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La absurda batalla contra el glifosato

Sin ningún sustento científico, la Legislatura de Misiones sancionó una norma tendiente a prohibir en dos años el uso del glifosato en todo el territorio provincial, pese a tratarse de un fitos...

Sin ningún sustento científico, la Legislatura de Misiones sancionó una norma tendiente a prohibir en dos años el uso del glifosato en todo el territorio provincial, pese a tratarse de un fitosanitario que, debido a su baja toxicidad, no provoca riesgos para la salud si se utiliza siguiendo simples recomendaciones para su uso.

El glifosato ha sido clasificado en el grupo de fitosanitarios que “normalmente no ofrecen peligro”, es decir, dentro de la clase IV o “banda verde”. De acuerdo con el informe publicado por la Reunión Conjunta de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Residuos de Plaguicidas, el glifosato, además, no es genotóxico (no provoca daños ni cambios en el material genético), ni cancerígeno, ni teratogénico (no afecta el desarrollo embrionario ni provoca malformaciones). Tampoco es neurotóxico (no afecta el sistema nervioso) ni tiene efectos sobre la función hormonal o la reproducción.

Tanto autoridades regulatorias locales y extranjeras como expertos independientes alrededor del mundo concuerdan en que el glifosato no causa efectos reproductivos adversos en adultos o defectos de nacimiento en la descendencia de adultos expuestos a glifosato. Esta conclusión se ha basado en múltiples estudios sobre animales de laboratorio, que incluyen ensayos en los que se han examinado efectos en animales adultos, su cría y la siguiente generación.

A partir de la prohibición del glifosato en Misiones, se estaría impulsando, promoviendo y distribuyendo un producto sustituto en la provincia que, si bien tiene iniciado un proceso de registro en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), aún no ha sido evaluado por la entidad regulatoria y, consecuentemente, no son legales ni su uso ni su comercialización. Por lo que estaríamos hablando de una iniciativa que contraría el proceso regulatorio nacional y de la entidad competente. Además, que exista un sustituto no justifica la prohibición de un producto avalado por entidades regulatorias.

Actualmente, el glifosato es una herramienta indispensable para el control de malezas en las diversas actividades rurales de la provincia y de todo el país.

La prohibición de su uso implicará una menor productividad y mayores costos para la agroindustria. Las principales cadenas productivas de la provincia, entre ellas la producción forestal, la yerba mate y la mandioca, se verán perjudicadas, generándose incrementos en los costos, caídas en la producción, dificultades para certificar bajo estándares internacionales y, con ello, restricciones en los mercados comerciales internacionales, con impacto directo en el empleo y la actividad económica.

En el particular caso del cultivo de yerba mate, muy sensible a la competencia de las malezas por el uso del agua y de los nutrientes, dejará de ser sustentable económicamente en primera instancia y quedará fuera del sistema productivo con la prohibición en forma compulsiva del glifosato, teniendo en cuenta que aún no existe otra alternativa adoptada por el productor y tampoco científicamente comprobada para reemplazar a este producto.

Siendo el glifosato un fitosanitario aprobado en más de 100 países, incluidos Estados Unidos y las naciones de la Unión Europea, su prohibición en el territorio misionero constituye una decisión arbitraria que ataca directamente a todo el sistema productivo.

Viene al caso citar las consecuencias que la prohibición del uso del glifosato y de otros fitosanitarios de síntesis química, para implementar exclusivamente agricultura orgánica, produjo en Sri Lanka, el primer país del mundo que decidió efectuar esta transición. La reducción promedio del rendimiento en la agricultura orgánica fue del 19% al25%, al tiempo que los costos de mano de obra, procesamiento y comercialización crecieron exponencialmente, haciendo que los precios de alimentos cotidianos como el azúcar, el arroz y las cebollas se dispararan a más del doble. Esto muestra que un cambio de la noche a la mañana hacia el cultivo orgánico presenta una amenaza clara e inminente para la seguridad alimentaria.

Otra consecuencia probable, a partir del ejemplo de Sri Lanka, es que la agricultura orgánica extienda sus tierras agrícolas debido a sus bajos rendimientos, provocando como resultado una mayor deforestación, la futura extinción a gran escala de especies y un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El uso del glifosato está permitido en los estándares internacionales más rigurosos del mundo. Nos encontramos ante otra decisión tomada sobre la base de criterios ideológicos y no científicos.

En conclusión, prohibir el uso del glifosato traerá aparejados problemas productivos, alimentarios y medioambientales que serán peores que los supuestos males que imaginan quienes libran esta batalla sin sustento científico ni legal contra este fitosanitario.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/la-absurda-batalla-contra-el-glifosato-nid08072023/

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