La larga vida de los recuerdos (Argentina/2023). Dirección: Mariana Russo, Alberto Masliah. Guion: Alberto Masliah, Gustavo Cabaña. Fotografía: Virginia Rojas. Edición: Cecilia Petrujno, Lucas Santa Ana. Elenco: Ricardo Merkin, Agustín Vásquez Corvalán, Victoria Raposso, Ariadna Asturzzi, Estela Garelli, Livia Fernán, Santiago Magariños, Julia Amore, Daniel Lambertini. Duración: 77 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: regular.

La larga vida de los recuerdos entrelaza un puñado de pequeñas historias de ficción atravesadas por la angustia que siempre provoca la muerte de seres queridos: dos mujeres que extrañan a un mismo hombre, un anciano que regresa al lugar donde vivió experiencias que lo marcaron en su juventud, un pueblito rural invadido por sus propios recuerdos, y una madre que se reencuentra con un hijo cuya vida pende de un hilo después de empecinarse en un distanciamiento innecesario.

Algunos de los fantasmas que aparecen en la película son visibles, otros no, pero todos están grabados en la memoria de los que recuperan el pasado, y su evocación está cargada de una gravedad que una banda sonora persistente subraya casi todo el tiempo a lo largo del film.

No es fácil escapar de la solemnidad con una temática de este tipo, y tampoco da la impresión de que los directores del film (Mariana Russo, con larga experiencia como directora de fotografía, y Alberto Maslíah, autor de un buen documental sobre el entrenador de básquet León Najnudel, entre otros trabajos) se hayan planteado esa pretensión. Más bien eligieron sobrecargar el clima de gestos y discursos pomposos. Entonces todo se va volviendo denso y tan esquemático como para que también ingresen en el relato coral las pequeñas tramas de un nacimiento que funciona como alegoría del ciclo de la vida y la reinvención de una relación en crisis que abreva en otro tópico sensible y muy transitado, el de las segundas oportunidades.