En salud y en la vida: ¿qué realidades creamos con las palabras que elegimos?
Como sociedad, probablemente hayamos dado varios pasos adelante desterrando el uso de determinados términos ofensivos al referirnos a las demás personas, sus cuerpos, sus decisiones o sus ideas. ...
Como sociedad, probablemente hayamos dado varios pasos adelante desterrando el uso de determinados términos ofensivos al referirnos a las demás personas, sus cuerpos, sus decisiones o sus ideas. Sin embargo, todavía queda mucho por recorrer y la manera en la que hablamos -queramos o no- contribuye a crear realidades más justas o menos justas, más empáticas o menos empáticas, más inclusivas o menos inclusivas.
Novo Nordisk, compañía global dedicada al cuidado de la salud, acaba de presentar una guía llamada ‘Palabras que cuidan’, dirigida a profesionales de la salud y de la comunicación, pero que sirve para toda la comunidad. Está orientada, justamente, a que reconozcamos el poder de las palabras que elegimos y propone una comunicación más sensible y eficaz.
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María Inés del Árbol, generadora de contenidos, especialista en diversidad e inclusión y autora de ‘Palabras que cuidan’, aseguró: “Todavía estamos aprendiendo, pero de a poco vamos reconociendo que nuestras palabras crean realidades y contribuyen a mejorar -¡o perjudicar!- la salud integral de una persona. Si tratamos a alguien de ‘obeso’ lo único que logramos es poner una etiqueta que define y, sin dudas, no contribuimos al cuidado de su salud”.
La guía sugiere tres pilares para tener en cuenta a la hora de referirnos a personas con alguna enfermedad: poner a las personas primero, tener empatía y valorar la diversidad. Siguiendo estos lineamientos, el trabajo promueve el respeto por la individualidad y da consejos concretos para una comunicación positiva.
Respecto del primero, es importante ubicar a la persona antes que a su enfermedad porque esta no la define. Alguien no es “hemofílico”, sino que es una “persona que tiene hemofilia”. La hemofilia es una característica (tener) y no una definición (ser).
Por otro lado, términos que pueden parecer cariñosos, como rellenito o gordita, son despectivos, pueden herir -aunque muchas veces involuntariamente- y deberían ser reemplazados por “persona con obesidad o sobrepeso” en caso de que realmente fuera necesario referirse a su peso.
Además, no debe realizarse una carga de valor sobre la enfermedad. No se “sufre” ni se “padece” diabetes, por ejemplo, sino que se tiene diabetes, establece el documento.
“En Novo Nordisk, poner a la persona primero es un compromiso que tenemos desde hace muchos años. Dentro de la compañía y en cada comunicación con otra persona, procuramos estar contribuyendo a construir vínculos positivos, libres de prejuicios y de estigmas, porque tenemos la convicción de que es el futuro que queremos ver reflejado en la sociedad”, describió Margarita Casalins Guevara, gerente de Comunicación y Asuntos Públicos de Novo Nordisk Argentina.
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Otro aspecto central en el respeto a las personas con alguna enfermedad es el de evitar culparlas por su situación con afirmaciones como “si te controlaras como te dijo el médico, estarías mejor”. Las situaciones son únicas para cada individuo y apoyar es la mejor manera de acompañar.
La guía reconoce, además, que vivir con una enfermedad no convierte a esa persona en heroína o valiente: frases como “a pesar de tener hemofilia, se recibió de arquitecta” no hacen más que limitar y subestimar todo su potencial.
Esta guía toma como punto de partida específicamente las realidades que se construyen alrededor del sobrepeso y la obesidad, que presentan 6 de cada 10 personas mayores de 18 años en la Argentina, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación; alrededor de la diabetes, que tienen cerca de 1 de cada 10 argentinos a partir de los resultados de la misma encuesta; y de las enfermedades poco frecuentes, que cada una impacta en pocas personas, pero como son en conjunto más de 6 mil patologías, en la sumatoria el colectivo de pacientes es sumamente significativo.
“De todos modos, las propuestas de esta guía y su alcance van mucho más allá: alcanza a todos los estigmas y sesgos que podemos desterrar con las palabras. Buscamos ayudar para que la sociedad incorpore esta nueva manera de comunicarnos; y la clave, sin duda, está en profesionales de la salud y medios de comunicación”, agregó María Inés Del Árbol.
Las palabras que usan profesionales de la salud en el consultorio con sus pacientes tienen un fuerte impacto. Por el otro, cómo los medios reproducen las noticias que incluyen a personas con alguna enfermedad también influye en la forma en que la sociedad construye su manera de referirse a ellas.
En este sentido, también es vital considerar las imágenes que suelen elegirse para ilustrar una noticia sobre salud. Fotos que muestren a personas con obesidad recortando su rostro y haciendo un zoom en su abdomen solo despersonalizan; graficar a alguien con obesidad desalineado, alimentándose mal o en contextos que connoten vagancia solo contribuye a fortalecer los estereotipos que se quiere derribar.
“Reconocemos que el cambio de paradigma no es instantáneo, lleva tiempo y es una tarea que es responsabilidad de toda la sociedad. Representa adaptar nuestra manera de pensar y de hablar”, dice Margarita Casalins Guevara. Y asegura que un primer paso es generar conversaciones al respecto, en el hogar, en las escuelas, en los espacios de trabajo y a través de los medios de comunicación para interpretar mejor si las palabras que elegimos están construyendo las realidades que queremos. “Confiamos en que esta guía sirva como herramienta para lograrlo”, concluyó.