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El otro hijo: una historia catártica que procesa el dolor y mira hacia el futuro

El otro hijo (Colombia-Argentina-Francia/2023). Dirección y guion: Juan Sebastián Quebrada. Fotografía: Michaël Capron. Edición: Julie Duclaux, Pascale Hannoyer. Elenco: Miguel González, Ilon...

El otro hijo (Colombia-Argentina-Francia/2023). Dirección y guion: Juan Sebastián Quebrada. Fotografía: Michaël Capron. Edición: Julie Duclaux, Pascale Hannoyer. Elenco: Miguel González, Ilona Almansa, Jenny Nava, Simón Trujillo, Gabriel Taboada, John Hurtado. Duración: 90 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Nuestra opinión: buena.

El otro hijo es de verdad una película catártica. Se suele decir eso de muchas obras, pero en este caso la definición realmente aplica. En su ópera prima, el colombiano Juan Sebastián Quebrada retoma desde la ficción una traumática vivencia personal que lo marcó para siempre, pero desde una perspectiva que no se abandona exclusivamente al lamento y la exhibición de las huellas del dolor.

Aunque cuenta un hecho muy dramático -la inesperada muerte de un joven en una fiesta y el eco que produce eso en su familia-, es una película vital, que sin perder el foco del duro proceso de asimilación de la tragedia también se ocupa de la recuperación paulatina del protagonista, Federico, interpretado con mucha solvencia por el joven Miguel González.

Además de lidiar con la lógica crisis emocional de su madre, Federico tiene otros frentes abiertos: un padre que no estuvo del todo presente en su vida, un padrastro con el que la relación es distante, el cierre de un período importante de su experiencia escolar y el paso a la adultez que casi siempre todos vislumbramos como una amenaza. Pero sobre todo lo inquietan las tensiones entre sus pulsiones -las demandas silenciosas, las que no encuentran canales de expresión hasta que finalmente son satisfechas- y sus deseos -una fuerza en renovación constante que difícilmente se apaga-, además de las reacciones que todas esas energías provocan en su entorno.

Nadie sabe muy bien qué hacer con el dolor, y el protagonista de este film coproducido por Colombia, Francia y Argentina, tampoco. Lo gestiona como puede, con la ayuda de sus amigos, entregándose a las distracciones más comunes para la gente de su edad, e incluso animándose a pasar por alto algunos tabúes relacionados con las prescripciones de la moralidad más elemental y coercitiva.

Pero lo interesante de El otro hijo es que, al margen de interpelar con la crónica honesta de un duelo, también consigue capturar con mucha precisión tanto una dinámica familiar averiada como la de algunos rituales comunes en buena parte de la juventud contemporánea (urbana y de clase media, en este caso) a la hora del ocio y la diversión, como ocurre, con otro estilo y características propias, en la recientemente estrenada en Argentina Cómo tener sexo. En esos dos espacios, que tienen características muy diferentes, está claro, aparece la empatía. Con sus límites, sus desvíos, sus repliegues, pero aparece.

Si algo entiende Federico, en principio perturbado por la percepción de pasar a un segundo plano después de un golpe difícil de sobrellevar para su entorno, es que la soledad no es el mejor estado para el camino que tiene por delante. Y entonces busca como puede comunicarse, explorar, distraerse, alejarse de los fantasmas sin que eso implique necesariamente olvidar. La vida continúa, dice un lugar común al que a veces conviene prestar atención. Y todo eso que viene para Federico es lo que prefigura con elocuencia y sensibilidad El otro hijo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/cine/el-otro-hijo-una-historia-catartica-que-procesa-el-dolor-y-mira-hacia-el-futuro-nid16112023/

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