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Estas marcas de autos nacieron en un rubro distinto e impensado

Telares, bicicletas, motos, aviones, ...

Telares, bicicletas, motos, aviones, armamento, tractores, máquinas de coser y heladeras. Aunque resulte difícil de creer, esos productos fueron el punto de partida de muchas de las fábricas que con el paso del tiempo ganaron prestigio en la industria automotriz.

BMW, Peugeot, Citroën, Ferrari, Lamborghini, Jaguar, Opel y las japonesas Honda, Toyota y Suzuki son algunas de las empresas que nacieron muy lejos del automovilismo. Se reconvirtieron y les dieron vida a modelos emblemáticos.

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La metamorfosis de algunas compañías ha sido asombrosa. Ferrari, la venerada marca identificada por el Cavallino Rampante, tardó en lanzarse a la producción de automóviles. Enzo Ferrari puso en marcha en 1929 una academia de pilotos bautizada Scuderia Ferrari para dotar de conductores a la marca Alfa Romeo en las competencias del período que separó a la Primera Guerra Mundial de la Segunda.

Cuando en 1940 el líder fascista Benito Mussolini confiscó Alfa Romeo para convertirla en un eslabón de la cadena de producción de armamento, Ferrari se hizo a un lado y comenzó a construir autos. Debutó con el modelo Tipo 815 en Módena. Más tarde se afincó definitivamente en Maranello.

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Otra famosa compañía italiana como Lamborghini le debe a Ferrari su conversión a fabricante de autos. Al término de la Segunda Guerra Mundial, Ferruccio Lamborghini compró partes sobrantes de vehículos militares y los transformó en maquinaria agrícola.

Ganó rápida fama construyendo tractores hasta que en 1963 tuvo una acalorada discusión con Enzo Ferrari. Uno se quejaba de los problemas mecánicos de los autos nacidos en Maranello y el otro insultaba a su interlocutor por su condición de diseñador de toscos armatostes para el campo.

La venganza fue la irrupción de Lamborghini en el mercado de automóviles deportivos, un segmento en el que el prestigio de Don Enzo era inmenso.

Adiós a las armas

Un ejemplo de curiosa mutación es el protagonizado por Citroën. André-Gustave Citroën, un holandés de origen judío radicado en Francia, se dedicaba a fabricar engranajes de acero desde 1912.

El estallido de la Gran Guerra dos años después puso a trabajar a este inquieto ingeniero que en un viaje a Estados Unidos se había asombrado con la organización implementada por Henry Ford en su fábrica y trasladó a Europa el modelo de fabricación en serie.

Citroën le propuso al Ministerio de Guerra francés instalar una manufacturera de granadas que en pocos meses sería capaz de hacer 10.000 unidades diarias. Al finalizar la contienda bélica ya no había tanta demanda de armamento y transformó su planta para producir automóviles. En 1920 alumbró el Tipo A Sport y con el paso del tiempo su empresa creó modelos simbólicos como el 2CV, el DS, el Ami 8 y el Mehari.

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Si bien hoy es una subsidiaria de Volkswagen, la británica Bentley tiene un rico pasado en la industria de autos de lujo. Antes de eso, proporcionó motores para aviones caza durante la Primera Guerra Mundial. La Real Fuerza Aérea tenía como emblema al Sopwith Camel, cuyo impulsor era el Bentley BR-1, nacido de la inspiración de Walter Owen Bentley.

En 1919, cuando ya no era negocio hacer propulsores para la industria armamentística, creó la Bentley Motors Limited y no le costó mucho tiempo asociar su nombre con el triunfo deportivo en carreras como Las 24 horas de Le Mans en los años 20.

La Bayerische Motoren Werke (Fábricas de motores bávara) es mundialmente conocida como BMW. Su actividad se inició en 1917 con motores para aviones y se hizo de una elevada reputación por construir un impulsor de alta compresión que les garantizaba a los bombarderos alemanes sólidas prestaciones a grandes alturas.

Recién en 1929 se dedicó a los automóviles, el paso siguiente a su incursión en el motociclismo, que representó el primer rasgo de la diversificación de la compañía.

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Del cielo a las calles

No solo Bentley y BMW tienen un pasado vinculado con la aeronáutica. Cinco empresas japonesas, Fuji Kogyo, Fuji Jidosha, Omiya Fuji Kogyo, Utsunomiya Sharyo y Tokyo Fuji Sangyo, se unieron en 1950 para trabajar en la fabricación, venta y mantenimiento de aviones.

Luego de tres años trazaron una fusión más formal y crearon la Fuji Heavy Industries, que se encarga de la producción de automóviles Subaru, una palabra que en el idioma del “Imperio del Sol Naciente” significa, justamente, “unir”.

Desde 1937, la Svenska Aeroplan AB (Sociedad Anónima de Aeroplanos Suecos) elaboraba aviones de combate en Suecia.

