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Crónica en Lomas de Zamora: con Insaurralde “borrado”, la militancia pugna por volver a convencer a los propios

Todo era algarabía en la puerta del centro de atención vecinal de Villa Albertina, partido de Lomas de Zamora. Se acercaba el mediodía del jueves y un pequeño grupo de amigos y familiares, entr...

Todo era algarabía en la puerta del centro de atención vecinal de Villa Albertina, partido de Lomas de Zamora. Se acercaba el mediodía del jueves y un pequeño grupo de amigos y familiares, entre chistes y con bolsas de arroz en mano, aguardaba felizmente la salida de los novios del registro civil. A pocos metros, en una de las sombrillas dispuestas para la propaganda política de Unión por la Patria, era todo pesadumbre. Como en tantas otras que se desparraman por el territorio, se mira el celular, se habla en voz baja y se mastica bronca.

Luego del affaire del yate y la modelo en Marbella, que forzó la salida de Martín Insaurralde del gabinete provincial, el PJ lomense reanudó la campaña para las elecciones del 22 de octubre en medio del desconcierto. El rumbo -con Federico Otermín como candidato a intendente- sigue siendo el mismo, pero la renuncia de Insaurralde a su postulación a primer concejal desdibujó el camino y las fotos del periplo por Europa golpearon los ánimos de una militancia que debe salir a ponerle el cuerpo al escándalo.

“Están bajando de todos lados la foto de Martín ”, señalan en una de esas mesas en el barrio Antártida Argentina. En esas primeras líneas de militancia reina el desánimo. Les toca alentar a Otermín, que aspira a estirar la hegemonía del PJ en el territorio, pero ya sin Insaurralde, el líder político del distrito desde hace más de 14 años, que tras el escándalo fue rápidamente borrado de la campaña. Otermín también llega golpeado, como presidente de la Cámara de Diputados bonaerense donde se desató otro affaire, el “Chocogate”, con el puntero del PJ Julio Rigau cobrando sueldos con 49 tarjetas de débito.

Con casi tres gestiones en el hombro, Insaurralde sigue siendo la figura gravitante en el territorio. Traccionó la campaña de Otermín en las PASO y se impuso cómodamente sobre el resto de las fuerzas: a Juntos por el Cambio lo aventajó por más de 12 puntos. Pero hoy, después de la difusión de las fotos provenientes del Mediterráneo -que sacudieron el clima político y marcaron la antesala del debate presidencial- en algunas zonas Insaurralde está “cancelado” y obliga a la militancia a remar contra la corriente: tienen que combatir el hartazgo y la indiferencia de los indecisos, pero también volver a convencer a los propios.

El impacto electoral del caso Insaurralde, entre corruptos y chambones

“Lo estoy empezando a conocer ahora”, reconoce una mujer que reparte la propaganda oficialista de Otermín en soledad. El reflejo proselitista consistió en retirar a Insaurralde -invisibilizado en buena parte del distrito- y revestir el territorio con nueva cartelería: la figura de Otermín ahora emerge sola, aunque en ocasiones, ligada a la del ministro de Economía, Sergio Massa, y a la del gobernador de la provincia, Axel Kicillof.

“Se cayó un ídolo. No sabemos qué puede pasar en estas dos semanas. En Lomas y en general”, comparte Patricia, cubriéndose del sol con su mano derecha. Le cuesta poner en palabras lo sucedido. Mucho más dimensionar el impacto electoral que podría tener el paseo de Insaurralde por el Mediterráneo junto a la modelo Sofía Clerici. Referente barrial, con un comedor comunitario bajo su ala, Patricia asegura encontrar reticencia y hasta hostilidad entre algunos vecinos a partir del episodio Marbella; y mucha “frustración” y “enojo” en las filas propias. Algunos, asegura, evalúan modificar su voto.

“Te bajan la guita para hacer obra y vos te vas de joda. Cae muy mal”, describe desanimada, intentando atajar los rayos de sol. Es que no solo le retiraron la folletería con la imagen de Insaurralde, también la dejaron sin su sombrilla. “Tenía la cara de Martín”, explica Patricia bajo los 25 grados que templan Lomas; la misma exacta temperatura que en ese momento hacía en las cálidas aguas de Marbella, donde a más de 10.000 kilómetros de distancia se desató el vendaval que hoy le sopla en contra y la dejó sin su sombrilla. La silla en la que está sentada, con el nombre de Insaurralde en su respaldo, sobrevivió al operativo despegue.

“Era un riesgo”, bromea su compañera, de espaldas al sol, que no olvida el suceso que, antes del sábado pasado, puso bajo la lupa a Insaurralde: el supuesto arreglo económico -en una millonaria cifra en dólares- con el que habría puesto fin a su matrimonio con la conductora y modelo Jessica Cirio. “Esa plata no se hace de un día para el otro”, dice por lo bajo.

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“Ahora se lo ve a Fede y a Massa. Hay un hueco. Algo se rompió. Nos desconcierta a todos. A los vecinos de Lomas, a los que trabajan políticamente y lo apoyaban a él. A los funcionarios públicos”, explican en otra mesa de UP. “Muchos de los que caminaron con él y lo apoyaron siempre en Lomas se sintieron muy defraudados, están muy enojados”, aseguran.

