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Ivan Werning:“Me preocuparía que la propuesta bimonetaria se lance el mismo 11 de diciembre antes de estabilizar”

“Una economía bimonetaria sin estabilización previa se parece demasiado a la dolarización y puede producir inflación”, alerta. “Si se logra estabilizar el peso o al menos generar una tend...

“Una economía bimonetaria sin estabilización previa se parece demasiado a la dolarización y puede producir inflación”, alerta. “Si se logra estabilizar el peso o al menos generar una tendencia hacia la estabilización y ahí se introduce esta medida, bien puede resultar ser muy distinta a la dolarización”, compara. “Si se dolariza y no se logra ese ancla fiscal, se va a volver a la inflación porque, eventualmente, se va a terminar desdolarizando”, plantea. “En la Argentina, la política monetaria y el condicionamiento de la política monetaria por las razones fiscales, el déficit, son la raíz del problema de inflación”, afirma. “Veo mucha coincidencia respecto de lo fiscal. Hay más desacuerdo en cómo manejar la política monetaria”, cree.

“La solución vía dolarizar tiene sus beneficios, como tener inflación muy reducida y no tener discusiones de cómo manejar la política monetaria. Pero tiene muchísimos costos”, sostiene. “En el largo plazo, un costo es no poder tener una política monetaria independiente. En ese punto, hay mucho acuerdo”, explica. “En la dolarización, el beneficio que se le ve es que es más permanente. Yo tengo mis dudas sobre eso”, cuestiona. “La dolarización hace más difícil recurrir a la emisión. También, que hay una adicción, el déficit y la emisión, y que esto la hace más difícil”, concede. “Cuando se dolariza con una escasez de dólares, también hay costos de corto plazo”, plantea. “Una vez dolarizados, si los argentinos no tienen suficientes dólares para hacer transacciones, los va a llevar a ahorrar: puede generarse una gran depreciación real e, incluso, una recesión”, alerta y agrega: “La inflación ex post, es decir, después de dolarizar, puede no llegar a cero culpa de esta depreciación que, en el tiempo, se va a ir apreciando a medida que se acumulan los dólares”. “La dolarización con muchos dólares es una cosa y con una escasez de dólares es otra”, precisa. “Se insiste con que hay muchísimos dólares en el colchón. Pero no hay buenas estimaciones de cómo están distribuidos esos dólares. Si están muy concentrados en poca gente, no va a solucionar el problema porque la falta de dinero, de efectivo se va a sentir en la población en general”, anticipa. “Cuando se anuncia que en uno o dos años va a dolarizar el peso, es importante entender cuántos dólares van a estar del otro lado en ese intercambio de peso por dólares”, subraya. “Se puede generar un salto en el dólar hoy si se anuncia la dolarización o si se vuelve más creíble que quien propone la dolarización la va a implementar. Y eso, a su vez, genera inflación”, analiza. “Se dicen cosas que me parecen incorrectas o incompletas, por ejemplo, que vamos a hacer el intercambio peso por dólar al tipo de cambio del mercado. Pero si hay poquitos dólares sobre la mesa, el tipo de cambio se va por las nubes”, desarrolla. “Se cree que por ir a algún esquema que se da en el resto del mundo se va generar confianza automáticamente, y que eso va a reducir la inflación o generar una reactivación. Yo pondría paño fríos”, aconseja. “La confianza es muy importante pero también se exagera”, dice.

En la Argentina, la política monetaria y el condicionamiento de la política monetaria por las razones fiscales, el déficit, son la raíz del problema de inflación

“El conflicto y puja distributiva se usa en la Argentina como excusa y se dice: “no es culpa nuestra, no es culpa de la política monetaria, es la puja”. Mi investigación, justamente, está tratando de entender correctamente este fenómeno del conflicto y marcar que esa interpretación no es correcta”, precisa. “La dolarización hace más difícil recurrir a la emisión pero no estoy seguro de que ese efecto sea a prueba de bala y de que en el futuro no venga alguien que desdolarice”, analiza. “Milton Friedman creía que la causa de la Gran Depresión en Estados Unidos fue un proceso comparable con dolarizar porque Estados Unidos estaba atado al oro, lo que sería el dólar para la Argentina”, explica y agrega: “El caso de la Gran Depresión es un ejemplo extremo, pero es parte del problema de largo plazo que implica un esquema como la dolarización”.

