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En el bunker oficialista hablan del “momento Massa” y se entusiasman con la captación de los indecisos

En una mole de hierro y vidrio con seis pisos y tres subsuelos, en pleno microcentro porteño, a menos de tres cuadras de Casa Rosada y cuatro del Palacio de Hacienda, más de 200 personas comenzar...

En una mole de hierro y vidrio con seis pisos y tres subsuelos, en pleno microcentro porteño, a menos de tres cuadras de Casa Rosada y cuatro del Palacio de Hacienda, más de 200 personas comenzaron esta semana a trabajar full time en el bunker de Unión por la Patria (UP). Con la vista puesta en lo que comenzará a suceder dentro de 21 días, con las elecciones primarias y en medio de un escenario electoral que en Unión por la Patria (UP) consideran tan difícil como impredecible y abierto, se trabaja en una campaña “etapista”, con movimientos pequeños y medidos. Las tres principales etapas son las PASO, las generales y el ballotage, dentro de las cuales, a su vez, hay subetapas, según explican fuentes del espacio.

La dificultad es, aseguran, por el humor social que se palpa en el hartazgo con la clase política, entre otras cosas, por las peleas entre las figuras que la componen. Por eso en la sede de la calle Mitre se repite casi como un mantra los conceptos que bajó el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí desde su despacho en el cuarto piso del edificio: unidad y coralidad de voces. Un verdadero desafío para una coalición que hizo de las feroces peleas a cielo abierto una marca de gobierno en los últimos años. Sin embargo, la cercanía de las urnas y la necesidad de evitar un fracaso electoral, hace que se busque cerrar filas a pesar de las diferencias.

En ese sentido se muestran convencidos de que el primer punto a favor es que consiguieron un candidato de unidad, con Sergio Massa ungido in extremis, como repiten fuentes del comando de campaña, en referencia a la designación a último momento, en la antesala del cierre de listas, un mes atrás.

Mientras eluden con llamativa vehemencia hablar de números que arrojan las encuestas o a los que ellos mismos aspiran, desde el comando de campaña miran con expectativa un porcentaje de votantes que consideran que aún no decidió su voto y está viendo que sucede para decidir cómo lo hará. Es “significativo” entregan como toda respuesta a las repreguntas sobre de cuánto sería. Y agregan, esperanzados, que hay tendencias a nivel mundial que muestran que un importante porcentaje de votantes define su voto en la semana previa a los comicios. Entre los ejemplos citan a España, donde afirman que el 18% de los electores decidió su voto en las últimas 72 horas, 11 de los cuales lo habría hecho 48 horas antes y 7 el mismo día de los comicios.

En esa línea apuntan a los tiempos que restan para el día de los sufragios, 21 días paras las PASO, 91 para las generales y 119 para un eventual ballotage. “En todo es mucho, pero en política es una eternidad y mucho más en un momento de gran imprevisibilidad”, admiten. Por eso se refieren a una campaña “etapista” con mucho estudio previo de cada movimiento.

En ese escenario de imprevisibilidad sobrevuela una máxima que reza que en las Paso se vota lo que se “quiere”, en las generales lo que “se debe” y en el ballotage lo que “se puede”. Y en las filas de UP se esperanzan mirando una oposición que creen que, marcada por los cruces entre sus precandidatos Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, hace que el voto opositor “no se concentre” y que eso aumente las chances del golpeado oficialismo.

El “momento Massa”, el “pamperonismo” y el “paso a paso”

En paralelo a una realidad compleja, en la que el dólar volvió a escalar esta semana y subió más de 30 pesos; las reservas del Banco Central recayeron estrepitosamente y el acuerdo con el FMI sigue sin definirse, en el bunker de la calle Mitre hablan del “momento Massa”. Se entusiasman asegurando que el ministro-precandidato tiene “viento a favor” con factores que, asumen, antes eran considerados como “negativos y en este contexto no”. Aseguran que de los estudios surge que se le reconoce “autoridad y fuerza”, “capacidad de gestión”, “piloto de tormenta” y “capacidad de negociar y llegar a acuerdos”. Una ecuación que lo mostraría como un candidato al que quizá un elector no votaría en condiciones generales, pero que entienden que es el que Argentina necesita, según detallan.

Así trabajan para mostrar que es la “mejor” opción para los votantes del espacio y la “segunda mejor” para los que no integran esas filas. En ese sentido, y pese a la imprevisibilidad que reconocen en el espacio sobre el escenario electoral, en el oficialismo no dudan al afirmar que deben ir no solo por los votos de quienes aún no se decidieron, sino también transformar UP en una amplia pista de aterrizaje para los “pamperonistas” y trabajar para hacer que “mucha gente se sienta representada”.

También aspiran que “vuelvan” los votos del espacio que en 2021 no los acompañaron, decepcionados por la gestión, y “desertaron” de los comicios sin migrar hacia otras opciones electorales. A eso buscan sumarle los votos que vayan quedando “huérfanos” después de cada etapa para sumar a la siguiente fase. En ese escenario asumen que hay una transferencia muy abierta y múltiples de votos de un espacio a otro. Y se muestran absolutamente confiados de que los votos que en las PASO irán a Juan Grabois, el otro candidato del espacio, en las generales irán todos a Massa.

Todo se piensa, estudia y evalúa en el edificio en el que el catalán Gutiérrez Rubí ocupa el cuarto piso al igual que los distintos comandos de campaña. El quinto piso es para Massa y sus colaboradores y uno más arriba, entre paredes de durlock blanco, que se repiten en todos los pisos están los despachos de Eduardo “Wado” de Pedro y Juan Manuel Olmos y sus respectivos equipos. En el tercero están las oficinas de Áxel Kicillof, Máximo Kirchner, Leandro Santoro y Agustín Rossi, con los suyos. Uno más abajo se ubican los responsables de comunicación y prensa, en su mayoría jóvenes que también se encargan de las cargas de los spots en las grillas de radio y televisión. Todos con heladeras transparentes con gaseosas y aguas frescas y mesas con dulces.

En el primero está otro grupo similar que tiene a su cargo el diseño de piezas gráficas y audiovisuales. La planta baja es el espacio destinado a la sala de reuniones. La sala de conferencia o auditorio está en el primer subsuelo y en el segundo el estudio fotográfico y de video donde se hizo el último material de la campaña. El tercer subsuelo es el comedor, en el que almuerzan o cenan los equipos en un edificio que suele estar abierto hasta la una de la madrugada, con la adrenalina de la campaña como marca registrada.

“Ir evaluando y definiendo”, es una frase que se repite en el bunker que servirá de base durante los próximos meses, pero que no será protagonista de los días de elecciones, donde la acción volverá a transcurrir por el Complejo C, en el barrio de Chacarita. Se trata de la sede en la que el peronismo festejó en 2019 y enfrentó la derrota en las elecciones de medio término, dos años después.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/en-el-bunker-oficialista-hablan-del-momento-massa-y-se-entusiasman-con-la-captacion-de-los-indecisos-nid23072023/

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