Su denominación comercial más extendida es SAAB y una década después de su aparición lanzó el primer auto. En algún momento entró también en el terreno de la informática. Hoy, su división de vehículos terrestres sobrevive después de pasar serias complicaciones económicas y la rama aeronáutica sigue en pleno funcionamiento en el sector de transporte de pasajeros.

En dos ruedas

Por más que hoy sean reconocidos por su rol preponderante en la industria automotriz, Peugeot, Jaguar, Honda, Kia y Skoda anduvieron en dos ruedas antes de hacerlo en cuatro.

En 1810, en tiempos de la Revolución de Mayo en la Argentina, los franceses conocieron la fábrica de molinillos de café, herramientas, piezas de relojería y sierras de Armand Peugeot. Poco después incorporó las máquinas de coser. Unos años más tarde, la compañía hizo a un lado los productos derivados del acero y optó por construir bicicletas. Recién en 1891 alumbró su primer auto con motor a combustión interna, la evolución de los vehículos a vapor que habían sido los primeros ensayos en términos de movilidad. De todos modos, todavía salen de su planta bicicletas, scooters, instrumentos de cocina y máquinas de coser.

Dos amigos, William Walmsley y William Lyons, se asociaron para fundar una fábrica de sidecares. Cuatro años más tarde, en 1926, salió a la luz la primera carrocería de auto, un paso vital para la posterior evolución de la empresa Seven Swallow, conocida como SS, tal la denominación de la mayoría de sus modelos.

La tristemente célebre notoriedad de las SS, el cuerpo de seguridad del líder nazi Adolf Hitler, llevó a Lyons a modificar el nombre y crear Jaguar Cars Limited.

Soichiro Honda era un mecánico japonés al que la escasez de combustible al término de la Segunda Guerra Mundial obligó a aguzar el ingenio. Decidió construir una bicicleta a motor. En 1949, tres años después de su formación, Honda R&D Co. Ltd. pudo vender su primer vehículo de dos ruedas y en 1963 amplió su oferta a los autos con los modelos deportivos T360 y S500. Y apenas doce meses más tarde debutó con una máquina propia en la Fórmula 1.

La palabra coreana Kia se traduce al castellano como “creciendo fuera de Asia”. Sin embargo, en ese continente puso manos a la obra en 1944 para la manufactura de tubos de acero y partes de bicicleta.

Ocho años más tarde se convirtió en Kyungsung Precision Industry y se entregó a la fabricación de distintas clases de vehículos: en 1957 hizo bicicletas, en 1962 camiones y en 1974 autos. La bancarrota de 1997 propició la toma de la compañía por parte de Hyundai.

El caso argentino: la emblemática SIAM

Una huelga de panaderos alentó a Torcuato Di Tella, un emprendedor italiano que hacía años estaba radicado en la Argentina, a crear una empresa emblemática. En 1910, un paro de obreros de la industria panificadora en la ciudad de Buenos Aires llevó al dictado de una ordenanza municipal para prohibir el amasado a mano.

Esa resolución despertó la imaginación de Di Tella, quien, junto con sus compatriotas Alfredo y Guido Allegrucci, plasmó la Sociedad Industrial de Amasadoras Mecánicas (SIAM).

El taller tuvo un éxito inmediato y por eso la compañía tomó impulso e incursionó en la fabricación de surtidores de nafta para YPF, acción que fue acompañada por una mudanza de Capital Federal a Avellaneda.

Aunque todo parecía ir viento en popa, la demanda de amasadoras de pan no era tan grande y el negocio del petróleo todavía estaba en una etapa fundacional en el país. Eso puso en peligro la continuidad de las actividades de SIAM.

Di Tella comprendió que había que apelar a soluciones ingeniosas para garantizar la supervivencia de la empresa. La salida fue montar una línea de producción de heladeras, lavarropas, planchas, lustradoras de piso, motores eléctricos, interruptores magnéticos y bombas hidráulicas. Las heladeras eran las estrellas de la amplia gama de productos SIAM. Tanto es así que se llegaron a elaborar 70.000 por año.

La compañía adquiría una estructura cada vez más ambiciosa y sumó a su cartera de negocios la fabricación de caños con costura. La muerte de Di Tella en 1948 no detuvo a la vigorosa empresa. Sus hijos, Torcuato y Guido, al frente de la firma, decidieron una década después una conveniente alianza con la familia Innocenti, responsable de la salida al mercado de Lambretta, una motoneta italiana. Juntos crearon Siambretta, la popular versión argentina de esos vehículos.

Otra alianza estratégica, en este caso con la automotriz británica British Motor Company, hizo posible el desembarco de un vehículo que se convirtió en un clásico en las calles argentinas: el Siam Di Tella 1500. Entre 1959 y 1966, cuando Industrias Kaiser Argentina (IKA) se hizo cargo de la producción y le cambió el nombre, salieron de la planta de Monte Chingolo, en el partido de Lanús, unas 47.000 unidades del tradicional auto nacido en las entrañas de SIAM.

