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Hace 70 años. Cuando el peronismo arrestó por 26 días a Victoria Ocampo y desató una ola mundial de repudio

Señora, vino un comisario y pregunta por usted. Avelina, la casera de su residencia en Mar del Plata anunciaba así a Victoria Ocampo una visita inesperada que se transformó en el primer paso de ...

Señora, vino un comisario y pregunta por usted. Avelina, la casera de su residencia en Mar del Plata anunciaba así a Victoria Ocampo una visita inesperada que se transformó en el primer paso de una detención que la mantuvo presa durante 26 días en la cárcel de mujeres Del Buen Pastor, en Buenos Aires.

En estos días, más precisamente el lunes 8, se cumplieron 70 años de ese instante en el que su protagonista entendió que no era gratis ser considerada contrera por el gobierno de aquel entonces.

Victoria Ocampo, presa política: la carta desconocida sobre su cautiverio

Victoria, que atendió a la comisión policial desde su cama, donde solía escribir, preguntó porqué se la llevaban y a qué obedecía el allanamiento con el que los agentes revisaban sus papeles. No lo sé. Yo sólo recibo órdenes, respondió lacónicamente el comisario. Más tarde, ya trasladada a la Comisaría de Orden Político en Buenos Aires, se enteró de que era señalada como instigadora de un atentado con bombas que había tenido lugar en la Plaza de Mayo durante un acto de la CGT mientras Juan D. Perón pronunciaba un discurso.

La noticia despertó el interés de celebridades internacionales que pidieron la inmediata liberación de quien consideraban un emblema cultural argentino. Entre muchísimos otros nombres se destacan los de Gabriela Mistral (premio Nobel), Roger Caillois, François Mauriac (premio Nobel), André Maurois, Roger Martin du Gard (premio Nobel), Jules Romains... sin olvidar la intervención del primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru.

Listas negras

La oposición de intelectuales y artistas al gobierno peronista generó reacciones concretas por parte de éste, al punto de ponerse en vigencia listas negras tendientes a censurar sus voces y en no pocos casos a privarlos de su libertad. Fue la detención de Victoria Ocampo lo que llevó a Aldous Huxley y Waldo Frank a impulsar el Comité Internacional para la Liberación de los Intelectuales Argentinos. En París fue Albert Camus quien lideró un movimiento de escritores franceses con similar fin.

Si bien la fundadora de Sur fue un ícono antiperonista, en esa cruzada tuvo antecesores en el universo de la literatura. El mayor exponente de intelectuales antiperonistas fue Jorge Luis Borges, lo que le valió que en 1946 en un irónico giro lo sacaran de sus funciones en una biblioteca y lo degradaran al cargo de inspector de aves en las ferias municipales.

Victoria Ocampo fue la única mujer civil y sudamericana invitada por el British Council a asistir al Proceso de Núremberg en el que se juzgaron los crímenes de guerra del nazismo

Luego de su renuncia al empleo público y en el transcurso de una comida que se organizó como desagravio, Borges no dejó pasar la oportunidad para apuntar con su proverbial agudeza al gobierno: Las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez.

Aquella grieta

En verdad, no todos los intelectuales fueron antiperonistas. La grieta no es un invento de nuestros tiempos. Como contrapartida, muy ilustrados intelectuales de la época apoyaban al gobierno y lo hacían desde ángulos del arco ideológico bastante dispares. Por un lado, John William Cooke, brillante pluma de la izquierda, compartía su adhesión al peronismo al igual que Gustavo Martínez Zuviría, miembro de una familia patricia, híper católico, nacionalista y antisemita. Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortíz y Leopoldo Marechal, los tres de orígenes y convicciones populares, sintonizaban similares miradas con Manuel Gálvez, descendiente de Juan de Garay y esposo de Delfina Bunge, amiga y confidente de Victoria Ocampo.

