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Degradar la salud es afectar el potencial de un país

La degradación de los Servicios de Salud impacta en el potencial humano y el capital humano de un país. El capital humano son las capacidades y la salud que las personas acumulan a lo largo de su...

La degradación de los Servicios de Salud impacta en el potencial humano y el capital humano de un país. El capital humano son las capacidades y la salud que las personas acumulan a lo largo de su vida y que les permiten desplegar su potencial como miembros productivos de la sociedad.

El sistema de salud en la Argentina una vez más sufre una crisis terminal, la cual profundiza los problemas estructurales de aquél. Anunciar permanentemente crisis terminales del sistema parece haberse naturalizado, pero lo cierto es que cada vez hay menos servicios de salud, menos calidad, menos médicos dispuestos a trabajar por exiguos valores y plazos irrisorios de pago, más hoy la posibilidad cierta de exportar esos médicos por estas razones. Lo terminal se refiere a la falta de acceso cada vez mayor a las prestaciones de salud. Para muchos seres humanos puede significar el final de sus días solos y sin atención médica.

Los desmanejos económicos y la falta de controles efectivos sobre los intermediarios, hoy denominados financiadores del sistema, forman parte de una concurrencia de causas que nos enfrenta a un sistema, desintegrado, fragmentado e ineficaz. A pesar que la medicina argentina tiene en alguno casos altos estándares mundiales en sus diferentes especialidades, también podríamos afirmar que hay varias Argentinas en paralelo en razón de las posibilidades de acceso a la salud de calidad.

El deterioro de las instituciones prestadoras más la precarización del ejercicio de la medicina actualmente son una lamentable realidad. En la Argentina -en general- se está desperdiciando la calidad médica que supimos conseguir. La falta de políticas y sobre todo por la falta de horizonte existente no sólo se circunscribe a la salud; pero en esta materia las consecuencias son irreversibles.

En diálogo con especialistas sanitarios se observa con mucha preocupación el desmantelamiento e inexistencia de servicios o profesionales reconocidos de alta complejidad en muchos lugares del interior del país. Salvo Córdoba y Buenos Aires, este déficit de recursos humanos altamente especializados prevalece en gran parte de nuestro país. Por el éxodo de muchos profesionales hacia la capital federal o al exterior, en algunas regiones del país sí buscamos el nombre del mejor especialista de algún caso de neurocirugía (por ejemplo), en lugar del nombre de un médico en la cartilla será, Aerolíneas Argentinas, y de seguir este proceso de precarización y menoscabo a las instituciones prestadoras de medicina y al médico en particular, próximamente el especialista de mayor renombre se llamará American Airlines o United. Por caso, en la mismísima y cosmopolita Buenos Aires, como ocurre lamentablemente en distintos países hermanos de Latinoamérica y América central u África.

A nivel global se ha planteado para el 2030 un compromiso mundial incluido en los objetivos de Desarrollo sostenible por importantes instituciones como la OMS y el Banco Mundial. Lograr la denominada CSU, Cobertura Sanitaria Universal.

Se calcula que el costo de la atención de salud es una carga financiera importante para las familias. En todo el mundo, 800 millones de personas gastan al menos el 10 % de su presupuesto familiar para pagar gastos médicos, viéndose obligadas a menudo a elegir entre su salud y otras necesidades familiares, como alimentos, matrícula escolar o transporte. Este fenómeno es común en todas las regiones del mundo. Una cifra tan significativa puede ocultar el sufrimiento diario que enfrentan las personas y las familias cuando no pueden obtener la atención de salud que necesitan.

Con respecto a este compromiso de inteligencia social planteado para el 2030, lograr la CSU, en nuestro país parece estamos transitando, como de costumbre, el camino inverso. Agravado por la caída del salario y de los ingresos de cada argentino fruto del proceso inflacionario y un serio problema redistributivo. El gasto en salud de las familias está hoy por encima de ese 10% estimado a nivel mundial. Y de frente nos encontramos con la realidad irreconciliable del sistema de salud, la situación de los médicos, los procesos de formación y acreditación deficientes, los bajos aranceles y los extensos plazos de pago, fruto de la especulación financiera de quienes deben pagar, la concentración de la salud en manos de unos pocos y muchos males que derivan de todas estas distorsiones no forman parte de la agenda de discusión política en el abanico de las posibles fuerzas que podrían llegar a conducir los próximos años los destinos de este país.

Pero mucho más acuciante -ya que los políticos, en fin, representan mal o bien los “intereses del pueblo”- es que este tema central no está en la agenda de una sociedad acosada por la inflación y la inseguridad, y que parece resignada a considerarse condenada a una decadencia crónica y a un estado de disolución social inevitable.

Las propuestas que diferentes organismos que hoy están debatiendo la necesidad de ir hacia una Cobertura Sanitaria Universal son cinco y la Argentina debería tomarlas para iniciar un debate transparente y serio:

1. Más dinero para salud y más salud por el mismo dinero: más inversión y más eficiencia. Más fondos pero mejores resultados. (En Argentina la salud es un agujero negro).

2. Centrarse en la calidad de la atención: tres informes mundiales recientes, incluido un informe conjunto (i) del Grupo Banco Mundial, la OMS y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), plantean que los servicios de salud de baja calidad están frenando el avance de las mejoras en el sector de salud en países de todos los niveles de ingreso.

3. Proteger a todas las personas de las pandemias: en los últimos 30 años, la frecuencia y la diversidad de los brotes de enfermedades se han incrementado de manera constante.

4. Adoptar la innovación: no se logrará el objetivo con enfoques tradicionales se debe usar la innovación para transformar los sistemas de salud.

5. Movilizar la acción colectiva: Empoderar a las personas, comunidades para que les exijan a los gobiernos se responsabilicen en este objetivo e involucrarse en el monitoreo de la atención sanitaria para que puedan abogar por un cambio cuando no se entrega lo que se promete.

Los expertos aseguran que, a nivel global, nunca se había registrado un nivel de compromiso político y liderazgo en general tan elevado, si bien los avances deben acelerarse. Sin embargo, la Argentina sigue ausente de este movimiento y su clase dirigente sigue esperando no sabemos muy bien qué. Creo que es momento que la sociedad exija que esto esté en la agenda y se soliciten propuestas de solución no sólo diagnósticos teóricos sobre vivencias que tenemos, padecemos y sufrimos día a día.

“¡Argentinos! ¡A las cosas, a las cosas!” (Ortega y Gasset)

Secretario General de CAMEOF

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/degradar-la-salud-es-afectar-el-potencial-de-un-pais-nid03062023/

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