A Fabián Esteban Aguirre, oficial primero de la Policía de la Ciudad de 37 años, lo mataron de dos balazos. Un proyectil ingresó por uno de sus brazos y quedó alojado en el tórax. El otro entró por el esternón y salió por espalda. El delincuente que le disparó quiso rematarlo en el piso. Pero la mujer de la víctima se interpuso y el tirador, entonces, decidió escapar junto con sus tres cómplices.

Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. El crimen ocurrió ayer a la tarde en Isidro Casanova, en La Matanza. Se trató del noveno homicidio en ocasión de robo desde que, el 10 de agosto pasado, Morena Domínguez, de 11 años, murió luego de ser arrastrada por motochorros que la atacaron a metros de la escuela, en Lanús Oeste, para robarle el celular.

El policía intentó defenderse, pero no llegó a disparar. Voceros de la pesquisa explicaron que la víctima llegó a identificarse como agente de la ley y extrajo su arma reglamentaria para enfrentarse a quienes intentaban asaltarlo frente a su familia, pero no llegó a usar su pistola calibre 9 milímetros.

“Los peritajes determinaron que el oficial primer Aguirre no efectuó ningún disparo. Su pistola reglamentaria tenía el seguro puesto y con la totalidad de los cartuchos en su cargador”, informaron con acceso a la investigación.

Uno de los delincuentes le disparó y lo mató delante de su novia, su cuñada y otros familiares. El asesino y sus tres cómplices escaparon sin robar nada. Ahora son intensamente buscados por los investigadores del crimen.

Aguirre, que había ingresado en la fuerza de seguridad porteña hace seis años y siete meses, fue asesinado cuando llegaba en su auto a la casa de sus suegros, en Isidro Casanova, para participar de una reunión familiar.

“La víctima fue interceptada por cuatro delincuentes, tres hombres y una mujer, cuando llegaba a un domicilio situado en Germán Abdala al 4800, en su automóvil Chevrolet Prisma. Ante el intento de robo, se identificó como policía y extrajo su arma reglamentaria. Pero no llegó a utilizarla. Uno de los ladrones le disparó tres veces”, sostuvo un investigador del crimen.

Tras los disparos, los delincuentes, que había llegado a pie, escaparon corriendo, sin robar nada. El fiscal Matías Folino, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Temática de Homicidios de La Matanza, y detectives de la policía bonaerense, analizan filmaciones de cámaras de seguridad de la zona para intentar reconstruir la llegada y la huida de los asesinos.

“La autopsia determinó que Aguirre fue asesinado de dos balazos. Un proyectil ingresó por uno de los brazos y quedó alojado en el tórax. El otro entró por el esternón y salió por espalda”, agregaron las fuentes consultadas.

La pareja del policía, la cuñada y las demás personas que acompañaban a Aguirre hicieron una primera declaración, pero por el estado de shock en el que se encontraban no pudieron aportar muchos detalles sobre lo sucedido.

Matías, concuñado de la víctima, contó que Aguirre llegaba a la casa de sus suegros junto a su pareja y dos cuñadas, para participar de una reunión familiar.

Las dos cuñadas del policía, al igual que la pareja, resultaron ilesas y una de ellas alcanzó a entrar en la casa de sus padres para refugiarse, según informó la agencia de noticias Télam.

En la escena del crimen, los peritos de la Policía Científica secuestraron un plomo calibre .38, agregaron los informantes consultados. De esto se deduce que los asaltantes dispararon con un revólver.

“Según la declaración de una cuñada de Aguirre, después de disparar, el tirador advirtió que la víctima continuaba con vida e intentó acercarse para rematarlo, pero su pareja se interpuso y lo impidió. En ese momento, el delincuente decidió irse con sus cómplices”, sostuvo una calificada fuente al tanto de las declaraciones de los testigos.

Una vecina de la escena del crimen dijo en declaraciones a la prensa que a Aguirre “no le dieron tiempo” para reaccionar, ya que “cuando se dieron cuenta de que era policía, le dispararon”. También afirmó que había escuchado “entre cuatro y cinco disparos”, todos realizados por los delincuentes.

“La cuñada del policía nos dijo que eran menores, que no tenían más de 14 o 15 años”, sostuvo la mujer en las citadas declaraciones.

Sin embargo, fuentes de la investigación afirmaron a LA NACION: “Los delincuentes son jóvenes, lo que no significa que sean menores de edad. Tampoco se descarta la hipótesis de que alguno de los integrantes dela banda que sea menor, pero las pruebas reunidas hasta el momento indican que serían mayores”.

Los delincuentes llegaron a pie y escaparon corriendo. Si bien la víctima recibió dos balazos, el asesino habría disparado tres veces, según los rastros recogidos por los peritos de la policía científica en el lugar.

La principal hipótesis es que los ladrones quisieron robar el auto del oficial de la Policía de la Ciudad. “Aguirre fue trasladado al hospital Paroissien por sus familiares. Una vez en el centro de salud, se constató su fallecimiento como consecuencias de las heridas de bala”, explicaron fuentes policiales.

Aguirre había ingresado en la Policía de la Ciudad el 1 de enero de 2017. Antes de eso había revistado dos años en la Policía Federal. Entró como oficial y, dos años después, ascendió a oficial primero. Siempre cumplió funciones en la Comisaría Vecinal 9B, con jurisdicción en el barrio de Liniers.

Tras la operación de autopsia, el cuerpo de Aguirre fue entregado a su familia. Los restos del oficial de la Policía de la Ciudad serán velados en la Cochería Pache Hermanos, situa en la avenida Eva Perón 1122, en Morón.

Se trata de la misma casa velatoria donde hace diez días velaron los restos de otra víctima de la inseguridad: el cirujano Juan Carlos Cruz, jefe de emergencias del Hospital Ramón Carrillo. El médico fue asesinado de un balazo en la cabeza por delincuentes que le robaron el auto.

A Cruz lo mataron de un único disparo en la cabeza efectuado a muy corta distancia con una pistola 9 milímetros.