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Diego Schwartzman venció a Bernabé Zapata Miralles y avanzó a la segunda rueda de Roland Garros después de haber perdido los dos primeros sets

PARÍS (Enviado especial).- Es Lunes de Pentecostés, un día festivo en Francia. Los pasillos de Roland Garros son una ebullición de espectadores de todas las edades. El clima, además, soleado y...

PARÍS (Enviado especial).- Es Lunes de Pentecostés, un día festivo en Francia. Los pasillos de Roland Garros son una ebullición de espectadores de todas las edades. El clima, además, soleado y con 21 grados, acompaña. En el court número 13, geográficamente ubicado sobre el final del predio, a metros del carrefour des Combattants, una rotonda situada en el límite del barrio Boulogne-Billancourt que homenajea a los veteranos de guerra, se oyen gritos de apoyo en español, pero muchos también en francés. “¡Allez (vamos), Diegooo!”. Si hay algo que provocó el Peque Schwartzman en el circuito desde que elevó su estatus, es empatía. Será porque desde chico todo le costó el doble por su baja estatura en un deporte desafiante desde lo atlético o por la chispa (simpatía) que tiene (o por ambas), pero el porteño es, definitivamente, un jugador querido por el público internacional.

Por ello, muchos de los fanáticos del tenis que poblaron la pequeña cancha en el Bois de Boulogne, sufrieron y gozaron junto con él; se involucraron. Lamentaron su impotencia. Sintieron como propios los nervios de Silvana, la mamá de Diego, ubicada en la primera fila del court. Pero de regocijaron cuando Schwartzman encontró el camino y dio vuelta un partido sumamente espinoso para imponerse por 1-6, 6-7 (5-7), 6-2, 6-0 y 6-4, en 3h37m, frente al granítico español Bernabé Zapata Miralles (38°; semifinalista en Buenos Aires y Río de Janeiro, en febrero pasado). Llegó al Abierto de Francia al límite del top cien (95°), teniendo que defender valiosos 180 puntos por los octavos de final del año pasado; por momentos pareció estar cerca de despedirse en la primera ronda y la consecuencia en el ranking hubiera sido cruel y contundente, ya que hubiera caído al 120°, aproximadamente.

Schwartzman mostró dos caras. Durante muchos tramos del partido pareció haber extraviado su esencia, perdido algo sagrado que lo encumbró durante su desarrollo en la súper elite: la capacidad de lucha, la convicción, la ilusión. Hasta falló de revés, algo que antes, prácticamente, no ocurría. Y no es que erra porque la pelota se le va por poco al tomar riesgos: muchos tiros quedan en la red. No sostenía el foco. Un ejemplo: arrancó el partido ante Zapata Miralles quebrándole el saque, pero luego perdió seis games seguidos (y el set). Pero cuando no encontraba soluciones a largo plazo y solamente mostraba chispazos efímeros, hizo un clic. Su rival dejó de traccionar como hasta entonces, el argentino subió el nivel, empezó a fallar mucho menos y se produjo una remontada que puede (debe) ayudarlo a empezar de nuevo. Un triunfo que tiene que enorgullecerlo y, sobre todo, renovarlo.

“Venía de muchas semanas de frustraciones. Me siento muy bien por saber que estoy preparado para jugar cinco sets, más allá del mal momento de mi carrera”, expresó Schwartzman. Y profundizó: “En el quinto set yo estaba bastante en dominio, pero fue una lucha constante para poder mantenerme con la intensidad que necesitaba para cerrarlo. Zapata me ganó en Buenos Aires y me mató a palos (6-1 y 6-3, en los octavos de final). Ahora está entre los 30 mejores del mundo. El triunfo es muy valioso por la manera y por el momento que yo venía pasando”.

Schwartzman alcanzó a Juan Martín del Potro en el segundo escalón de los hombres argentinos con más triunfos en el Abierto de Francia. En primer lugar, Guillermo Vilas, claro, con 57. Además, fue la tercera vez que dio remontó un partido en un Grand Slam tras haber perdido los dos primeros sets. ¿Los otros? También en Roland Garros. En la cuarta ronda de 2018 frente al sudafricano Kevin Anderson por 1-6, 2-6, 7-5, 7-6 y 6-2. Y contra el español Jaume Munar, en la segunda ronda del año pasado, por 2-6, 6-7, 6-2, 6-2 y 6-2.

El próximo rival de Schwartzman será el portugués Nuno Borges, 80° del mundo, que venció al gigante estadounidense John Isner por 6-4, 5-7, 7-6 (7-3), 4-7 y 7-6 (11-9). El historial tiene sólo un enfrentamiento entre ambos y fue hace un mes, en el Challenger de Phoenix: se impuso el europeo por 7-5 y 6-3.

Etcheverry, por primera vez en París

El platense Tomás Etcheverry logró su segunda victoria en Grand Slam, la primera en Roland Garros. Fue por 6-4, 1-0 y retiro ante el británico Jack Draper, que tenía dificultades físicas e, incluso, en un momento sacó de abajo. El actual 49° del ranking, ahora, espera por el vencedor del australiano Alex De Miñaur o el bielorruso Ilya Ivashka.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/tenis/diego-schwartzman-vencio-a-bernabe-zapata-miralles-y-avanzo-a-la-segunda-rueda-de-roland-garros-nid29052023/

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