Juegos Panamericanos: para Tayavek Gallizzi, “la selección argentina es mucho más grande que un nombre propio”
SANTIAGO, Chile.– La selección argentina de básquetbol llegó a los Juegos Panamericanos Santiago 2023 en una situación totalmente distinta de aquella en la que arribó a Lima 2019. Entonces, ...
SANTIAGO, Chile.– La selección argentina de básquetbol llegó a los Juegos Panamericanos Santiago 2023 en una situación totalmente distinta de aquella en la que arribó a Lima 2019. Entonces, estaba conformada por todas su figuras, incluido el capitán Luis Scola, porque estaba próximo el Mundial China 2019. Esos Juegos, que no forman parte del calendario de la Federación Internacional, le servían como una gran base de preparación y rodaje para esa cita en la que sería subcampeona del mundo, tras jugar la definición con España. En Perú, el equipo ganó la medalla dorada y brilló de la mano de sus figuras. Este presente es distinto: ni siquiera está al frente Pablo Prigioni, el DT principal, y sí lo hace Leandro Ramella, el entrenador de Quimsa, que asumió el desafío. Con una particularidad: el plantel está conformado casi en su totalidad por jugadores de la Liga Nacional (LNB), con apenas un par del exterior. Lo mejor dentro de lo disponible en un año de desazones para el básquetbol argentino, que no logró clasificarse para el Mundial Filipinas–Japón–Indonesia 2023 ni para el preolímpico. Por lo tanto, tampoco estará en París 2024.
En la enumeración de pasos en falso no entran estos Juegos Panamericanos, que tienen un rango menor pero a los que Tayavek Gallizzi, por ejemplo, los llama “nuestro mundial”. El del santafesino, de 30 años, es el único nombre que se repite respecto a Lima 2019 y fue también parte de ese subcampeonato del mundo. Hoy es el hombre la referencia en un plantel que también tiene caras muy jóvenes y a las que intenta legar los valores de la Generación Dorada, que tuvo en Scola hasta Tokio 2020 (en 2021) a su transmisor ideal. Gallizzi dice que ese es una herencia que va más allá de los nombres, que la selección es “nuestra”. Y por eso no se desespera por no haber estado en la consideración de Prigioni en el último tiempo: “La selección argentina es mucho más grande que un nombre propio”, dice a LA NACION tras los triunfos ante Venezuela y Panamá, por el grupo B de una cita en la que una medalla siempre es seductora. Aunque no lo único.
–¿Cómo está esta selección, que es nueva y tiene poco tiempo de trabajo?
–Por un lado, sí, el equipo es nuevo. A su vez, somos jugadores de la Liga Nacional a los que en algún momento nos tocó enfrentarnos o jugar juntos, salvo algunas excepciones. Desde ese lado está muy bueno, es muy lindo esto de compartir equipo con algunos con los que vivimos cosas en otros momentos, y también sentirlo como más nacional que nunca. A su vez, estamos en las mismas condiciones que la mayoría, jugando en la misma liga. Creo que lo disfrutamos diferente. En mi caso tengo la suerte de que estos sean mis terceros Juegos Panamericanos. Entonces, a los que no tuvieron la posibilidad antes trato de decirles que la disfruten al máximo porque es muy difícil estar acá y por todo lo que significan.
–¿De qué les hablás?
–De esto que es encontrarse con deportistas de distintas disciplinas, de otros países; de que cada deportista nuestro en su disciplina está representando a Argentina. Y que hay que vivirlo, sentirlo, y festejar sus logros; que las derrotas también te duelan a vos aunque no tengas absolutamente nada que ver, más que compartir la patria y la bandera. Son todas esas sensaciones que se despiertan en estos Juegos Panamericanos y algo que no hay que dejar pasar, no hay que hacerlo común. Es en eso que yo más insisto, porque los disfruté de esa manera, y cuando me dijeron de integrar esta lista, obviamente estaba muy contento, porque realmente es un torneo que disfruto mucho. En su momento nos dio una alegría muy grande, la medalla de oro. Pero con medalla o sin medalla es una experiencia muy linda y un recuerdo para cada uno de los deportistas, para llevar en el corazón siempre.
–¿Y en lo estrictamente deportivo como encontrás al equipo?
–En cuanto al torneo, somos conscientes de nuestras limitaciones. Por ahí, el principal enemigo fue el tiempo , pero así y todo tuvimos grandes partidos contra Venezuela y Panamá. Tenemos las dos caras de esa moneda. Pero está bueno que salimos con la idea de juego que tenemos.
–En 2019 llegaron a los Juegos Panamericanos de Lima con la zanahoria delante, que era la medalla dorada, y sobre todo con la intención de llegar en óptimas condiciones al Mundial de China. ¿Cuál es la gran motivación que tiene este equipo en formación?
–Sí, es verdad que en el 2019 más allá de los Panamericanos venía un Mundial, pero de todos modos ahí teníamos que manejar una presión de ser favoritos, e incluso hubo un partido muy importante, contra República Dominicana, que habríamos perdido si no hubiese sido por el triple de Vildoza. La historia habría cambiado bastante si ese triple no hubiese entrado. Hoy la motivación es hacerlo por nosotros, por lo que representa la camiseta, porque puede ser una oportunidad única para muchos. Y qué lindo si, más allá del recuerdo de la experiencia, se puede llevarse una medalla.