El destacado economista Ivan Werning estuvo en La Repregunta. Werning es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago y es profesor e investigador en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) desde hace más de veinte años. Es un especialista en macroeconomía, política monetaria y política fiscal. A los 40 años, integró la lista de los 25 economistas menores de 45 años más brillantes del mundo según el FMI. En 2008, a los 34 años, The Economist lo incluyó en la lista de los ocho economistas más influyentes del mundo. Algunos de los economistas más reconocidos afirman que si hay un economista argentino con chances de ganar el Premio Nobel, ése es Werning. Él lo niega.

¿Por qué dolarizar no es bueno para la Argentina? ¿Por qué la propuesta bimonetaria puede ser tan mala como la dolarización? ¿Qué causó la Gran Depresión en Estados Unidos y qué es lo que no ve Milei? ¿Por qué la confianza no alcanza para estabilizar la economía? Werning hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Política anti inflación. ¿Por qué la dolarización es un problema? ¿En qué se equivoca Milei con la Gran Depresión?

-Vayamos a esta cuestión del ancla necesaria de donde deberían aferrarse los precios. Javier Milei instaló la idea de dolarización, aunque se dispararon dudas y debate sobre cuándo se produciría. En las condiciones actuales de la Argentina, ¿cuán viable es el reemplazo del peso por el dólar como el modo de contener la inflación, y la angustia de los argentinos, atada a la inflación?

-Empiezo por decir que un ancla muy importante, y donde veo muchísima más coincidencia y entendimiento en la sociedad, es en lo fiscal. O sea, llegar a un balance fiscal, a cuentas que cierren. Se puede discutir de qué modo, pero esa es una condición necesaria para la estabilidad de precios. Si se dolariza y no se logra ese ancla fiscal, se va a volver a la inflación porque, eventualmente, se va a terminar desdolarizando. Es muy importante marcar primero esto. Lo escucho mucho en los medios y parece ser que la sociedad está en otro momento respecto de esa comprensión de que una de las causas importantes de la inflación viene de lo fiscal.

-Es interesante lo que está subrayando porque en la discusión actual, muy influida por la visión de los libertarios, la dolarización se ha convertido en la solución mágica: se dolariza y se ordena todo. Usted plantea, primero, la necesidad de ordenar la economía, reducir el déficit, bajarlo a cero, es decir, encarar lo fiscal. Y después la dolarización: también es la nueva versión de Javier Milei y de alguno de sus asesores, una vez que se dieron las PASO.

-Veo mucha coincidencia respecto de lo fiscal. Y después me parece que hay distintas vías y más desacuerdo en cómo manejar la política monetaria. Hay una cita muy famosa de Milton Friedman que dice que la inflación es siempre un fenómeno monetario. La semana pasada, estuvo Tom Sargent en Buenos Aires (NdelE: Premio Nobel de Economía. Autoridad en macroeconomía y en economía monetaria). Vengo de una conferencia donde estaba Sargent y él tiene una elaboración propia de esa idea, que es muy interesante: dice que la inflación siempre es un fenómeno fiscal donde la autoridad monetaria actúa de cómplice. Eso es indiscutible en el largo plazo: la Argentina ha tenido tanta inflación por mucho tiempo, eso es parte de nuestro problema, y una condición necesaria es solucionar ese tema. Personalmente, la solución vía dolarizar tiene sus beneficios: tendrías inflación muy reducida y no tendrías algunas discusiones de cómo manejar la política monetaria. Pero muchos economistas estamos de acuerdo en que tiene muchísimos costos.

La solución vía dolarizar tiene sus beneficios, como tener inflación muy reducida y no tener discusiones de cómo manejar la política monetaria. Pero tiene muchísimos costos

-¿Cuáles son esos costos?

