Un control de rutina de motos por parte de la Gendarmería Nacional en las adyacencias de villa Puerta de Hierro, en La Matanza, derivó en un allanamiento en una casa del barrio porteño de Villa Urquiza, donde se descubrió un depósito de tarántulas, boas, serpientes, víboras y otras especies exóticas. La sospecha de los investigadores es que los animales se comercializaban, en clara violación a la legislación vigente.

Algunos de los animales secuestrados por detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) “pueden atentar contra la salud pública ante potenciales mordeduras, como el caso del “pitón bola” o la “boa arcoiris”, según explicaron fuentes judiciales.

La causa está a cargo de la jueza federal Alicia Vence y el Ministerio Público está representado por el fiscal de Morón Sebastián Basso.

“Todo comenzó con un control rutinario de motos en las adyacencias de la villa Puerta de Hierro, en La Matanza. Personal de la Gendarmería Nacional interceptó a un motociclista. Mientras se hacía la revisión de la documentación, el joven se puso nervioso y, además, se le cayeron unas serpientes que llevaba en unas cajas”, explicó a LA NACION una fuente de la investigación.

Tras la sorpresa y el susto inicial, los gendarmes dieron aviso a las autoridades judiciales, quienes le dieron intervención al Departamento Delitos Ambientales de la PFA.

“En horas de la mañana se allanó el domicilio del motociclista, en Villa Urquiza, y se descubrió una suerte de depósito donde había una cantidad importante de animales: boas, serpientes, víboras, culebreas, un escorpión, gusano y una cucaracha ´gigante de Madagascar´”, explicó una fuente de la investigación.

La comercialización de especies exóticas es conocida como modalidad delictiva de “cuello verde”, dijeron fuentes judiciales.

“Se trata de una modalidad delictiva que mueve mucho dinero”, sostuvo un investigador en la materia.