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Hoy pensemos en las personas mayores

El 15 de junio es la fecha instaurada por la ONU para reflexionar, visibilizar y concientizar acerca de los derechos y libertades fundamentales de las personas mayores, entre ellas, el derecho a no...

El 15 de junio es la fecha instaurada por la ONU para reflexionar, visibilizar y concientizar acerca de los derechos y libertades fundamentales de las personas mayores, entre ellas, el derecho a no verse sometidas a abusos ni discriminación por razones de edad ni padecer maltratos que atenten contra su dignidad.

Nos encontramos atravesando la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030). En este marco, uno de los principales desafíos es generar condiciones para que las personas podamos seguir disfrutando, a medida que envejecemos, de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y participación en las esferas económicas, sociales, culturales y políticas.

Si bien hace años se reconocía y eventualmente denunciaba el maltrato físico, hoy sabemos que hay otros tipos de maltrato más solapados, como el psicológico-emocional, el económico o financiero o sencillamente actitudes negligentes por acción u omisión.

Según la Convención Interamericana sobre la protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores se entiende por “maltrato” a la acción u omisión, única o repetida, contra una persona mayor que produce daño a su integridad física, psíquica y moral y que vulnera el goce o ejercicio de sus derechos humanos y libertades fundamentales, independientemente de que ocurra en una relación de confianza.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que entre el 4 % y 6 % de las personas mayores sufrieron alguna forma de abuso o maltrato, porcentaje que coincide con los índices de nuestro país. Dentro de este universo, el 33,4% corresponde al maltrato psicológico, un 14,1% para al físico, un 13,8% el económico, el 11,6% la negligencia y el 1,9% el maltrato sexual.

En el contexto de la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030), Naciones Unidas esbozó las cinco prioridades para prevenir y luchar contra el maltrato: combatir el edadismo; generar más y mejores datos sobre la prevalencia y los factores de riesgo y protección; desarrollar y ampliar soluciones rentables; realizar inversiones y recaudar fondos para abordar el problema.

Cuando pensamos en maltrato aparecen las formas más evidentes, como gritos, insultos y otras agresiones estridentes. Sin embargo, también pueden verse formas más sutiles e igualmente dañinas.

La OMS resalta algunos prejuicios que funcionan en ese sentido, como la infantilización, el edadismo, la sobreprotección, la idea de que una persona después de determinada edad sea necesariamente abuela o abuelo, que su interés primordial sea cuidar a los nietos, que pierda la autonomía, que ya no pueda establecer vínculos afectivos ni sexuales ni tener una vida activa, trabajar, forjar objetivos o nuevos proyectos.

Hay casos en que el maltrato se da en el marco de una relación que debería ser de ayuda. El cuidado de personas con deterioro cognitivo, por ejemplo, puede resultar un desafío y la formación es fundamental para desarrollar esta tarea con profesionalismo, respeto y dignidad.

El hecho de que las personas con deterioro cognitivo mantengan la independencia el mayor tiempo posible requiere a veces de simplificar la tarea para facilitar su realización, incluso la toma de decisiones, por lo que es importante brindar un escenario más acotado que fomente la participación y elección.

Por ejemplo, vestirse forma parte de las actividades básicas de la vida diaria, abotonarse, subirse o bajarse un pantalón y elegir qué ponerse puede significar un reto para alguien que padece una demencia. Es necesario intentar mantener rutinas más o menos estables, respetando los horarios, así como estimular a la persona a que lo haga por sí misma en la medida que le sea posible, ya que contribuye a la autonomía y estimula el desempeño funcional.

La literatura es contundente en relación a la importancia del ambiente como factor causante de síntomas comportamentales y psicológicos. Debido a que las personas con demencia tienen dificultades para adaptarse a su entorno, éste debe ser adaptado a ellas. Debe existir un equilibrio entre la demanda del ambiente y los recursos de que dispone la persona, es decir, ajustar los estímulos a las capacidades, teniendo en cuenta que éstas son dinámicas y cambiantes. En lugar de preguntar qué desea ponerse el día de hoy, puede resultar más simple dar a elegir entre dos opciones y así fomentar la participación en la elección.

En esta línea justamente, la palabra “cuidado” está siendo reemplazada poco a poco por el concepto de apoyo, que lleva implícita la idea de incorporar la ayuda necesaria para que la persona mantenga su independencia.

Vivir una vida satisfactoria y plena conlleva riesgos, es parte inherente de estar vivos. El objetivo, por lo tanto, debe apuntar a equilibrar riesgo con seguridad y aprender a gestionarlo priorizando la libertad y la autonomía. Instituciones, profesionales y familiares debemos acompañar a las personas mayores asumiendo riesgos compartidos, tratando de que sean menores y priorizando los beneficios de ejercer el derecho de decidir sobre su vida, con respeto y dignidad.

En este día dedicado mundialmente a visibilizar y luchar contra todo tipo de maltrato hacia las personas mayores podemos también revisar cómo es la actitud de cada uno en relación a la vejez para advertir las formas más silenciosas de destrato, como los prejuicios, los estereotipos y la discriminación por edad.

Construir una mirada más diversa y generosa acerca del envejecimiento y la multiplicidad de vejeces posibles es tarea de todos.

Directora Médica del Hogar Ledor Vador y vicepresidenta de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/hoy-pensemos-en-las-personas-mayores-nid15062023/

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