-Hay costos en el largo plazo relacionados con no poder tener una política monetaria independiente, cosa que se marca siempre. Incluso cuando se formó el euro, se discutió ese problema: diez años más tarde, hubo una gran crisis en la que varios países sufrieron importantes caídas del producto y del empleo, con grandes recesiones como el caso de Grecia. No tener el control de esa política monetaria tiene una contracara de costos para la sociedad. Muy poca gente niega eso. Incluso Milton Friedman creía que la causa de la Gran Depresión fue un proceso comparable con algo con dolarizar porque Estados Unidos estaba atado al oro, lo que sería el dólar para la Argentina. La importante caída de 1929 hasta 1932, 1933 se adjudica a la inacción, a la inhabilidad para actuar, la falta de acción de la Reserva Federal, y también a algunos otros tropiezos. Cuando Estados Unidos y varios países se van del patrón oro es que empiezan a mejorar las cosas. El caso de la Gran Depresión es un ejemplo extremo, pero es parte del problema de largo plazo que implica un esquema como la dolarización. En ese punto, hay mucho acuerdo.

-Para los argentinos, el largo plazo parece inexistente y vivimos bajo la urgencia porque los precios nos acorralaban continuamente día tras día. En el corto plazo, ¿cuáles serían los costos, lo negativo de dolarizar?

-Lo entiendo. Hay una ansiedad tremenda. Cuando se está ansioso, uno no piensa en el largo plazo.

-Cuando se está desesperado…

-Entiendo que la dolarización tiene un atractivo. Yo lo veo como un síntoma de que hay un problema y de que tenemos que atacar ese problema, y eso me parece positivo.

-Se refiere al problema del déficit y de la cuestión fiscal.

-Sí, y también de que es necesario que manejemos bien la política monetaria una vez que se tenga la parte fiscal controlada. Eso requiere algunos cambios en cómo se organiza el Banco Central, entre otros temas. La sociedad, el verdulero, no tiene que saber de todo eso pero hay una demanda muy fuerte canalizada por la dolarización: yo la tomo como un síntoma general de que hay que hacer algo. Pero la dolarización tiene el problema de largo plazo que mencioné. La Convertibilidad sería un caso similar a la dolarización en un sentido, un paso anterior pero parecido y hay bastante consenso de que tuvo sus problemas, y también sus beneficios.

-¿Por dónde pasa la diferencia entre dolarización y Convertibilidad?

-Son muy parecidos. Lo que se remarca es que es más fácil salir de la Convertibilidad que de la dolarización.

-¿Porque el peso sigue vigente?

-Exacto, y hay un tema de señoreaje. Pero dejando eso a un lado, en la dolarización, el beneficio que se ve es que es más permanente. Yo tengo mis dudas sobre eso, pero creo que nadie lo sabe a ciencia cierta. Acá hemos privatizado y luego vuelto a estatizar, así que no me parece claro que no pueda haber políticos o economistas políticos que desolazarían en un futuro o que desdolarizarían si la Argentina entrase en una crisis.

La “adicción” de la emisión. ¿Puede la dolarización revertir la compulsión o generará más inflación?

-Uno de los argumentos detrás de la dolarización que sostienen Milei y los libertarios es que, dado que los políticos tienen una adicción que los lleva a la emisión de moneda y a usar el Banco Central para emitir y financiar el déficit, la dolarización les quitaría esa droga, sacaría completamente de escena la posibilidad de emitir. ¿Hay algo de la dolarización como herramienta para contener la inflación que pueda ser realmente eficaz para contener esa tendencia de la política? ¿O si se llega a la dolarización va a pasar esto que usted plantea, que el día de mañana se puede dar marcha atrás con todo?

