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Los Pumas visitaron una muestra de arte argentino en La Baule, la ciudad que los hospeda durante 48 días

LA BAULE-ESCOUBLAC, Francia.– Ver edificios emblemáticos intervenidos con la cartelería magenta y cyan del Mundial da cuenta de la importancia que dan los franceses a este torneo. En París, el...

LA BAULE-ESCOUBLAC, Francia.– Ver edificios emblemáticos intervenidos con la cartelería magenta y cyan del Mundial da cuenta de la importancia que dan los franceses a este torneo. En París, el Arco de Triunfo estuvo “pintado” con rayos láser con motivos referidos a la Copa. El Museo del Louvre está cubierto por una enorme bandera apaisada que hace publicidad de iphone con la imagen de Antoine Dupont volando hacia el try. En Saint–Étienne, el Hôtel de Ville está cubierto con banderas alusivas. En Marsella, el Fan Fest está enclavado en medio del Puerto Viejo, entre veleros, locales gastronómicos y edificios históricos. La meca mundial del arte se dejó invadir por el rugby. Visto desde otro ángulo, es una buena oportunidad de que el arte llegue a otro público.

La Baule, el hogar de los Pumas durante sus primeros 48 días de estadía en Francia, es un ejemplo de esta segunda interpretación. Durante todo el año, como se describió en LA NACION, la ciudad realizó actividades relacionadas con la Argentina. Como para que sus habitantes y veraneantes se mimetizaran con la cultura del país sudamericano y brindaran una cálida recepción al plantel que conduce Michael Cheika.

Uno de los ejemplos más acabados es el de las tres muestras de arte que tienen lugar durante todo el verano y el otoño, con renombrados argentinos. Allí fueron los jugadores de los Pumas en uno de sus ratos libres para salir un poco de su dedicación casi exclusiva al rugby.

Sergio Moscona es el protagonista de una de ellas y curador de las otras. Recibe él mismo al enviado por LA NACION en la antigua capilla Sainte-Anne, devenida espacio cultural. A dos cuadras del mar, en el corazón comercial de La Baule (una callecita de 500 metros), el artista plástico exhibe su obra. Cuenta que reparte el año entre París, Buenos Aires y Ecuador, de donde es su mujer, también artista. Cuenta que la visita de los Pumas fue muy agradable y que le regalaron una camiseta firmada por los 33. Que se interesaron por su obra y se despertó un debate. “No digas b...”, corrigió uno a un compañero. Pero Moscona lo retó. Le dijo que su opinión era igual de válida, que no tenía por qué saber ciertas cosas si se dedicaba a otras. Su obra es llamativa, con formas humanas que semejan a las de Antonio Berni, una temática que recuerda a Francisco de Goya y técnicas variadas con mucho collage y empleo de materiales cotidianos.

Moscona habla con entusiasmo. Una sola pregunta genera mil respuestas. Lo que dice es muy interesante. Cuenta que un mecenas de Metz había viajado el día anterior siete horas en auto (y otras siete de regreso) sólo para comprarle un cuadro. El pintor argentino era habitué de La Baule y ya había expuesto aquí, pero en otro lugar, el Museo Boesch. Le ofrecieron volver para esta ocasión alusiva al Mundial, pero se rehusó porque ya había vivido esa experiencia. En cambio, ofreció hacerse cargo de esa muestra a cambio de que lo dejaran exponer en la ex capilla, un lugar que le daba a su exposición un aire de profanación. En el otro museo, en cambio, se encargó de armar una exhibición de algunos artistas plásticos argentinos más reconocidos en el mundo: Berni, Antonio Seguí, León Ferrari, Carlos Guinzburg, Carlos Alonso, Victor Chab, Antonio Pujía, Marie Orensanz, Gustavo López Armentía y Ricardo Mosner.

El museo está ubicado en la localidad de Le Pouliguen, lindante con La Baule y con la que comparte la playa, aunque en una superficie mucho menor. Sin embargo, por pedido expreso del señor Boesch, amante de La Baule, donde vivió sus últimos años, el inmueble pertenece a esta ciudad. “Una especie de Vaticano”, explica Moscona. Allí también fueron los Pumas.

El museo es una casita sobre la playa, en el extremo occidental de ésta, y permite apreciar toda su extensión y su curvatura. Bernard Boesch fue un pintor y arquitecto francés que falleció en 2005. Como legado en la última ciudad que lo albergó donó su villa, con la condición de que se convirtiera en un museo que difundiera las obras de artistas jóvenes. También dejó una millonaria suma en una cuenta bancaria con cuyos intereses se mantiene el museo y se fomenta a los expositores.

La exposición es aun más estremecedora que el museo. La serie “Monumentos” de Alonso y los grabados de Ferrari resultan lo más impactante. Los trabajos están a la venta y oscilan entre 2000 y 50.000 euros.

Enfrente, en un anexo del museo, había una muestra fotográfica de otro argentino, Matías Roth, que fue la que más atrajo la atención de los rugbiers. Como tenían una sola camiseta, le pidieron los datos para mandarle otra. Eso sí: si un visitante quiere ver ahora la exhibición, va a quedarse con las ganas, ya que se la levantó esta semana.

Arte argentino que se precia en la meca del mundo. Ahora, es el turno de los Pumas de hacer lo propio en otra materia, que como dice Moscona, no es ni mejor ni peor. Es otra disciplina. La del rugby.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/rugby/los-pumas-visitaron-una-muestra-de-arte-argentino-en-la-baule-la-ciudad-que-los-hospeda-durante-48-nid29092023/

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