A Independiente le falló el tiro del final para prolongar su racha de victorias en Arroyito. Jugó muy bien el primer tiempo, creó más y mejores ocasiones de gol pero la faltó contundencia, y Rosario Central, con más fe que fútbol, alcanzó un 1 a 1 que dejó satisfechos a los dos, en la quinta fecha de la Copa de la Liga Profesional.

Aquel viejo precepto que afirma que “la confianza mata al hombre” no tiene correlato en la cancha. En un fútbol técnicamente escaso como el que vemos cada fecha en nuestros torneos, la confianza se cotiza a un valor muy alto hasta transformarse en la base desde la cual se puede construir rachas positivas y, a partir de ellas, mejorar rendimientos individuales y colectivos.

El crecimiento exponencial de la confianza en sus propias posibilidades es, con mucha diferencia, el gran cambio que generó en los futbolistas de Independiente la llegada de Carlos Tevez, que afrontó su quinto partido a cargo del cuadro de Avellaneda y aún no perdió. En Arroyito y contra un Rosario Central que –cabe aclararlo de entrada– sufre una epidemia de lesiones en continuado (Ignacio Malcorra es el último en sumarse a una larga lista; debió dejar el campo a los 19 minutos), Independiente mostró mucho de esa transformación.

Desde el comienzo se plantó con decisión el Rojo en la mitad de la cancha. Se adueñó de la pelota a partir del primer cuarto de hora, elaboró circuitos de juego impensables hasta hace un mes y multiplicó las situaciones de gol, creadas de todas las formas posibles: con acciones elaboradas, sumando pases y gente en ataque, desbordando por ambas alas y con contraataques a toda velocidad.

Tuvieron chances Matías Giménez (tres), Iván Marcone, Alexis Canelo Y hubo una increíblemente errada en soledad por Braian Martínez, hasta que a los 44 minutos logró la ventaja en la jugada menos pensada. Santiago Toloza lanzó un balón en córner desde la derecha, falló en su salida Jorge Broun, hubo un rebote en Carlos Quintana y Javier Báez, de taco, acertó con el arco vacío.

El segundo tiempo fue otra cosa. El conjunto canalla sumaba 22 partidos sin derrotas en su campo hasta que empezó a rodar la pelota, y a la vuelta del vestuario puso el coraje necesario para tapar sus falencias y sus ausencias. Crecieron Tomás O’Connor y Lautaro Giaccone, el paraguayo Giovanni Bogado dejó sentir su buen criterio en el medio y el partido se emparejó. Porque, aun sin la superioridad mostrada hasta entonces, con menos compostura y dominio, el Rojo (sintió mucho la salida de Toloza, lesionado) no aflojó en su búsqueda ofensiva y continuó generando ocasiones muy favorables, que desperdiciaron Giménez y Martínez.

La diferencia fue que el peligro también apareció en el área de enfrente. Un remate de Tobías Cervera en la boca del arco se fue apenas ancho y Rodrigo Rey evitó más tarde el empate por parte de Lautaro Giaccone, pero no pudo hacer nada ante un potente y preciso zurdazo cruzado de Jaminton Campaz a los 30. Palo y 1 a 1.

Así como la confianza es una enorme virtud en el fútbol, la falta de contundencia es un pecado gigantesco. No la tuvo Independiente y, dado al empuje sin desmayo de Central, se vio condenado a repartir puntos. Su imagen, sin embargo, y una vez más desde la llegada de Tevez, salió bien parada.

Compacto del empate en Arroyito

Síntesis de Rosario Central 1 vs. Independiente 1

La tabla de posiciones