-En ese punto, concedo que la dolarización representa un paso más y hace más difícil recurrir a la emisión. También, que hay una adicción y que esto la más difícil, lo mismo que la Convertibilidad, que lo hizo más difícil. Pero no estoy seguro de que ese efecto es a prueba de bala, y de que no habría los costos de largo plazo que mencionaba. En relación a los costos de corto plazo sobre los que me preguntaste, traté este tema en una serie de trabajos de investigación. Yo trabajo en Estados Unidos sobre temas monetarios que atañen más a ése país pero siempre con una mirada en la Argentina por interés personal y también porque aquí pasan muchas cosas interesantes y hay muchas propuestas. La dolarización es una de ellas, y la estuve mirando. También implica costos de corto plazo cuando se dolariza con una escasez de dólares. Hay dos problemas ahí. Uno, que una vez dolarizados, si hay una escasez de dólares en la economía y los argentinos no tienen suficientes dólares para hacer transacciones, los va a llevar a ahorrar: eso puede generar una gran depreciación real e, incluso, una recesión. Y la inflación ex post, es decir, después de dolarizar, puede no llegar a cero culpa de esta depreciación que, en el tiempo, se va a ir apreciando a medida que se acumulan los dólares. Lo que remarqué en este trabajo es que la dolarización con muchos dólares es una cosa y con una escasez de dólares es otra. Hay un debate en la Argentina sobre cuántos dólares hay. Se insiste con que hay muchísimos dólares en el colchón. Pero no hay buenas estimaciones de cómo están distribuidos esos dólares. Por ejemplo, se usa un número: hay buenos economistas que dicen que hay 200 mil millones de dólares, aunque nadie lo sabe bien. Si ése fuera el número, si está muy concentrado en poca gente, no va a solucionar el problema porque la falta de dinero, de efectivo se va a sentir en la población en general.

Una vez dolarizados, si los argentinos no tienen suficientes dólares para hacer transacciones, los va a llevar a ahorrar: puede generarse una gran depreciación real e, incluso, una recesión

-Es decir, esos dólares no estarían en circulación.

-Imaginate el caso extremo de un magnate que tiene los 200 mil millones de dólares él solo. ¿Cómo eso representa una solución para el resto de los argentinos? El magnate podría prestarlos, pero es dudosa esa posibilidad.

-La idea que se plantea es que si hay un gobierno que genera confianza, esos dólares vuelven a los bancos, pueden ser usados para préstamos, para inversión y así empieza a reactivarse el consumo y empiezan a circular.

-Eso puede tardar tiempo y es muy incierto. Lo digo con mucha incertidumbre porque no sabemos cuán importante es éste problema de escasez de dólares. Pero creo que es un problema dolarizar con una escasez de dólares. Es un problema que impacta después de dolarizar. El otro problema que estudié es qué pasa si anunciaste que vas a dolarizar y hay escasez de dólares para intercambiar los pesos por dólares. Eso nos pasa hoy. Hay mucho debate. Podemos pedir prestado o podemos tener un fideicomiso, pero hay muchísima incertidumbre.

-Ése es un hecho, no están los dólares para hacerlo.

-No están hoy. Hay quienes dicen que los pueden generar, pero es prudente pensar en las distintas alternativas en las que hay una escasez de dólares para hacer ese intercambio. Son dos tipos distintos de escasez. La primera que comenté es una escasez a nivel de país. Y ésta última es una escasez del Estado para ofrecer el intercambio.

-Para hacer sostenible esa decisión y poder concretar esa política de dolarización.

-Exacto. Cuando uno anuncia que en uno o dos años va a dolarizar el peso, es importante entender cuántos dólares van a estar del otro lado en ese intercambio de peso por dólares.

-Si no, ¿qué pasa?

-Si no, lo que pasa es esto: el día en que se termine de dolarizar, va a ser importante el ratio de pesos a dólares, lo que se llama el “tipo de cambio técnico”. Si se sabe que hay pocos dólares y va a haber muchos pesos, el tipo de cambio, el dólar, va a estar por las nubes. Pero ese efecto no va a esperar hasta la fecha final, va a empezar ya.

-La gente lo empieza a descontar, lo anticipa.

