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Desde la clandestinidad. El narco de las 1000 caras dijo que le pagó a un jefe antidrogas que le avisó que lo iban a arrestar

El viceministro del Interior de Bolivia, Jhonny Aguilera, afirmó públicamente que el uruguayo Sebastián Enrique Marset Cabrera, socio del poderosísimo Primer Comando Capital (PCC) en el tráfic...

El viceministro del Interior de Bolivia, Jhonny Aguilera, afirmó públicamente que el uruguayo Sebastián Enrique Marset Cabrera, socio del poderosísimo Primer Comando Capital (PCC) en el tráfico de droga a gran escala a través de la Hidrovía, “está cercado” en el norte de ese país, después de haberse escapado cuando 2200 policías fueron a arrestarlo a su mansión en Santa Cruz de la Sierra. Sostuvo que lo protege un grupo “paramilitar” integrado por comandos brasileños y que se mueve con una identidad falsa, seguramente distinta de la del pernambucano Luis Paulo Amorim Santos, la última que usó, con la que se calzó la camiseta 23 para despuntar su otra gran pasión, además, de hacer fortunas con el narcotráfico: jugar al fútbol profesional o semiprofesional, como lo hizo en Paraguay y, luego, en la zona del oriente petrolero.

Pero, desde la clandestinidad, el narco uruguayo generó un nuevo escándalo al publicar un video en el que deja traslucir que le pagó al jefe de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) de Bolivia para que lo dejara huir.

Como publicó LA NACION el lunes pasado, el sábado a la mañana Marset abandonó una lujosa mansión donde vivía, con una identidad falsa que también utilizaba para jugar al fútbol profesional, y desapareció. Se sospecha que huyó hacia el norte, a la región de Cochabamba, donde fueron encontradas tres camionetas que habría utilizado él, su familia y todos sus custodios. El gobierno boliviano había informado que unos 2800 policías lo buscaban, pero que inexplicablemente había podido escabullirse. En aquel video, el propio Marset dejó en claro que las casualidades no existen.

El narco envió un video al canal de TV boliviano Unitel, que lo difundió durante las últimas horas, en el que el narco de las mil caras, que se autoadjudica ser el líder del Primer Comando Uruguayo (PCU) señaló: “Gracias a la ayuda del director de la Felcn logré irme porque él me avisó que el ministro ya había dado orden de aprehensión contra mí y, bueno, agarró una platita y me avisó que me fuera”, dijo el uruguayo sin dar nombres.

De esa manera, Marset planteó que pagó para escapar. Y dejó entrever que lo habrían traicionado. Porque en otro tramo del video que dura poco menos de un minuto y medio advirtió que quiere hacer saber porqué se está vinculando a gente que no tiene nada que ver con él. “El director de la Felcn, como no hizo las cosas bien, está molestando gente inocente”.

Hacía referencia a los 13 detenidos tras su escandalosa fuga, de los cuales diez ya están con prisión preventiva. “Sé que mi situación está complicada... Todos creían que yo era Luis Paulo Amorim, ninguna de las personas que están pasando un mal momento hoy tiene que ver con mis cosas; están involucrando gente que no tiene nada que ver conmigo y se están yendo al carajo ya con eso”, agregó Marset.

Desde un principio, la situación en Bolivia estuvo teñida de oscuridad en torno al caso Marset, como también ocurrió y ocurre con otros narcotraficantes que nunca son extraditados tras los recurrentes pedidos de la Argentina. Las sospechas de que grupos que manejan la provisión de drogas a grandes organizaciones, como Primer Comando Capital (PCC), están amparadas por Bolivia son cada vez mayores.

La Policía Boliviana rechazó las declaraciones de Marset. El comandante general de la fuerza, Álvaro Álvarez, dijo que las afirmaciones del narco uruguayo buscan “sembrar dudas”. El director nacional de la Felcn, Ismael Tito Villca, también rechazó “rotundamente” las acusaciones de Marset. En declaraciones a Unitel, señaló que su trabajo es “pulcro e impecable”, por lo consideró que el video del uruguayo forma parte de “operaciones de desinformación”.

