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La estrategia de Irán para presionar a Israel sin involucrarse abiertamente en la guerra en Medio Oriente

PARÍS.- ¿Cuál es el plan de Irán? ¿Qué es lo que busca? La respuesta a esas preguntas constituye la clave de la guerra actual. Porque, si bien Teherán no interviene directamente en el confli...

PARÍS.- ¿Cuál es el plan de Irán? ¿Qué es lo que busca? La respuesta a esas preguntas constituye la clave de la guerra actual. Porque, si bien Teherán no interviene directamente en el conflicto entre Israel y Hamas, utiliza todos sus “peones” para alimentar un clima de fuertes tensiones en otras fuentes, que debilitan al Estado judío.

Inmediatamente después del 7 de octubre, Estados Unidos e Israel se apresuraron a declarar que nada probaba una implicación directa de Irán. Tal vez lo hicieron demasiado rápido, probablemente para evitar una confrontación directa.

Se supo después que altos responsables iraníes habían estado en contacto estrecho con Hamas antes del ataque. El general Esmail Qaani, jefe de la Fuerza Al-Quds de los Guardianes de la Revolución, responsable de las operaciones militares clandestinas extraterritoriales, se habría reunido varias veces con los dirigentes de Hamas y del Hezbollah.

“Para ser precisos, miembros de Hamas habrían estudiado su proyecto de montar operaciones aéreas, terrestres y marítimas en el sur de Israel con miembros de los Guardianes de la Revolución en Beirut el 2 de octubre, cinco días antes del ataque. Y habrían recibido la luz verde”, señala el geopolitólogo Frédéric Encel.

Hamas asegura haber actuado por su cuenta. Irán se congratula de ese ataque, aunque niega toda implicación.

Los iraníes siempre operaron a distancia en la larga “guerra en las sombras” que los oponen a Israel. Su estrategia es la de recurrir a intermediarios. Por ejemplo, los hutíes de Yemen. Por esa razón, ningún especialista cree que Teherán, que financia, entrena y arma a Hamas, no estuviese al corriente o implicado en la planificación de la operación del 7 de octubre.

En este caso, el régimen iraní buscó ante todo reforzar su postura geopolítica regional ya en vías de concreción antes de esta nueva guerra. Durante todo el año 2023, Teherán logró éxitos diplomáticos: se convirtió en nuevo miembro de la Organización de Cooperación de Shangai, concluyó una asociación estratégica con China, y gracias a eso normalizó sus relaciones con Arabia Saudita, después de haber hecho lo mismo con los Emiratos Árabes Unidos.

“En el último verano boreal, también adhirió al grupo de los BRICS+. Lo que le permite aumentar su presencia continental con Rusia y China, y su presencia económica y estratégica en el conjunto de Medio Oriente, tanto como en los demás países del BRICS”, señala Encel.

Con esta guerra, el primer objetivo estratégico de Irán era bloquear la naciente normalización entre Israel y Arabia Saudita. Lo logró, sabiendo que ningún otro Estado árabe normalizará ahora sus relaciones con el Estado judío. El segundo objetivo era “desviar la atención”.

“Israel siempre fue muy activo en las fronteras inmediatas de Irán, en la zona kurda iraquí e iraní y en el sur del Cáucaso, donde Tel Aviv aportaba un apoyo completo a Azerbaiyán frente a Armenia”, agrega Encel.

La actual guerra en Gaza obliga a Israel a retirarse de los frentes exteriores para concentrarse en su frente interno, donde Hamas, subestimado por el gobierno israelí de Benjamin Netanyahu, demostró que era capaz de infligir daños terribles, tanto a la población civil como a su ejército. Tercera ventaja para Teherán, la guerra debilita el peso estratégico de Israel en la escena internacional y, por efecto mecánico, acrecienta el de Irán.

¿Acaso Irán podría ir más lejos? La estrategia de los ayatollahs es mantener la presión sobre Israel para que este se vea obligado a conservar una movilización general en el frente norte (con el Líbano), en Cisjordania, alrededor de Jerusalén y en Gaza, pues cada semana de movilización general debilita su economía y su crédito internacional.

Para Teherán, la dificultad reside en poder conservar esa presión, manteniéndose –al mismo tiempo– por debajo del umbral de la escalada.

“En Irán hay naturalmente debate sobre esa estrategia entre el guía supremo, que quiere conservar todas las opciones abiertas para no asumir riesgos inconsiderados, y los halcones que quisieran aprovechar el debilitamiento de Israel para golpear aún más”, afirma Thierry Coville, especialista del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).

Muchos se preguntan ahora si la estrategia de Irán con Israel y con Estados Unidos están conectadas. La respuesta de los especialistas es “no”.

“Irán está comprometido en una negociación global con Washington. Uno de sus objetivos es el de disminuir la presencia militar norteamericana en Irak y en Siria. En vez de lanzar directamente operaciones contra Estados Unidos, Teherán utiliza sus “proxys” para mostrar con claridad que no está directamente implicado, conservado al mismo tiempo un alto poder de desestabilización”, señala Coville.

A su juicio, en el contexto actual, las provocaciones indirectas iraníes contra objetivos norteamericanos en Irak y en Siria “se pueden explicar por el tropiezo que padeció el intercambio, el mes pasado, de cinco rehenes norteamericanos detenidos en Irán contra cinco rehenes iraníes detenidos en Estados Unidos”.

Esa operación debía acompañarse con el deshielo de 6000 millones de dólares en haberes iraníes transferidos de Corea del Sur a Qatar, que a su vez debía entregarlos a Teherán. Después del ataque de Hamas contra Israel, el 7 de octubre, Doha bloquea los fondos y declara –¿simulación o no?– querer expulsar a los miembros del Hamas. Aun siendo muy cercano a Hamas, el emirato también pretende dar garantías de seriedad a Washington.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/la-estrategia-de-iran-para-presionar-a-israel-sin-involucrarse-abiertamente-en-la-guerra-nid01112023/

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