-Exacto. La gente participa. Y eso puede generar un salto en el dólar hoy si se anuncia la dolarización o si se vuelve más creíble que quien propone la dolarización la va a implementar. Y eso, a su vez, genera inflación. Entonces, básicamente, en la transición hacia una dolarización en la que no se ponen sobre la mesa muchos dólares para el intercambio de pesos, una cantidad que es una incógnita, se puede generar mucha inflación. A mí me preocupa eso. Se dicen cosas que me parecen incorrectas o incompletas, por ejemplo, que vamos a hacer el intercambio peso por dólar al tipo de cambio del mercado. Pero el tipo de cambio de mercado no es independiente de lo que anuncia el gobierno.

-De las circunstancias del momento.

-Claro. Entonces puede ser que se haga al tipo de cambio del mercado pero si había poquitos dólares sobre la mesa, el tipo de cambio se va por las nubes.

-Como síntesis y conclusión de esta primera parte en la entrevista, lo que veo es: si está la fantasía de que la dolarización sea una barrera y un obstáculo para que el próximo gobierno, y los próximos gobierno, no caigan en déficit fiscal, usted plantea que, en definitiva, puede suceder ese obstáculo sea sorteado de alguna manera, como sucedió en la Convertibilidad. Es decir, la dolarización ni siquiera es un remedio y un antídoto ciento por ciento seguro contra ese problema. Y además, tiene efectos colaterales como los que usted describe. ¿Es una síntesis posible?

-Sí.

Patricia Bullrich, Melconián y la economía bimonetaria. ¿Una dolarización encubierta? ¿Por qué hay riesgo de inflación?

-La siguiente cuestión es la política bimonetaria. La coalición opositora de Juntos por el Cambio, con el plan económico de Carlos Melconián, plantea otra opción; no va a ser dolarización sino que apunta a una economía bimonetaria. ¿Qué diferencia tiene con la dolarización?

-La diferencia principal es cuánto se usa el peso. En ese caso, se deja que lo determine la sociedad.

-Es decir, aquel que tiene dólares y los quiere usar para pagarle al verdulero o hacer un contrato de alquiler, que lo haga. Los dólares empiezan a circular libremente. Lo que dicen los libertarios, por ejemplo, Ramiro Marra, el candidato a jefe de gobierno de Caba de Milei, es que eso también es una forma de dolarización pero que Patricia Bullrich no se anima a decirlo directamente. ¿Cómo lo ve usted? ¿Una economía bimonetaria es o no una forma de dolarización?

-Depende de lo que pase con el peso. Faltan precisiones de si esto es una propuesta para hacer inmediatamente al asumir o después de estabilizada la moneda. Si se logra estabilizar el peso o al menos generar una tendencia hacia la estabilización y ahí se introduce esta medida, bien puede resultar ser muy distinta a la dolarización, y en ese caso se mantendrían el peso y el dólar. Hoy todos dicen que la Argentina está informalmente bastante dolarizada, y que es bastante bimonetaria de una forma más informal.

Se insiste con que hay muchísimos dólares en el colchón. Pero no hay buenas estimaciones de cómo están distribuidos esos dólares. Si están muy concentrados en poca gente, no va a solucionar el problema porque la falta de dinero, de efectivo se va a sentir en la población en genera

-Sí, en el mercado inmobiliario o grandes compras se usan dólares.

-Si se hace bimonetaria, aumentarían un poco las transacciones en dólares en un momento de más estabilidad. Pero si lo hacemos antes de la estabilidad, te lleva más hacia algo parecido a la dolarización

-¿Con un efecto también de inflación?

-Exacto. A mi me preocuparía que se hiciera el 11 de diciembre sin tener claro el plan de estabilización y sin tener algunos resultados por varias cuestiones. Una es este efecto que tendría sobre la inflación. Pero además, si el gobierno todavía, por un rato, tiene un déficit, va a tener que financiarlo, es una ley de gravedad, y si se reduce la demanda de peso, va a tener que emitir más, que no es lo que quiere hacer. Siguiendo la teoría de impuestos, si la base sobre la que ponés ese impuesto se encoge, vas a tener que subir el impuesto. Y entonces, aunque queramos ir hacia un impuesto cero, si en la transición hacemos acciones que reducen esa base del impuesto, es problemático. Pero puede ser que la propuesta bimonetaria sea para cuando ya haya una estabilización. Esa es una versión optimista. Escuché menciones a Perú en ese sentido. No tengo precisión de si la propuesta bimonetaria implica hacerla desde el vamos.

