Afuera llueve sin parar, y la gente circula con campera por Buenos Aires. Adentro de la Rural, familias enteras nadan vestidas dentro de una enorme pileta llena de burbujas transparentes. Menos los más chicos, que ríen y saltan, la mayoría de los visitantes lo está viendo todo a través de la pantalla del celular. Pese a que la mayoría de las piezas exhibidas son inflables y se pueden tocar, la prioridad parece ser registrar y compartir de inmediato la experiencia en redes sociales.

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Así se vivió ayer la inauguración porteña de Blow Up Experience, una muestra inmersiva que abre hoy al público, similar a otras que ya son tendencia a nivel global. No sólo propone compartir un momento lúdico en familia, sino también levantar el ánimo y ayudar a combatir el estrés a los adultos sin hijos. Porque en la era del “kidulting”, ningún tipo de juego se considera infantil.