar un turno para vivir esta experiencia, agradeció a los presentes mientras se toma un café. Tras rendir un final en la UADE, ella encontró el lugar perfecto para bajar las tensiones y por 45 minutos olvidarse de las respuestas que vertió en una hoja, mientras, por los ventanales del local, se observan a los colectivos, autos y peatones circular a toda velocidad.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/en-las-redes/crearon-un-espacio-gratuito-para-dormir-la-siesta-en-capital-federal-y-agotaron-los-turnos-hasta-fin-nid15092023/

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