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La principal biblioteca de la provincia de Buenos Aires se quedó sin nombre

LA PLATA.- Y un día, casi sin que nadie se diera cuenta, la principal biblioteca de la provincia de Buenos Aires se quedó sin nombre. Así podría comenzar uno de los tradicionales cuentos fantá...

LA PLATA.- Y un día, casi sin que nadie se diera cuenta, la principal biblioteca de la provincia de Buenos Aires se quedó sin nombre. Así podría comenzar uno de los tradicionales cuentos fantásticos para niños de Laura Devetach o Elsa Bornemann… Pero esto no es ficción sino pura realidad. Las autoridades de la Biblioteca Central bonaerense, que alberga unos 100 mil volúmenes y posee una comunidad que ronda los 14 mil lectores asociados, decidieron dejar de usar el nombre “Ernesto Sabato” impuesto a la institución en 2008, durante la gobernación de Daniel Scioli.

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La medida obedece a un reparo de carácter administrativo sobre la validez de la resolución que definió reemplazar, con el nombre del autor de El túnel, la denominación original de la biblioteca que era “Libertador General José de San Martín”. Así lo explicaron a LA NACION voceros del Instituto Cultural bonaerense, del que depende la institución, que indicaron que funcionarios de la Dirección Provincial de Promoción de la Lectura se encuentran abocados a dilucidar cuál es la mejor solución para este entuerto. En principio, y ya desde hace varios meses, optaron por dejar de usar el nombre de Ernesto Sabato en las comunicaciones oficiales y promoción de actividades.

El intríngulis había permanecido encapsulado puertas adentro de la institución hasta que el año pasado se dispuso una puesta en valor el frente del edificio de seis plantas en el que funciona la biblioteca en calle 47 N° 620, pleno centro de la capital provincial. Para eso se procedió a llevar adelante tareas de reparación y pintura del muro que, durante un tiempo permaneció sin letrero alguno hasta que hace un mes atrás fue colocado uno que sólo dice: “Biblioteca Central de la Provincia de Buenos Aires”.

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“Creemos que los orígenes son los fundamentos basales de las instituciones y por ello estamos estudiando la situación nominal de esta Institución”, se indicó desde el Instituto Cultural, conducido por Florencia Saintout, como respuesta a la requisitoria periodística. Según ese escrito: “Revisando los textos de la fundación encontramos el solapamiento de nombres por lo cual hemos decidido iniciar un estudio colaborativo y democrático sobre esta situación. Y mientras estamos en ese proceso, la denominamos Biblioteca Central de la Provincia, hasta tener una clara resolución para dicha problemática”. Finalmente, se agregó que, “sobra aclarar que las dos denominaciones representan grandes hitos para nuestra nación y sobradamente pueden enaltecer una institución tan emblemática y fundamental para todxs los bonaerenses”.

El portavoz del área hizo hincapié en que “no hay aquí ninguna cuestión de tipo ideológico ni está en cuestionamiento la valoración de los méritos de figuras como San Martín y Sabato”. Y reconoció que “no hay un plazo establecido para decidir sobre la cuestión ya que, si bien es un tema de relevancia, en este momento existen otras urgencias”.

A su turno, Gabriela Pesclevi, que desde noviembre pasado ocupa el cargo de directora de la biblioteca, recalcó: “No hemos decidido sacarle ningún nombre, sí hacernos cargo del problema. Estamos estudiando los antecedentes y su historia para poder proponer una resolución posible para este conflicto. Cuando llegamos la biblioteca no tenía cartel y cuando se limpió la fachada descubrimos en letra de molde, el nombre Biblioteca Central de la Provincial, el cual fue replicado en el cartel actual”. Cuando se le pregunta por las razones para haber omitido el nombre de Sabato en el nuevo cartel colocado en el frente del edificio semanas atrás al igual que en toda la difusión de actividades la funcionaria rechaza de plano la idea de que se trate de una supresión. “No es así de ninguna manera”, replica. Y agrega: “En las visitas de bibliotecarios del interior les indicamos que administrativamente se llama Sabato por un decreto de 2008 y también que otro decreto de 1950 la bautizó como San Martín”.

Si bien durante la gestión provincial de María Eugenia Vidal, entre 2015 y 2019, la biblioteca siguió usando el nombre de Sabato, cuando la administración pasó a manos de Axel Kicillof, el edificio exhibía un estado de evidente descuido y el cartel de señalización se hallaba totalmente despintado, sin nombre alguno que lo identificara.

