Los indestructibles 4 (Expend4bles, Estados Unidos/2023). Dirección: Scott Waugh. Guion: Kurt Wimmer, Tad Daggerhart y Max Adams. Fotografía: Tim Maurice-Jones. Música: Guillaume Roussel. Edición: Michael Duthie. Elenco: Jason Statham, Sylvester Stallone, Curtis “50 Cent” Jackson, Megan Fox, Andy Garcia, Dolph Lundgren, Tony Jaa, Iko Uwais, Randy Couture. Distribuidora: Imagem Films. Duración: 103 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Nuestra opinión: buena.

Sylvester Stallone no cambia. Su vida entera en el cine se explica a partir de la fidelidad absoluta a una fórmula que repite una y otra vez. Primera regla: impone desde la pantalla a un determinado personaje con su sello. Segunda: si le va bien con él, reincide con nuevas aventuras en las que va sumando elementos para enriquecerlo dentro de un contexto cada vez más amplio y diverso. Tercero: nunca renuncia a la idea fuerza original, y si es necesario regresa todo el tiempo a ella para tomar impulso y poner en marcha de nuevo la misma maquinaria.

Pasó con Rocky y con Rambo, dos proyectos configurados exclusivamente alrededor de la figura de Stallone, como autor e intérprete. Y pasa ahora con Los indestructibles, una idea que el inoxidable Sly imaginó como reivindicación colectiva de un modo de entender el cine de acción. Y también de una época específica dentro de la historia del género.

Lo primero que nos dice esta cuarta entrega es que el propósito original ya está cumplido. Y que llegó el momento de abrir el juego a una nueva generación, como si el tiempo de los veteranos ya hubiese pasado. De hecho, el único convocado de esos viejos “descartables” es Andy Garcia, que poco y nada tiene que ver con el cine de acción de otros tiempos.

A la vez, Stallone anticipó hace poco que con esta cuarta entrega comienza una nueva trilogía, que tendrá como líder de este grupo de sangre nueva al gran Jason Statham, el más irritable y malhumorado de todos los héroes de acción. Statham es una de las más grandes figuras de este mundo porque entiende a la perfección lo más importante de todo: además de actuar en serio (su manera de pelear, mezclando boxeo callejero y artes marciales, es única) sabe manejar la parodia y reírse de sí mismo, otra de las condiciones de pertenencia al universo de Los indestructibles.

El argumento es lo de menos. El grupo (del que solo quedan de los originales Randy Couture y Dolph “Drago” Lundgren) debe recuperar un cargamento de detonadores de armas nucleares que está en manos equivocadas y muy peligrosas. Todo lo que se espera de esta clase de aventuras está aquí: enfrentamientos a muerte (más sangrientos que en las películas anteriores), mucho despliegue de efectos digitales, explosiones a granel, villanos despiadados, giros previsibles, diálogos inverosímiles, sutilezas escasas (o directamente ausentes) y muestras sucesivas de nobleza, camaradería, humor autorreferencial, equívocos y hasta alguna sospecha de doble juego entre los miembros del renovado equipo de “indestructibles”, integrado en términos de diversidad con los cupos y reglas que se exigen en estos tiempos.

Con Megan Fox aportando un suave toque erótico en medio de tanta testosterona, junto al carisma intacto de Statham (el gran protagonista) y Stallone, se abre un nuevo capítulo en las andanzas de este grupo que parece indestructible después de resistir unos cuantos magullones. Ya encontrará Stallone en futuros episodios nuevos nombres (curtidos o bisoños) dispuestos a subirse a un tren que sigue su marcha sin cambios.