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La historia detrás de la historia: una semana de mucho trabajo para el cartero

A las palabras se las lleva el viento, dicen. A menos que estén escritas… y firmadas. Y aun en ese caso pueden caber borrones y cuentas nuevas. Sobre todo en tiempos de marea revuelta, cuando al...

A las palabras se las lleva el viento, dicen. A menos que estén escritas… y firmadas. Y aun en ese caso pueden caber borrones y cuentas nuevas. Sobre todo en tiempos de marea revuelta, cuando alguien dice algo y, más tarde, exactamente todo lo contrario, una carta es una amarra.

Como el apasionante género literario, un epistolario da pervivencia a los mensajes hace milenios. Es –qué bien lo cuenta el libro del paleógrafo italiano Armando Petrucci, Escribir cartas– una de las manifestaciones de mayor tradición y estabilidad. Las hay de amor y de despedida, está la famosa carta al padre y las fraternales, misivas entre amigos lejanos, cartas abiertas, anónimas y colectivas. Aun en su transfiguración digital, un nombre rubrica el mensaje y con eso da peso a lo que proclama.

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En la política, esta semana se hizo notar de diferentes formas el valor de una firma. Claro que no fue por correo: el nuevo cartero son las redes sociales. Ya desde las PASO, artistas, pensadores e intelectuales –a la vera de las frases volátiles de los candidatos y sus escuderías– se manifestaron en distintos comunicados que llegaron en dos oleadas, y que con sus diferencias coinciden en un punto principal: llamar a votar contra Javier Milei. Sin embargo, las cartas de los últimos días no son iguales a las que habían circulado antes de la elección general, y estuvieron interferidas por ruidos entre emisores y receptores.

El lunes, un primer comunicado que nucleaba a personalidades de la cultura, actores, escritores locales y extranjeros, músicos, pintores, periodistas, muchos de ellos de conocida militancia K, pero muchos otros no, hicieron un llamado público a apoyar en el balotaje del domingo 19 al candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa. No era cualquier día, quedaba implícito en el título: “A 40 años de la recuperación de la democracia y en defensa de las instituciones de la República Argentina”. La primera entre cientos de firmas que suscribían esta “preocupación por el futuro de la democracia” que, citando a Raúl Alfonsín, “se cura con más democracia”, era la de Lali Espósito, que esa misma noche desmintió: “No estoy en ese comunicado”. Mientras se multiplicaban las adhesiones, también se advertían algunas desprolijidades como nombres repetidos sobre una sábana celeste. En un cable de la agencia Télam se incluyó en este “llamamiento” a Marta Minujín, quien se comunicó con LA NACION para expresar que no había participado.

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El martes vino la segunda carta, la de los intelectuales, secuela de un texto originalmente titulado Compromiso electoral, que circuló antes de la primera vuelta, cuando las opciones no eran blanco y negro. Ahora sin Patricia Bullrich (Cambiemos, Pro o cómo decirlo) pedirle a la sociedad el voto contra un candidato quiere decir “prácticamente” que lo haga en favor del otro. Como en una saga cinematográfica, en Compromiso electoral: la segunda vuelta ha llegado los pensadores, investigadores y escritores se expresaron con “la convicción de que no hay futuro común” bajo un gobierno de La Libertad Avanza. Por diferentes razones, los firmantes en esta “parte dos” no fueron exactamente los mismos. Por citar ausencias, está la respetable posición de José Emilio Burucúa, a quien la declaración de sus colegas le pareció equilibrada, pero –consultado por la nacion– consideró: “No puedo exhortar públicamente a nadie a votar por Massa (…). Quizá deberíamos haber planteado un voto masivo en blanco, para crear un polo de resistencia a cualquiera de los dos adefesios que se presentan en la última competencia”. Algo similar manifestó María Rosa Lojo: “Exhortar al voto en un sentido o en otro es arrogarte una función que nadie está pidiéndote”. Partido aquel bloque intelectual primigenio, por supuesto hubo quienes, como Marcelo Gioffré y Juan José Sebreli, quedaron en la otra vereda, manifestando que apoyarían a Milei.

Hay que distinguir que la carta de los artistas y la de los intelectuales no dicen lo mismo de la misma forma. La segunda hace una salvedad: los desaciertos de la gestión del actual Ministro de Economía y las dudas que su trayectoria pueden generar. “No obstante, seguimos creyendo que es necesario establecer un cordón democrático contra los peligros de una deriva autoritaria encarnados por Milei, posibilidad hoy representada por el triunfo de Massa”.

La responsabilidad del público

Como Lali en la primera, la segunda misiva tuvo su gaffe. El miércoles Beatriz Sarlo manifestó “yo no la firmé, me puso un amigo” y aunque no quiso “armar conventillo”, porque “es gente toda muy respetable”, este epistolario que los lectores siguieron con fruición en las notas de Daniel Gigena continuó haciéndose escuchar entre el ruido. Hacia el viernes aparecieron más textos de cineastas, de asociaciones de escritores

Qué contradicción: al final de todo esto la carta con más peso no llevará firma. Es la que pondrá en el sobre cada uno el 19, para algunos, la decisión más difícil de su vida electoral.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/la-historia-detras-de-la-historia-una-semana-de-mucho-trabajo-para-el-cartero-nid05112023/

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