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La libertad, el único camino

Junto a Álvaro Alsogaray fuimos fundadores de la Unión del Centro Democrático (Ucedé), en 1983, y con orgullo cumplimos 40 años de presencia en la vida política del país. La Ucedé apareció...

Junto a Álvaro Alsogaray fuimos fundadores de la Unión del Centro Democrático (Ucedé), en 1983, y con orgullo cumplimos 40 años de presencia en la vida política del país. La Ucedé apareció en el mundo electoral como un partido con ideas y proyectos bien definidos con el objetivo llevar a la Argentina al camino del progreso, a través de la libertad.

En los años 90, durante la presidencia de Carlos Menem, el país vivió el único período donde hubo un crecimiento de los valores de la libertad económica, y se logró una reducción de los sectores del Estado que eran innecesarios y que nos llevaron a la hiperinflación durante la presidencia de Raúl Alfonsín.

Con Menem se pudo derrotar a la inflación gracias al proyecto de convertibilidad y a poner freno a la invasión de estatismo que había en el país, y que llevaba consigo la pobreza, la caída vertical de todos los valores de la población y, por lo tanto, la falta de consideración para una sociedad que no lo merecía.

En 2001 sucedieron en la Argentina una serie de hechos que produjeron la crisis política y económica que terminó con la convertibilidad y su aporte al progreso que se había conseguido hasta ese entonces.

Con la llegada al poder de Néstor Kirchner, el proceso de izquierdización terminó por destruir los avances que se habían conseguido con la política económica liberal que, lamentablemente, se perdió en tan solo dos años. Y volvió la inflación, cada vez con más fuerza, hasta hoy.

La política de desarrollo a través del déficit estatal y de todo lo que significa el aumento del gasto público y las estatizaciones representó para el país un retroceso de, por lo menos, 20 años.

Pasar de ser un país elogiado y considerado como uno de los pocos que habían entendido las reglas del juego del progreso, a convertirnos en lo que somos hoy, supuso un avasallamiento de la propiedad privada, la cual fue permanentemente atacada. Como consecuencia de equivocadas políticas económicas, creció la pobreza a niveles escandalosos. Simultáneamente, el apropiamiento de bienes del Estado y la corrupción crearon un clima de falta de confianza que nos llevó a convertirnos en el país con el mayor déficit fiscal del mundo y a tener una deuda patética y desproporcionada.

El avance sobre la propiedad privada generó un clima de falta de inversión, y creció la inseguridad hasta niveles intolerables. Puede decirse que esas políticas de izquierda, de total tolerancia al delito, significó de hecho un libertinaje.

La proliferación de marchas y piquetes impiden a multitudes de argentinos llegar a sus trabajos. Resulta muy difícil sostener el Estado elefantiásico que existe hoy con el aporte impositivo de unos pocos; predominan la doctrina pro Estado, la falta de respeto a la competencia profesional, al mérito, a la educación, al acceso a la salud y a todo lo que significa el derecho a vivir del ciudadano común.

Desde mi juventud vi en el liberalismo la realidad de lo que nos salvaría y, durante el período en el que participé del proyecto de libertad económica de los años 90, tuve presente la necesidad de que esto tuviera continuidad.

El liberalismo, por 20 años, desapareció de la faz de nuestro país. La Ucedé hoy está judicializada, lo cual la convierte en agrupación con falta de legitimidad. Pero hace dos años surgió nuevamente un proyecto liberal: La Libertad Avanza. El liberalismo es el símbolo del respeto a la libertad del individuo y de la sociedad; significa libertad económica e igualdad ante la ley. Es decir que todos deberían competir por igual sin privilegios y sin condicionamientos del Estado, ya que es el mercado el que define las reglas del juego de la producción y el comercio.

Los privilegios solo generan corrupción. Esto es nefasto para los que deseamos un país sano y digno para nuestros hijos, y que se puede lograr con libertad de mercado, respeto a la propiedad privada y una continuidad del proyecto en el tiempo.

En un país donde predomina la corrupción, la única solución es la educación. Es la hora de hacer docencia porque se ha perdido mucho el apego a las normas y a la moral. A los jóvenes se les debe enseñar en su hogar y en la escuela que con libertad de prensa, libertad económica y probidad es posible encaminar el progreso del país.

Y es importante destacar, además, la necesidad de recomponer a las Fuerzas Armadas y de Seguridad, para garantizar un orden en el funcionamiento de nuestro país.

El liberalismo es paz, es respeto por otras ideas y personas, es convivencia. Desgraciadamente, en esta etapa algunos líderes políticos que se autodenominan liberales no vinieron con la paz bajo el brazo. Aparecieron con grandilocuencias y desbordes innecesarios e injustificables.

Es triste ver como nuestros jóvenes dejan la Argentina en busca de terreno firme para poder progresar en la vida. Por la falta de ética instalada en estos tiempos, se cree que la única salida está en Ezeiza. Pero la salida es que los políticos entiendan que el camino es construir una base sólida de valores: la libertad, la ética y la igualdad.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-libertad-el-unico-camino-nid02082023/

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