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IndyCar: el clasificador reflejó menos de lo que Agustín Canapino demostró en Laguna Seca

Un sueño, una aventura mágica que terminó envuelta entre el orgullo por las batallas protagonizadas, el aprendizaje, la experiencia, las frustraciones y los logros. Un año que quedará marcado ...

Un sueño, una aventura mágica que terminó envuelta entre el orgullo por las batallas protagonizadas, el aprendizaje, la experiencia, las frustraciones y los logros. Un año que quedará marcado para siempre en Agustín Canapino, pero también en el automovilismo argentino. El arrecifeño se alejó del confort que le brindaban las categorías nacionales y desafío a la IndyCar, la categoría estadounidense de autos de fórmula que hace vibrar al planeta y que exige desde lo físico más que la Fórmula 1. Un reto admirable para quien se unió prácticamente con un puñado de giros de rodaje en autos sin techo, que no temió de participar en los autódromos, los circuitos urbanos ni los óvalos. Qué se clasificó con holgura en su estreno en las 500 Millas de Indianápolis, que replicó el 12do puesto como el mejor de la campaña y que en el cierre en Laguna Seca dejó su sello, como para que si no hay un segundo episodio su nombre no pasé desapercibido cuando se detalle el calendario 2023. En el circuito californiano finalizó 14to, tras un incidente con su compañero Callum Ilott, que lo relegó en el clasificador cuando era protagonista del top 5. La posición final le impidió pulsearle el espacio a Marcus Armstrong (Chip Ganassi Racing), por convertirse en el Rookie del Año, aunque le alcanzó para embolsar los 910 mil dólares de premio que entrega el Leaders Circle a los 22 mejores autos clasificados en el año.

Un final de temporada con el sello de la IndyCar. Un campeonato definido desde hace una semana, con la consagración de Álex Palou (Chip Ganassi Racing), aunque la gloria deportiva y el premio económico en juego animaron un desenlace de calendario furioso, con múltiples incidentes que marcaron el pulso en el complejo circuito californiano de Laguna Seca. Una carrera que desde el inicio se enseñó frenética, con el accidente que envolvió a varios autos en la Curva 1. Una partida desordenada, muy típica de la categoría, en la que los pilotos que largan desde las últimas filas aceleran antes y alcanzan la primera frenada dándole forma a un pelotón que se desparrama hasta en tres carriles en el asfalto. En el revoltijo quedaron atrapados Marcus Armstrong, Christian Lungdgaard, Josef Newgarden, Kile Kirkwood, Juri Vips, Rinus VeeKay, Scott McLaughlin y Graham Rahal, el único que no volvió a circular en el resto de la jornada.

La última función de Canapino en Laguna Seca

Una señala de la caótica largada se expresó en que pilotos como Tom Blomqvist, Devlin DeFrancesco y Benjamin Pedersen, que se engrillaban en las últimas posiciones, avanzaron más de doce puestos. Más allá de que siete autos quedaron involucrados en los incidentes, saltar tantos casilleros no es fácil ni común si no existe una anomalía. Entre los despistes y autos cruzados en el reasfaltado trazado estadounidense, Canapino quedó ordenado en el décimo lugar y desde ahí inició una tarea formidable, como si en la fecha de despedida dejara un recuerdo para que no lo olviden y lo esperen para la próxima temporada.

En el primer relanzamiento atacó con fiereza a Santino Ferrucci, con quien sostuvo varios encontronazos en la temporada. Adelante, Palou avanzaba sobre el poleman Felix Rosenqvist, que desde entonces entraría en una espiral de errores y complicaciones que lo alejaron de la batalla por la victoria. El arrecifeño capturó los ingresos a boxes de los rivales, la sanción a Alex Rossi –por infracción sobre el Titán- y en el giro 29 hizo su primera parada. Aceitada, como si el Juncos Hollinger Racing y el piloto hubieran aprendido de los errores que en conjunto impidieron algunos mejores resultados en el año de estreno.

Avanzar en el clasificador ya era una materia de estudio, no de fortuna ni de tomar réditos de detenciones. Para acceder al tercer puesto no se enredó en lucha con Romain Grosjean y esperó que el suizo-francés –con experiencia de 11 temporada en la Fórmula 1- se desesperara y fallara a pesar del bagaje. Las detenciones, las estrategias, las banderas amarillas que se siguieron sucediendo –en oportunidades con protagonistas repetidos, como Armstrong, Ericsson, DeFrancesco, Pedersen-, fueron alterando el escenario y de repente nombres como Hunter-Reay, que no figuraba en los planes se ofrecía tercero y DeFrancesco una posición atrás a falta de 22 giros; el mexicano Pato O’Ward era la cabeza de la carrera y Canapino, quinto.

El relanzamiento tuvo la fiereza y la aspereza que acostumbra IndyCar, porque nadie ofrece resquicio ni desacelera. Canapino se enredó con su compañero de equipo Callum Ilott y el Juncos Hollinger Racing temió una lucha intestina que podía dinamitar la carrera. El británico se impuso y el arrecifeño quedó herido en el ala derecha. Cayó al séptimo casillero del clasificador, pero recuperó plazas con el adelantamiento a DeFrancesco y las detenciones de O’Ward y Grosjean, que hicieron un ingreso a los pits tras el desastre que provocó Helio Castroneves con Colton Herta.

Con la refriega, Canapino pasó de ser protagonista a apenas defenderse del ataque del resto para poder sostener un resultado, una posición, que le permitiera el cierre que soñó para una mágica aventura. “Solo hay que terminar la carrera, Agus. Tenemos un poco de daño en la trompa, del lado derecho. A tratar de sobrevivir”, el diagnóstico de Ricardo Juncos para lo que restaba de la carrera. Nombres experimentados como Rossi, Lundgaard y Will Power no perdonaron esa ventaja que ofrecía el argentino que tenía como retos el premio económico del Leaders Circle, la coronación de Rookie del Año y su mejor clasificador del calendario. El rendimiento fue decayendo producto del incidente con Ilott y la bandera a cuadros lo descubrió en el puesto 14, muy alejado a lo que enseñó en la pista desde la clasificación, el tercer puesto en el warm-up y cómo desanduvo 80 de las 95 vueltas.

Llegó el momento de cerrar el capítulo, aunque todavía no se conoce si habrá un segundo episodio en IndyCar de Canapino bajo el paraguas de Juncos Hollinger Racing. “Gracias Riky por todo. Viví un sueño todo el año. Mi viejo está muy feliz”, expresó el Titán desde el auto, por la radio. La respuesta de Juncos fue contundente y esperanzadora: “Seguro que sí, esto recién empieza”. Una posible alianza con McLaren, una oportunidad que ofrece un sustento después de las charlas que mantuvo Ricardo Juncos con Zak Brawn, el jefe de la escudería de Woking. El arrecifeño ahora volverá a correr en Turismo Carretera, con el JP Carrera, a la espera de juntar presupuesto y aguardar que la montaña rusa de emociones lo vuelva a convocar para soñar, crecer y establecer que al automovilismo nacional le sobra talento y le falta inversión.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/automovilismo/el-clasificador-reflejo-menos-de-lo-que-canapino-demostro-en-laguna-seca-nid10092023/

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