–Este fue un año difícil para el básquetbol argentino, por no haberse clasificado para el Mundial y los Juegos Olímpicos. ¿Estos Juegos pueden compensar algo de aquello?
–También podemos hablar de un 2015 en el que hubo muchas dudas respecto al futuro de la selección argentina, y cuatro años después, en 2019, nos consagramos campeones panamericanos y subcampeones mundiales. Me parece que, a su vez, Argentina fue creciendo y convirtiéndose en una potencia en el básquet, incluso después de una generación tan exitosa como la Dorada. Lo que pasa es que los rivales también van mejorando, el básquet está cada vez más globalizado y hay diferentes métodos, aparecen cosas nuevas. Todos estamos dando un paso hacia adelante y eso lo vuelve mucho más competitivo y difícil. No podemos hablar de ningún equipo sudamericano basándonos en muchos años atrás. Hoy todos son muy fuertes. Así que más allá de que hoy nos toca estar fuera de varios torneos, cuando venimos a los Panamericanos y más adelante a la ventana clasificatoria de la AmeriCup, tratamos de dejar a la Argentina lo más alto posible y entregamos todo por el equipo. Acá nadie viene a destacarse individualmente, sino a hacer todo lo que sea necesario para ganar y darnos esa alegría que tanto necesitamos.
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–¿Hay cierto prejuicio o idea instalada de que al básquetbol no le importan estos Juegos? Entre otras cosas, porque no figuran en el calendario de la Federación Internacional.
–Sí. A mí me encantan los Juegos Panamericanos. Son un torneo muy lindo para jugarlo, y qué pena que no se lo ponga en el lugar que corresponde. Por ahí es una cuestión de papeles únicamente, porque los deportistas lo vivimos, lo sentimos y lo disfrutamos al máximo y entregamos absolutamente todo. Nosotros lo sentimos como si fuese nuestro Mundial.
–¿Cómo es el grupo puertas adentro?
–Esto de que ya nos conocemos muy bien por enfrentarnos o por compartir equipos facilitó mucho las cosas, a pesar de que tuvimos muy pocos días juntos. Hay relaciones de amistad de antes, muy buena predisposición y entrega. El grupo es muy sano, está unido y todos nos llevamos muy bien. Estamos en la misma sintonía y tratando de disfrutar al máximo, con lo que representa para la selección argentina, la tradición nuestra. Compartimos mucho y a pesar del poco tiempo el grupo se hizo sólido.
–En las últimas convocatorias no te tocó estar en la consideración de Pablo Prigioni. ¿Cómo te ves y cómo te llevás con la situación?
–La selección argentina es mucho más grande que un nombre propio. Es nuestra, no es de uno solo. Entonces, hay que entender que cuando se es parte de la selección, además de tener que representar al país y de la entrega que debe tener cada uno, se está cuidando un estilo de juego que heredamos de la Generación Dorada y de un tipo como Luis Scola, que se encargó mucho de marcarnos el camino y de hacernos entender que éste es un lugar al que se está cuidando, al que hay que respetar y dejar lo más alto posible. Entonces, la selección es mucho más grande que cada uno. El tipo estuvo jugando hasta los 40 años para guiarnos, lo hizo muy bien y nos dio la posibilidad de seguir mostrando este camino a los que vienen.
–Se los vio muy cerca de las Gigantes y felices por la medalla de bronce histórica que consiguieron. ¿Qué opinión te merece lo que pasó?
–Teniendo en cuenta todo lo que ellas tuvieron que vivir, de por sí por cómo es el deporte, pese a que cada vez se está jugándolo más y se está perdiendo ese prejuicio de quién lo practica, creo que lo que lograron fue un triunfo en todas las áreas. Vivirlo desde la tribuna pero sentirlo con el mismo nerviosismo de como si estuviera jugando fue muy lindo. Es una medalla para la Argentina, una medalla por ellas, una medalla que muestra que cada vez que uno se cae tiene que levantarse y superar los obstáculos. Lo hicieron. Superaron un obstáculo muy grande en su momento, el de quedar afuera; superaron un montón de estupideces, y qué lindo que lo hayan coronado con una medalla, para tapar muchas bocas. Lo merecen, lo recontra merecen. Agradecimiento y felicidad.
–¿Con qué deseo llegaste a Santiago 2023 y con qué te irías conforme?
–Me encantaría poder decir que culminarlos bien sería hacerlo con una medalla, pero realmente tengo la cabeza más pensando en ganarle al día, que es lo que va a llevarnos a un objetivo mayor. Con el tiempo que hubo de preparación, mi idea era ganarle al entrenamiento. Una vez que fuimos ganándole al entrenamiento, ganarle al juego de equipo. Cuando empezamos a ganarle al juego de equipo –ahora ya estamos en el torneo–, ganarle al rival. En los próximos partidos vamos a tener más información de los rivales, y ellos, de nosotros, entonces va a haber muchos desafíos individuales que a su vez van a llevarnos al juego que queremos. Ojalá lo ganemos.