Lluvia de confianza y lluvia de inversiones. ¿Alcanza la confianza y la credibilidad para estabilizar la economía?

-Todavía faltan precisiones. Otra de las cuestiones que se instalan como clave para que cualquier plan de estabilización funcione es la confianza, el modo en que es percibida la autoridad presidencial y la autoridad de un gobierno, que de hecho condiciona a este gobierno, entre otras razones. ¿Cuánto influye la confianza y la credibilidad de un gobierno en el funcionamiento de cualquier plan económico que se plantee, ya sea un plan de estabilización que no contemple ningún tipo de dolarización, o planes de estabilización que partan de ese tipo de anclas?

-Es indudablemente muy importante. La confianza y dar alguna pauta de lo que lo que va a pasar a futuro, no sólo hablar de las acciones de hoy, influyen hoy y son importantes. A su vez, también a veces se pone demasiada confianza en generar confianza. Se cree que por ir a algún esquema que se da en el resto del mundo donde funcionan las cosas se va generar confianza automáticamente, y que eso va a reducir la inflación o, por ejemplo, generar una reactivación. Yo pondría paño fríos.

Se cree que por ir a algún esquema que se da en el resto del mundo se va generar confianza automáticamente, y que eso va a reducir la inflación o generar una reactivación. Yo pondría paño fríos

-O se va a generar una lluvia de inversiones.

-Hemos aprendido que la confianza hay que ganarla primero y la gente espera un poco los resultados. Y en segundo lugar, hay un canal para la confianza, pero está el problema de que la inflación también es un poco autocumplida: si la gente espera inflación, se produce inflación. He hecho algunos trabajos en particular sobre la inflación esperada. La contracara es que la inflación es un fenómeno que mira para adelante nada más. En ese sentido, va en contra de una visión donde hay inercia.

-La cuestión es si la inflación surge porque se indexa hacia atrás, o si se está anticipando a un temor futuro. ¿En la Argentina funcionan las dos?

-Funcionan las dos y la mirada a futuro es súper importante en relación al tipo de cambio.

-Y ahí la confianza es importante.

-Claro, pero en un trabajo he mostrado que la confianza es muy importante pero también se exagera. Hay un efecto de lo que se viene y de la inflación esperada, o sea, que reducir la inflación esperada afectaría la inflación hoy, pero no es uno a uno, no es tan simple. Y la contracara de eso es que hay un efecto de la inflación pasada y la noción de inercia. No son ideas cerradas. Hay un punto en el medio,

-Es decir que la inflación no es simplemente fenómeno especulativo para protegerse hacia el futuro, y si aparece un presidente súper confiable no quiere decir que va a eliminar completamente ese efecto. También pesa el pasado.

-Es una visión moderada en relación a lo que algunos erróneamente creen, que no piensan que importan las expectativas y que sólo importa el pasado: está mal eso. También es errado enfatizar que sólo importa el futuro tanto como a veces se supone, y que además vas a poder controlarlo. Hay una posición intermedia, que es la que yo tengo. Otro costo de la dolarización, del que no hablamos, es que va a ser más difícil ser prestamista de última instancia, o sea, si hay una corrida bancaria, en el caso del peso, aunque no es deseable. siempre podemos emitir peso para tranquilizar esa corrida, y una vez tranquilizada, podemos retirarnos. Es un concepto de prestamista de última instancia que tienen los bancos centrales. Si estás dolarizado, como no se pueden emitir dólares, se hace más difícil. Hay gente que piensa algunas soluciones, pero muchas van a terminar implicando que los bancos tendrán que tener mayores reservas o tener más cuidado.

El conflicto y puja distributiva se usa en la Argentina como excusa y se dice: “no es culpa nuestra, no es culpa de la política monetaria, es la puja”. Mi investigación, justamente, está tratando de entender correctamente este fenómeno del conflicto y marcar que esa interpretación no es correcta

Inflación, ¿multicausal o todo lo contrario? La “puja distributiva”: ¿cómo explican la inflación la metáfora del león y la cebra?

