Generales Escuchar artículo

Cuenta regresiva para un tabú: qué pasará el 23 de octubre

Junto con la respuesta negativa, los empresarios que intentaron esta semana que el Gobierno les apruebe dólares para importar escucharon también un pedido de paciencia. “Quedan cuatro ruedas ca...

Junto con la respuesta negativa, los empresarios que intentaron esta semana que el Gobierno les apruebe dólares para importar escucharon también un pedido de paciencia. “Quedan cuatro ruedas cambiarias”, les dijeron en el equipo que integran Matías Tombolini y Germán Cervantes, a cargo de esas gestiones. Es el tiempo que falta hasta las elecciones por el feriado largo.

La fecha de la cuenta regresiva llamó la atención de los interesados en esas divisas. Ellos suponen, por lo pronto, que la Argentina seguirá existiendo después del 22 de octubre. Pero ¿augura el Ministerio de Economía un triunfo de algún candidato en primera vuelta? ¿Acaso una devaluación? Todo es posible con un panorama tan incierto. Lo que pueda pasar después de las elecciones es ahora la gran obsesión del establishment económico. Hasta el Fondo Monetario Internacional está interesado en el tema. Teme, por lo pronto, que peligre el pago que la Argentina tiene que hacer en noviembre. El staff lo viene admitiendo en privado delante de interlocutores que no son del Gobierno. Si Lisandro Cleri, el director más leal a Massa en el Banco Central, hubiera ido esta semana a la Asamblea del organismo en Marrakech, como tenía planeado, lo habría constatado en primera persona. Pero la corrida lo obligó a último momento a cancelar el viaje.

Además de la situación cambiaria, lo que provoca dudas de ahora a diciembre es la gobernabilidad. Algunos trascendidos del mundo sindical anticipan días complicados. En la CGT hay quienes se preparan para manifestarse en la calle si el resultado no fuera favorable al Gobierno. Héctor Daer, uno de los líderes de la central, responsabilizó esta semana a Milei de la corrida y dijo que no permitiría que en la Argentina ganara la especulación económica. Es cierto que esa actitud no es compartida en toda la CGT. Varios sindicalistas se contactaron en las últimas horas con referentes de La Libertad Avanza para explicarles que disentían con las palabras de Daer. Pero la economía argentina está tan al límite que cualquier manifestación puede convertirse en algo gravitante. Hasta una metáfora de un candidato representa un hecho político. “Excremento”, definió Milei al peso, y recibió una denuncia del Presidente por intimidación pública.

El problema de fondo vuelve a ser la confianza en el Gobierno, expresada una vez más en la debacle del peso. Quienes interactúan con Massa dicen que no tiene el optimismo de hace un mes. Lo ven algo cansado. Dicen además que esa denuncia de Alberto Fernández lo puso de mal humor. “Estaba caliente como una pava”, contó un funcionario. ¿Se acabaron los “conejos de la galera” que venían celebrando en el Frente Renovador? Hasta ahora, la única magia parece ser electoral: que el ministro de Economía de un gobierno con casi 140% de inflación anual tenga posibilidades. No es poco.

Pero la corrida y la inflación lo dejaron sin discurso de campaña. Ni plan ni platita. Es entendible que el ministro haya optado por culpar a Milei. Aunque la opinión del candidato sobre los plazos fijos se haya dado en un contexto objetivo y de tormenta cambiaria perfecta: con la emisión monetaria desbocada, caída en la demanda de dinero, tasa negativa, una brecha superior al 100% y un dólar oficial fijo al menos hasta el 31 de este mes. Un informe del economista Esteban Domecq mostraba ayer que la tasa de interés mensual efectiva de los plazos fijos quedó en septiembre 2,7% abajo y acumula una pérdida de 30% en términos reales desde diciembre de 2019. “Tus ahorros podían comprar 100 manzanas en diciembre de 2019 y ahora pueden comprar solo 70″, publicó en X. Es el dato que le faltaba al comunicado de las asociaciones de bancos, que les pidieron a los candidatos responsabilidad en las declaraciones. Entre los destinatarios habría que incluir también al propio ministro de Economía, que advirtió hace un mes, durante un seminario en la Cámara Argentina de Comercio, que Milei venía con un Plan Bonex bajo el brazo. Como para estar tranquilo como ahorrista. La evidencia indica que, como decía Massa antes de ser candidato, ese rol y el de ministro son incompatibles.