Unos y otros se refugiaron en revistas que nucleaban sus simpatías o antipatías e inclusive en organizaciones marcadamente confrontativas. La Sociedad Argentina de Escritores, SADE, ostensiblemente estaba integrada y dirigida por autores antiperonistas. La respuesta fue la creación de la ADEA, Asociación de Escritores Argentinos, fundada y formada por adherentes al peronismo.

Las paradojas no se limitan a las distantes configuraciones ideológicas de quienes se juntaban inspirados en una causa común. Victoria Ocampo es ejemplo de una personalidad que no responde a estereotipo alguno. Por su estirpe de familia patricia fue automático ubicarla en las antípodas del peronismo.

Victoria era cautiva de algunos tics de clase que si bien no traducían las miradas que sobre temas sociales, culturales y políticos la animaban íntimamente, sí llevaba a muchos a juzgarla por lo que aparentaba. Hablando de su ambiente una cita de ella resume su pensamiento: esa gente de mundo, a fuerza de ser idiota ni mundo tiene.

Esta ecuación la persiguió de por vida y acaso las más de cuatro décadas transcurridas desde su muerte van dando paso a juicios menos sesgados. Pero las etiquetas no fueron unilaterales. Para Victoria el peronismo no era más que un remedo del fascismo italiano, al que ella se opuso con convicción militante.

Su aversión al fascismo fue el resultado de la Guerra Civil Española, que la llevó a integrar una activa y militante causa republicana en compañía de otras mujeres de pertenencias comunistas, liberales, anarquistas, trotskistas y socialistas.

Acaso esa militancia y la férrea lucha contra el antisemitismo a partir de su liberalismo humanista haya sido la razón de haber sido la única mujer civil y sudamericana invitada por el British Council a asistir al Proceso de Núremberg en el que se juzgaron los crímenes de guerra del nazismo.

Mucho se habla también de que los gestos de rebeldía y liberalidad con la que Victoria Ocampo se comportó en su vida le fueron permitidos por su condición de integrante de una familia rica. Es cierto, aunque no completamente. La pertenencia a una familia conservadora también le puso barreras.

Si veo a una hija mía sobre un escenario me vuelo la tapa de los sesos. La frase pertenece a Manuel Ocampo, padre de Victoria, al enterarse de que esta quería ser actriz. Ella nunca dejó de mencionar este impedimento como la gran frustración de su vida.

Libre y feminista

Fue muy libre en sus amoríos al punto de haber conocido a su amante más duradero, Julián Martínez Estrada, nada menos que en su viaje de bodas. Julián era, además, primo de su flamante marido, Luis Estrada.

A celebridades internacionales del mundo cultural se las vinculan a sus amoríos, muchos de los cuales fueron explicitados por ella misma. Para muestra sólo basta un botón. En febrero de 1930 Victoria le escribió a su hermana Angélica desde París: Nos peleamos diariamente y a cada rato tomo la resolución de no verlo más. Pero como Jacques no tiene reemplazante que se le asemeje, lo sigo viendo. El Jacques de marras es Lacan.

En 1936 Victoria Ocampo, María Rosa Oliver y Susana Larguía fundaron la Unión de Mujeres Argentinas (UMA). En 1938 hicieron campaña para juntar adhesiones al proyecto de Alfredo Palacios de habilitar el voto femenino, que finalmente aprobó el gobierno peronista en 1947. Vale decir que de izquierda a derecha las dirigentes opositoras al gobierno sintieron que Evita les había arrebatado la reivindicación histórica por la que ellas tanto habían luchado.

La lucha feminista de Victoria tuvo un momento particular cuando en 1970 habilitó en la revista Sur manifestaciones pro aborto, tema que no había sido abordado públicamente hasta el momento.

Hace 70 años metían presa a quien se acusaba de antipopular y conservadora. Definitivamente ayer como hoy las pasiones de la grieta secuestran el pensamiento crítico.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/la-nacion-revista/hace-70-anos-cuando-el-peronismo-arresto-por-26-dias-a-victoria-ocampo-y-desato-una-ola-mundial-de-nid19052023/

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