-La última cuestión tiene que ver con otra de sus líneas de investigación: ¿cuáles son las causas de la inflación? Usted señaló al ancla fiscal como clave, de manera que lo fiscal, el déficit, es causa clave de la inflación. En la Argentina, se discute mucho si la inflación es un fenómeno monetario o si es un fenómeno multicanal. En un trabajo de investigación, usted concluyó que detrás de todas las causas posibles de la inflación hay un problema de conflicto entre los agentes que están pujando para obtener beneficios. Del lado kirchnerista, se interpretó que reforzaba la idea de que la inflación no es un fenómeno vinculado con el déficit y sí, con la puja distributiva. ¿Cómo es esto?

-Lo explico: éste fue un trabajo bastante mal interpretado o, más bien, cada uno lo interpretó como quiso. Pero es un trabajo más académico que está buscando determinar cuál es la razón, la causa más próxima de la inflación. Lo que estoy pensando es: el verdulero o el almacenero que sube el precio no está necesariamente pensando en cuánta es la cantidad de dinero. Su decisión responde a alguna otra cosa: ¿cuál es su incentivo? Responde sus costos o a los precios de sus competidores y está pensando en su precio relativo a ellos. Entonces, a ese nivel muy micro, la inflación es un tema de precios relativos. Llegado este punto, corrijo las interpretaciones: señalar eso no implica para nada que la política monetaria no es la causante, en su raíz, de la inflación. Especialmente en la Argentina, la política monetaria y el condicionamiento de la política monetaria por las razones fiscales son la raíz del problema.

-Es decir que si esa causa no estuviera activa en la economía argentina y no hubiera déficit y, en consecuencia, tampoco emisión, el verdulero no estaría haciendo ese tipo de cálculo.

-Eventualmente, se logra que la gente se acomode a los precios relativos sin que siempre estén moviéndose. Suelo dar una analogía: imaginate una cebra y un león en una llanura con muy buen pasto por todos lados y en relación al pasto, no les importa dónde estar. Pero la cebra no quiere estar muy cerca del león, es decir, sí le importa la distancia relativa al león. Y el león quiere estar un poquito más cerca de la cebra, vaya a saber por qué... ¿Qué va a pasar con esas posiciones en el tiempo? Pensemos que la cebra se mueve primero; después el león se va a mover también y va a acortar otra vez esa distancia. Las cebra se va a mover de nuevo para seguir manteniendo la misma distancia.

-Si hay mucho pasto, no hay problema…

-Pero sí hay un problema: si sólo tienen en cuenta sus preferencias relativas para ver en dónde se posicionan, terminan haciendo un ejercicio tremendo de correrse todo el tiempo y hasta se suben a una montaña. Y ése es el problema de la inflación. Si le preguntás a alguien por qué subió precio, siempre es algo relativo al precio de los demás y a nivel micro, eso es lo que lo explica. Pero el estar subiendo siempre los precios lleva a un problema de coordinación y a una gran pérdida para la sociedad, que lleva a muchas otras ineficiencias. Ese problema puede tener muchas causas. En los últimos años, en Estados Unidos y Europa, la pandemia, la guerra en Ucrania, los costos, muchos problemas…

-La escasez de chips, por ejemplo…

-Eso también. Esas cosas importan en la inflación, pero siempre también importa la política monetaria y en la Argentina, la política monetaria es clave. Hay una manera de entender la idea de puja, y no es incompatible con entender que en la Argentina la política monetaria y el déficit fiscal son muy importantes.

-Claro, que ése es el marco en el que se producen las otras distorsiones.

-Exacto. Lo que pasa que se usa como excusa para decir: “no es culpa nuestra, no es culpa de la política monetaria, es la puja”. Mi trabajo, justamente, está tratando de entender correctamente este fenómeno del conflicto y marcar que esa interpretación no es correcta.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/ivan-werningme-preocuparia-que-la-propuesta-bimonetaria-se-lance-el-mismo-11-de-diciembre-antes-de-nid03092023/

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