Origen de la biblioteca provincial

La Biblioteca Central de la provincia de Buenos Aires fue creada el 23 de febrero de 1950 por decreto N° 3449 del entonces gobernador peronista Domingo Mercante. Dicha resolución estableció que “al conmemorarse el centenario de la muerte del Libertador General San Martín y en momentos en que el pueblo argentino exalta la trascendente ejemplaridad de su trayectoria civil y militar, es ocasión inapreciable para tributarle el homenaje que en justicia le corresponde por la extraordinaria visión que tuvo acerca del destino social y cultural del libro y de las bibliotecas públicas, en tierras de América”. Asimismo se fundamentó que, “la circunstancia en que se dotará a la provincia de Buenos Aires de una biblioteca pública, es doblemente propicia para evocar su genio tutelar y designar, con su nombre insigne, la nueva creación”. El texto subraya la preocupación de San Martín por la cultura y la formación de las generaciones futuras al recordar que en su testamento legó sus libros para una biblioteca pública en Mendoza y donó dinero para fundar bibliotecas en Santiago de Chile y en Lima.

La biblioteca constituyó su colección inicial con acervos preexistentes del Ministerio de Educación y de la Biblioteca Experimental perteneciente a la Dirección General de Bibliotecas a lo que se sumó un subsidio otorgado por decreto de 105.000 pesos moneda nacional para la adquisición de material bibliográfico, la colección inicial se formó .

Cambio de nombre

En mayo de 2008, a poco de asumir como gobernador bonaerense, Daniel Scioli dictó el decreto 945 por el cual impuso el nombre Ernesto Sabato a la Biblioteca Central de la provincia “en homenaje a su eximia trayectoria”.

En los considerandos de la medida se consignó que “el reconocido escritor, nacido en la localidad de Rojas, provincia de Buenos Aires, obtuvo el doctorado en Física en la Universidad Nacional de La Plata; que fue honrado con doctorados Honoris Causa de numerosas universidades nacionales y extranjeras; que en 1984 recibe el Premio Miguel de Cervantes Saavedra, prestigioso reconocimiento literario para escritores de lengua hispana; que ocupó la presidencia de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) encargada de las investigaciones y denuncias ante los atropellos a los derechos humanos cometidos por la dictadura militar, dando origen al informe que, bajo el título Nunca Más, fue documento primordial en el Juicio a las Juntas Militares; que sobresalen entre sus obras literarias las novelas El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abaddón, el exterminador; los ensayos Hombres y engranajes, Entre la letra y la sangre, Heterodoxia, Antes del fin y El escritor y sus fantasmas; las antologías Itinerario, Narrativa Completa y Claves Políticas; y, por último, que la Dirección Provincial de Coordinación de Políticas Culturales del Instituto Cultural avala la decisión.

La iniciativa fue impulsada por el entonces titular del Instituto Cultural, Juan Carlos D’amico, quien aseguró en diálogo con LA NACION: “En aquel momento decidimos ponerle un nombre porque sencillamente no lo tenía. Al revisar la documentación nos dimos cuenta de que el de San Martín no se había formalizado debidamente y nos pareció que Sabato reunía mérito suficiente”. D’Amico recordó que luego de operarse aquel cambio recibió cuestionamientos de grupos sanmartinianos a los que en ese momento explicó las razones de la medida.

El 3 de julio de ese año Scioli encabezó un acto en el que se presentó la cartelería con el nuevo nombre con la presencia de familiares del escritor. Allí, destacó el compromiso de “este gran intelectual” por la consolidación de la democracia. Y consideró “un gran honor y orgullo” que la Biblioteca Provincial lleve su nombre; “se está poniendo en valor algo que decía este genio de la literatura: al leer, se agrandará el horizonte de la vida”.

La Biblioteca Central cuenta con un amplio y diverso programa de actividades y sectores infantil y juvenil; un gabinete de medios audiovisuales; una hemeroteca; una sala de “lectura silenciosa” y otra de “lectura parlante”; y entre sus joyas más preciadas se encuentra la colección de autores provinciales y la llamada “Biblioteca Tesoro”, donde se conservan obras de valor histórico anteriores a 1914. Además, posee colecciones de diversos soportes: 550 videos, 5000 diapositivas, 170 CD´s correspondientes a la hemeroteca y al Gabinete de Medios Audiovisuales.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/la-principal-biblioteca-de-buenos-aires-se-quedo-sin-nombre-nid08092023/

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