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La (apócrifa) carta de Kissinger al futuro presidente

Estimados Sergio Tomás y Javier Gerardo: si Dios quiere, el próximo domingo por la noche sabremos quien de ustedes se desempeñará como presidente de los argentinos entre el 10 de diciembre de 2...

Estimados Sergio Tomás y Javier Gerardo: si Dios quiere, el próximo domingo por la noche sabremos quien de ustedes se desempeñará como presidente de los argentinos entre el 10 de diciembre de 2023 y de 2027. Digo si Dios quiere porque lo único que les falta a ustedes es una elección tan pareja que el presunto perdedor no reconozca su derrota y el país ingrese en un limbo que aumentará la demanda de los cardiólogos.

Esperando que ello no ocurra, el ganador tendrá que abandonar la lógica de la campaña para tomar la lógica de la transición. Lo digo por experiencia propia y también por mis lecturas de la historia. En la transición, que es breve, el presidente electo tiene que creérsela, pero no demasiado (y no prestarles demasiada atención a las fervorosas felicitaciones que va a recibir). Además tiene que agradecerles y despedir a quienes lo ayudaron a ganar –pero sólo sirven para eso– para incorporar a quienes lo ayudarán a gestionar. Estén muy atentos a ambas cosas, porque les aseguro que ninguna de ellas es fácil.

En la lógica de la transición, y con más razón en la de la gestión, todo es prospectivo. Quiero decir, si las circunstancias, las nuevas realidades, etc., los llevan a tener que ignorar, o al menos posponer, alguna promesa de campaña, ¡no duden en hacerlo! La población los juzgará por los resultados, algunos historiadores se tomarán el trabajo de comparar la campaña con lo que finalmente hicieron. Churchill y De Gaulle no pensaban en la Historia, sino en el desafío que tenían por delante.

La educación será lo más importante, pero en la Argentina hoy nadie pregunta quién tendrá a su cargo la cartera respectiva, sino quién será el ministro de Economía. Al respecto tengo un par de cosas para decir.

A Massa: que el anuncio de gobierno de unidad nacional, y concretamente el hecho de que su ministro de Economía pertenecerá a otra fuerza política, suena a encargarle a otro el trabajo sucio, es decir, resolver los problemas del actual gobierno, generados en parte por el propio Massa, para después echarlo e iniciar un nuevo ciclo populista. No le resultará fácil conseguir a la persona dispuesta a jugar ese rol.

A Milei: que deje trabajar a su ministro de Economía, es decir, que a pesar de ser economista de profesión, asuma su rol presidencial.

Al que resulte electo, además de un abrazo fraterno, le deseo suerte. Porque la va a necesitar.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/la-apocrifa-carta-de-kissinger-al-futuro-presidente-nid15112023/

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