Esta tarde habría sido hallada la camioneta que Marset empleó para huir con su familia. Al menos eso piensan los investigadores que secuestraron un vehículo que fue dejado estacionado en el aeropuerto Viru Viru. Se trata de una Nissan Patrol, que fue trasladada a un recinto de la policía boliviana.

Escoltado

El gobierno boliviano está convencido de que Marset huyó escoltado por una guardia pretoriana armada como para ir a la guerra. Se había informado que ese grupo había secuestrado a un “policía de inteligencia” poco antes del operativo que procuraba la captura del “dueño de la Hidrovía” y que recién lo habían soltado cuando lograron poner suficiente distancia como para garantizar su fuga. Ese policía, posiblemente, haya sido el hombre al que ahora el uruguayo delató como el que le pasó el dato clave para escapar.

“Estamos en la certeza de que existe un grupo paramilitar con armas de guerra, encargado de su protección”, señaló anoche a la televisión estatal el viceministro del Interior de Bolivia, Jhonny Aguilera.

Aguilera sustentó su afirmación en el armamento hallado en las casas que usaba Marset en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra por un operativo policial que se llevó a cabo desde el sábado.

Allí la Policía confiscó al menos 17 fusiles, 1915 municiones, cargadores de armas, más de una treintena de vehículos y cuatro chalecos antibalas, que actualmente están bajo supervisión de la Fiscalía.

En el oficialismo boliviano hay fuertes internas sobre el problema del narcotráfico, sobre todo después de que en España se detectara que en un vuelo de la aerolínea de bandera de ese país se habían traficado 478 kilos de cocaína a Madrid.

Uno de los que lanzó fuertes críticas dentro del Movimiento al Socialismo (MAS) fue el exministro de Gobierno Carlos Romero, quien sostuvo que “desde febrero Bolivia sabía que Marset estaba en Santa Cruz de la Sierra”. La pregunta es por qué no lo detuvieron.

Un argumento similar expuso el ministro del Interior de Paraguay, Federico González, confirmó que ese país proveyó “casi diaria” información sobre Marset a Bolivia. González dijo que en febrero remitió información, incluso envió a un equipo de investigadores a Santa Cruz de la Sierra.

Marset vivía en una de las mansiones más grandes de Santa Cruz de la Sierra, de donde se fugó en una camioneta, una hora antes de que irrumpiera un gigantesco operativo de la Policia boliviana integrado por más de 2800 efectivos. No es la primera vez que se escapa.

En octubre de 2021 huyó de Dubai, donde fue aprehendido con un pasaporte falso paraguayo, tras conseguir que la embajada uruguaya le diera documentación legal de su país de origen. Esto provocó un escándalo en Uruguay, que llevó a la renuncia en diciembre pasado de la vicecanciller Carolina Ache.

En Santa Cruz de la Sierra se detectó hace dos semanas que la avioneta que apareció en Chaco con casi 400 kilos de cocaína provenía de esa región, donde –según Gendarmería Nacional- hay un grupo logístico llamado Lima-Lobo que está sospechado de ser el responsable del traslado de este estupefaciente, que –de acuerdo a las hipótesis que se manejan- tenía como destino el puerto de Rosario para ser “exportada” a Europa. El clan Lima Lobo tiene contactos a través de operaciones de lavado de dinero con Marset, según informó la justicia paraguaya a Aire de Santa Fe.

Marset tiene pedidos de captura de cuatro países, como Uruguay, Paraguay y Bolivia, y también es requerido por Estados Unidos, a través de la DEA. Su aparición en Santa Cruz de la Sierra demuestra que sigue con las riendas del narcotráfico.

Está acusado de ser uno de los autores intelectuales del crimen del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, que fue ejecutado por sicarios colombianos y venezolanos el 10 de mayo de 2022 en la isla de Barú, en Colombia, donde se encontraba de luna de miel. También está sospechado de manejar el contrabando de cocaína por la hidrovía, donde se detectaron que desde los puertos cercanos a Asunción salieron más de 40 toneladas de cocaína desde 2021 que terminaron siendo incautadas en Bélgica y Holanda.