El Gobierno insistió entonces en lo único que tiene al alcance. Salió a cazar cueveros en la City. Hace tiempo que en la Argentina se hacen enormes negocios gracias a la brecha. “Nos quedan pocos días”, admitió uno de ellos a este diario. Los puristas de la AFIP suelen de todos modos protestar contra estas puestas en escena en las que aplica la ley penal cambiaria: desde el momento en que se hace la denuncia, se frenan las operaciones y no se llega nunca a constituir una prueba, algo que la vía administrativa sí permite. Y en el final de todo, tampoco se llega al verdadero fondo de la cuestión: no hay negocios con la brecha sin funcionarios de Aduana que permitan el acceso al dólar oficial. Justo cuando faltan hasta insumos médicos.

La primera conclusión de los empresarios al respecto es que la solución a la falta de divisas no está a la vista. Algunas cámaras armaron ya comités de crisis que se reúnen una vez por semana para sobrellevar la transición. Le plantearán el martes a la Unión Industrial Argentina hacer lo mismo. Habrá que atravesar por lo pronto lo que viene hasta las elecciones. Las cuatro ruedas de Cervantes y Tombolini. ¿Podrá, por ejemplo, reanudar la producción General Motors, que desde el lunes no trabaja en su planta de Rosario por falta de piezas importadas? Hasta ayer no estaba claro. ¿Y después? Tampoco se sabe. Los empresarios ni siquiera consiguen tantear qué hay en la cabeza del candidato que lidera las encuestas. No está fácil la relación con Milei para casi ninguno. Hace dos semanas, sin dar explicaciones y con solo un día de anticipación, el líder libertario le canceló una invitación a la Asociación Empresaria Argentina. El Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp), una de las pocas entidades que pudo tenerlo como invitado, probablemente por la relación que el candidato todavía tenía con Eurnekian, tampoco pudo interactuar demasiado: Milei llegó al vip, saludó a todos y, apenas empezaban a conversar, fue convocado por la maquilladora y se tuvo que ir. Después subió al atril y expuso.

Desde entonces la distancia con los empresarios parece haberse convertido en estrategia de campaña. En el debate, Milei se jactó de haber presentado una denuncia contra Eurnekian, su ex jefe. Ambos volvieron a verse anteayer, pero en un contacto breve que, dicen los testigos, no alcanzó para reconciliarse. La versión oficial atribuye todo a un encuentro casual: se cruzaron en Palermo, a una cuadra del edificio de Corporación América, cuando el candidato salía de la oficina de Nicolás Posse, uno de sus colaboradores, y se topó con el empresario, que lo invitó a subir al auto durante unos minutos. “Apenas un saludo efusivo”, lo definió alguien que conoce a los dos.

En el entorno de Milei quisieran, sin embargo, que la relación con el mundo de los negocios fuera mejor. ¿Se puede gobernar sin el respaldo de quienes invierten?, se preguntan. Los optimistas suponen que todo se acomodará con un triunfo electoral. “Vamos a gobernar con el teléfono: vas a ver cómo empiezan a llamar los alcahuetes”. La gravedad de la crisis económica lleva a los más experimentados a tener más reparos. Más de una vez, en el equipo de campaña le han preguntado al líder libertario por el tema. A Milei no le preocupa. Contesta que tiene con los empresarios un desencuentro conceptual: que ellos están “mal seteados” porque sintieron siempre la obligación de llevarse bien con Massa o con Juntos por el Cambio para conseguir algo. “Conmigo no lo van a necesitar”, concluye.

Ese cálculo da por logrado lo más difícil: que habrá éxito económico. Habrá que ver. Hasta ahora, la Argentina viene siendo lo contrario: un Estado fallido en el que los sectores corporativos tironean de lo escaso. Por eso todos creen necesario golpear puertas. No es gratis, eso también condiciona. Los empresarios ya consideran natural que, por ejemplo, Cervantes y Tombolini los llamen por teléfono para recriminarles que digan lo evidente: que no tienen dólares para trabajar. Las palabras valen últimamente más que nunca. Al revés que el peso.ß

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/cuenta-regresiva-para-un-tabu-que-pasara-el-23-de-octubre-nid14102023/

Comentarios
Volver arriba