Origen textil

Adam Opel AG inició en 1862 sus actividades de producción y venta de máquinas de coser. Como consecuencia de los buenos dividendos de ese rubro, el inventor alemán Adam Opel agregó el sector de fabricación de bicicletas.

Ese nuevo éxito comercial llevó a que sus hijos -al comando de la empresa tras la muerte del fundador en 1895- pusieran en la calle en 1899 el primer modelo automovilístico de Opel en tiempos en los que la empresa se transformó en Opel Automobile GMBH.

Dos reconocidas firmas japonesas también tuvieron un origen textil. Toyota asomó en 1926 confeccionando telares automáticos. Recién en 1935 abrió su división de automotores, que incluía autos, vehículos de pasajeros y de carga. Su modelo más icónico es el Corolla, que con más de 50 millones es el más vendido de la historia de la industria, tras desplazar de esa posición de privilegio al Volkswagen Escarabajo en 1997.

Algo similar ocurrió con Suzuki, que en 1909 fabricaba telares en el establecimiento Suzuki Loom Works. En 1952 sacó sus primeras bicicletas y motos y tres años después desembarcó en el rubro automotor con el Suzuki Suzulight.

Complejos industriales

En 1947 el coreano Jung Ju-yung puso en funcionamiento Hyundai, una empresa de construcción. Debido a las ganancias iniciales, la firma cuyo nombre significa “modernidad” devino en un importante conglomerado industrial. Su multiplicidad de tareas tuvo como principal manifestación la división de fabricación de barcos. El astillero Hyundai Heavy Industries es hoy el máximo referente en ese sector.

El hacedor de la empresa fue una importante figura del despegue económico de Corea del Sur tras la Segunda Guerra Mundial y su carácter visionario lo condujo a establecer en 1967 la Hyundai Motor Company. Debutó en ese segmento doce meses después con el Hyundai Cortina, en cuyo desarrollo colaboró Ford. Tanto en el campo de los astilleros como en el de los automóviles tiene una posición dominante, situación que se vio reforzada en 1998 con su unión con Kia.

De esa misma nación es Daewoo, que se instituyó en 1967 como grupo industrial. Pese a que en sus orígenes se dedicó a la industria textil, rápidamente extendió sus negocios gracias a la ayuda del gobierno del dictador surcoreano Park Chung-hee. Astilleros, material bélico, obras de infraestructura, construcción y el rescate de empresas en bancarrota formaron la llamativamente diversa actividad de la compañía.

En 1978 se apropió de la firma Saehan Motors y la rebautizó como Daewoo Motors. Tardó cinco años en poner en el mercado su primer auto. Tras la crisis asiática de 1997 vendió sus negocios a General Motors.

Motores

Con cercanos lazos con la industria automotriz nació Dodge, que se constituyó en 1900 por iniciativa de los hermanos John y Horace Dodge. Se encargaban de proveer motores y partes de chasis a fabricantes de autos como Ford Motor Company y Olds Motor Vehicle Company. En 1914 le pusieron final a ese negocio debido a sus amargas discusiones con Henry Ford y empezaron a construir sus propios vehículos. El primer coche propio fue el Dodge Old Betsy.

A pesar de que sus productos gozaron de una notable aceptación y de que un juicio obligó a Ford a repartir sus ganancias con sus antiguos proveedores, la vida de la Dodge Brothers Company como tal fue efímera, ya que, en 1928, ocho años después de la muerte de los hermanos fundadores, la empresa fue comprada por Chrysler, que desde entonces produjo los vehículos de la marca Dodge.

La unión hace la fuerza

El origen de Audi se remonta a los albores de la década del 30, antes de la llegada de Hitler al poder en Alemania. Cuatro firmas unieron fuerzas para crear Auto Unión, devenida hoy en Audi y parte del grupo Volkswagen.

Auto Unión, primero, y Audi, después, tienen un logo inconfundible: cuatro aros unidos formando una suerte de cadena con identidad propia. El primero de los anillos nació 1873 y llegó de la mano de NSU, un fabricante de bicicletas y motos. Al mismo rubro se dedicaba Wanderer desde 1896 con otra denominación y, a partir de 1911, con la que tuvo definitivamente.

En 1909 August Horch instaló una fábrica de autos con su apellido que mutó en Audi por una disputa legal que derivó en la prohibición de la utilización de su nombre de familia. El socio más joven es DKW, que en 1916 manufacturaba equipamiento para máquinas de vapor y motocicletas. Con el tiempo, los cuatro empezaron a producir autos y en 1932 conformaron Auto Unión, la piedra fundamental de Audi.

Parece mentira que una granada le cedió paso a un entrañable 2CV, que el Corolla no habría existido si Toyota se hubiese empecinado en seguir haciendo telares o que Ferrari no sería la escudería más famosa de la Fórmula 1 si Don Enzo no hubiera cerrado su academia de pilotos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/autos/estas-marcas-de-autos-nacieron-en-un-rubro-distinto-e-impensado-nid25112023/

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