El narco uruguayo, que tiene tatuada en una de sus muñecas la sigla PCU (Primer Comando Uruguayo), habría ingresado a Bolivia, después del homicidio de Pecci, según señalaron este domingo las autoridades bolivianas. Marset había salido de Paraguay, donde estaba bajo la lupa del fiscal asesinado en el marco de una investigación por lavado de dinero, una de las más grandes de la historia de ese país, llamada a Ultranza PY

Alrededor de 2200 uniformados formaron parte del operativo del que Marset, de 31 años, logró escapar, pero en el que fueron detenidas 13 personas, entre ellas, dos futbolistas uruguayos: Christian Marcelo Latorre Long, que hasta hace un mes integró las filas de Blooming, un histórico equipo de la primera división del fútbol boliviano, y Lucas Casavieja Grande, que se desempeñaba en Los Leones El Torno, el equipo de Santa Cruz de la Sierra que financiaba Marset y donde también jugaba como volante.

El ministro del Interior de Bolivia, Eduardo del Castillo, indicó por su parte que las armas decomisadas “son utilizadas en campamentos militares, son armas de guerra que pueden destruir chalecos antibala, equipos blindados”.

Del Castillo detalló que se trata de “un equipo de seguridad de alta gama de ciudadanos brasileños que están con armas largas y armas cortas”.

Debido a la calidad de las armas incautadas en los allanamientos, las autoridades bolivianas temen que Marset esté custodiado por un grupo paramilitar.

Del Castillo señaló que el uruguayo cuenta con “un poder económico mayor al de Pedro Montenegro”, un narcotraficante que también operó en Bolivia y que finalmente fue condenado en Brasil.

Además, encontró como coincidencia que tanto Montenegro como Marset consiguieron “una cédula de identidad falsa” en Bolivia.

“Se ha instruido a los grupos de Inteligencia y operativos que vayan con todo el armamento reglamentario a realizar los allanamientos en las distintas zonas del país”, aseveró Del Castillo en declaraciones a Radio Activa Bolivia.

Sobre esta situación, dijo que “lamentablemente estas organizaciones criminales” tienen la suficiente capacidad económica como para corromper “a rangos intermedios” de distintas oficinas estatales, dándoles “recursos adicionales a los que perciben legalmente”.

El viceministro Jonny Aguilera abonó en entrevista con el medio estatal Bolivia TV la teoría del responsable de la cartera del Interior: “Estamos en la certeza de que existe un grupo paramilitar con armas de guerra encargado de su protección”.

Marset, que reside en Bolivia desde abril, está prófugo desde el sábado último, cuando logró escapar de su casa en Santa Cruz de la Sierra una hora antes de que comenzara el operativo policial para capturarlo.

Sobre su paradero, el responsable de la cartera de Interior de Bolivia dijo que se manejan dos hipótesis: una que se encuentra “en dos zonas del país”, la segunda que salió a otras naciones vecinas.

En el caso de Marset se investiga a 35 personas, entre ellas los diez hombres que desde ayer cumplen 180 días de prisión preventiva en Santa Cruz, por orden de la jueza boliviana Livia Alarcón. Las dos mujeres detenidas recibieron medidas sustitutivas por tener a su cuidado a menores de edad.

Brasil, Uruguay y Paraguay también están tras los pasos de Marset, considerado líder del Primer Cartel Uruguayo (PCU) y acusado de organizar el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, en mayo de 2022, en Colombia.

En Paraguay está imputado por la fiscalía por el delito de narcotráfico y también figura en la lista roja de Interpol.

Está prófugo desde finales de 2021, cuando salió de Emiratos Árabes Unidos, donde estaba detenido por usar pasaporte paraguayo.

Entretanto, autoridades de Bolivia y Uruguay confirmaron públicamente que medios de comunicación de ambos países recibieron amenazas por el trato informativo de este tema.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/desde-la-clandestinidad-el-narco-de-las-1000-caras-dijo-que-se-escapo-gracias-a-los-servicios-de-un-nid03082023/

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