“Acá era un Dios hebreo ”, sintetiza Margarita, sentada en otra mesa de campaña de UP. “Riverista y peronista”, le dolió “mucho” el episodio del yate, pero estará siempre agradecida con “Martín” por darle una casa que todavía espera (mientras habita otra provisoria). “Estaría en la calle”, imagina Margarita, que se ilusiona con que Insaurralde, eventualmente, pueda volver al ruedo. “Es político”, dice sobre el viaje, a modo de justificación.

Desde la intendencia aseguran que no hubo modificaciones en el diseño de la campaña, que la nueva publicidad ya estaba “pegada” antes del sábado pasado, cuando se conocieron las fotos, y que el “operativo despegue” es en realidad una consecuencia natural de la renuncia de Insaurralde. “Ya no es más candidato”, explican.

“Delirando en Marbella”

Guillermo Viñuales, postulante a intendente de Juntos por el Cambio, exjefe de gabinete de Insaurralde por años, lo desmiente categóricamente. “En tres días cambiaron todo. Cualquier lomense lo sabe”, le dice a LA NACION. Su espacio presentó esta semana un escrito en el Concejo Deliberante en el que piden cortar el último hilo que ata a Insaurralde con la función pública: todavía es intendente en uso de licencia.

Lo cierto es que en el centro de Lomas ya no hay rastros del exjefe de gabinete bonaerense. Su caída en esa zona del distrito quedó retratada con la quita de la gigantografía que compartía con Otermín, cerquita de la municipalidad, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen. En esas latitudes del territorio las fotos del escándalo no hicieron más que profundizar un extendido y arraigado malestar.

“La inflación nos está tapando y el tipo delirando en Marbella con euros y yate”, dispara Cecilia Gamarra, de 46 años, que no puede ni quiere contener su bronca. Atiende un local de ropa sobre la avenida que atestiguó la caída gráfica de Insaurralde. Golpea el mostrador para darle énfasis a algunas de sus palabras, pero muy poco de lo que dice puede reproducirse. Hija de inmigrantes, asegura que vio a sus padres secar yerba al sol y que todo le “cuesta mucho”. Ya estaba furiosa con Insaurralde por su mudanza a Puerto Madero.

“Llueve y Lomas está bajo agua. En casa –Llavallol– entran 90 centímetros de agua. Terminás con el agua en el cogote”, dice, mientras se pasa una tijera por el cuello. “No quiero su renuncia. Quiero una sábana con todos sus movimientos bancarios”, agrega, agitando la tijera. Gamarra es una orgullosa trabajadora del “sector privado”. Asegura que irá a votar, aunque no comparte por quién lo hará. “El voto es privado”, explica, con un poco más de calma.

Si me voy, dejaré pistas

Con todo, la figura de Insaurralde aún subsiste en los márgenes de Lomas. A veces solo, a veces con Otermín, el intendente en uso de licencia marca el rumbo electoral en algunas zonas en las cuales todavía hay carteles que dan fe de su candidatura a concejal. A su vez, apuntalan a Otermín, que quedó en el ojo de la tormenta luego de que explotara el caso de “Chocolate” Rigau, que todavía le puede traer más dolores de cabeza al oficialismo.

En algunos comercios de la transitada avenida Olimpo, donde Insaurralde todavía convive con Otermín en los carteles, el “suceso Marbella” no refiere a nada en particular. Estefi, que promedia su segunda década, atiende un local de productos cosméticos. “La verdad es que no me enteré de nada”, dice, mientras acomoda la mercadería.

“En ese barrio sacan muchos votos y están absolutamente todos los carteles de Martín”, explica Cecilia Gómez, concejal de Juntos por el Cambio, que firmó el pedido de renuncia de Insaurralde.

No todo es indiferencia en el barrio Juan Manuel de Rosas. Carlos, que prefiere no compartir su apellido, tiene 68 años, milita desde joven en el peronismo y el fin de semana se trabó en una acalorada discusión con su mujer, también peronista: tenían opiniones divergentes sobre el caso Insaurralde y su responsabilidad.

Para Carlos, a Insaurralde le hicieron una “cama”. Tampoco cree que al intendente en uso de licencia, desprevenido, le implantaron el yate y el champagne y le pusieron Marbella como telón de fondo. “Cada cosa es cada cosa”, distingue. “Conociéndolo, sabiendo quién es, le armaron lo que le armaron”, arriesga Carlos, que tampoco comparte su opción electoral para el 22.

En otro andarivel, la vida lomense sigue su curso. Cerca de las 11.15, en el registro civil de Albertina, los novios finalmente salen al encuentro de sus amigos que, según las costumbres, los ducharon con arroz blanco. Luego de las fotos y los abrazos, uno de ellos bromeó: “Ahora a juntar el arroz para el puchero”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/cronica-en-lomas-de-zamora-con-insaurralde-borrado-la-militancia-pugna-por-volver-a-convencer-a-los-nid09102023/

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