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Luis Tonelli: “Esta primera onda del gobierno de Milei es la infantería de Rescatando al soldado Ryan”

“Milei y este gabinete van a desembarcar en Omaha Beach y le van a ir con todo”, plantea. “El Dr. Luis Caputo, Toto, es un trader que sabe dónde está el parripollo en Nueva York para hacers...

“Milei y este gabinete van a desembarcar en Omaha Beach y le van a ir con todo”, plantea. “El Dr. Luis Caputo, Toto, es un trader que sabe dónde está el parripollo en Nueva York para hacerse de unos mangos. Un técnico, un tipo con vocación pública, que tiene un negocio, dueño de ese conocimiento que es vender y comprar guita”, señala. “La Argentina es un juego de El Estanciero: te dan plata y vas y la cambiás a dólares y… ¡miracolo! Sin los dólares, este juego no funciona”, sostiene. “Tenés que buscar un tipo, como la película Wall Street, que pueda llamar por teléfono y armar paquetes y después se los vendemos a Kuala Lumpur, es decir, que pueda armar algo financiero para que se sustente todo lo demás”, desarrolla.

“Estamos viendo la llegada de un gobierno de valientes, osados y ambiciosos”, afirma. “Pareciera que los slogans son libertarios pero Milei está armando un gobierno conservador”, sugiere. “A Milei lo eligieron las provincias más atrasadas, más protegidas, más subsidiadas”, observa y desarrolla: “Lo votaron en Villa Soldati donde no creo que se enseñe el Teorema de Arrow”. “Este gobierno de Milei no es de coalición; es un acuerdo entre personalidades”, plantea. “Macri creó muchos ministerios para difuminar el poder”, compara y dice: “Dividió hasta a los exploradores de Don Bosco”. “Milei hace otra cosa: integra en su gobierno a las personalidades que lo apoyaron”, señala. “Esta etapa previa a la asunción de Milei fue un show en sí mismo. Un mundo donde las palabras han perdido peso”, reflexiona. “Milei pudo hacer cosas que un político de la vieja casta no podía”, sigue. “Las políticas de Milei que empiezan en la plaza pueden terminar en un expediente perdido en el séptimo sótano de Casa Rosada”, advierte. “Es optimista pensar que sacando al Estado va a renacer la sociedad civil”, desarrolla. “Son muchos años de una sociedad estadocéntrica”, destaca. “Hay empresarios que también presentan papeles para los subsidios. Es una Argentina dada vuelta”, cuestiona. “En la Argentina, los conflictos se institucionalizan y pasan a generar una nueva línea en el presupuesto, que paga el Estado”, alerta. “Los eslóganes de Milei son libertarios pero en temas conflictivos, es un moderado conservador”, define.

La Argentina es un juego de El Estanciero: te dan plata y vas y la cambiás a dólares y… ¡miracolo! Sin los dólares, este juego no funciona

“Francos y Milei son tan complementarios y diferentes que parecen de dos fuerzas políticas extrañas y enemigas”, piensa. “Las propagandas de Larreta no se diferenciaban de las kirchneristas”, critica. “Siempre vi a Milei como un personaje que tenía que hacer juego televisivo de la nada y arrastrar organización y territorio con eso”, opina y continúa: “Lo suyo siempre fue el mundo del espectáculo. Entendía esa lógica”. “Milei tenía que ponerse la capa, volar y todo eso”, ironiza. “En la Escuela Austríaca, el mercado es un mal menor”, explica. “Milei chapeaba con el Teorema de Arrow. No es un profesor. Es un candidato”, diferencia. “El candidato tiene que demostrar poder contra el vacío de poder”, analiza. “Milei se presentó como alguien que iba a mandar”, agrega. “Milei es un tipo disfrazado de moderno”, describe. “Se pone el pelo a la Dragon Ball y ese impermeable mod, vintage, que hoy es furor”, precisa. “Para que cambie el poder, tiene que reestructurarse una sociedad que demanda al poder pero no se ve como protagonista”, alerta. “En la argentina no hay una dirigencia; hay una agencia de colocación de empleo”, subraya. “Tenemos una sociedad con bajas capacidades productivas, con una nostalgia por demandas que hoy son desconsideradas”, se preocupa. “En un gobierno, como diría Hobbes, sin espadas, es decir, sin plata, las decisiones son meras palabras”, concluye.

El respetado politólogo Luis Tonelli estuvo en La Repregunta. Tonelli es un analista político que combina la vida académica con el ejercicio del análisis agudo en la trinchera de la política argentina. Es profesor de política argentina en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, donde fue director de la carrera de Ciencia Política en tres gestiones. Es politólogo por la Universidad del Salvador y realizó estudios de Doctorado en la Universidad de Oxford.

¿Cómo cambia el escenario político argentino con la llegada de Javier Milei, el primer presidente libertario? Aquí, la entrevista completa.

Arranca la Argentina de Milei. ¿Un cambio político de 180 grados… o no tanto?

-Javier Milei asume, finalmente, la presidencia de la Argentina. ¿Usted avizora en la política de signo libertario un modo de hacer política muy distinto a la política que marcó las últimas décadas?

-Veo un gobierno diferente y los gobiernos diferentes también pueden ser llamados gobiernos porque tienen algo de continuidad con otros gobiernos. Cuando uno mira el gobierno que está armando Milei, uno encuentra parecidos de familia con gobiernos anteriores y también, casos que están en las antípodas. Primero, este no es un gobierno de coalición porque no hay una coalición. Lo que hay es un acuerdo entre personalidades…

-Y apenas hay un partido.

-Y apenas hay un partido. Fundamentalmente, lo que existe es una personalidad y otras personalidades. Algunos los llamarán “personajes”. En el gobierno de Macri, había un gobierno con una coalición parlamentaria. Lo de Milei es como al revés: no hay partidos fijos; hay bastante tole tole, académicamente hablando, en el Congreso; todavía no se sabe cómo se van ir ubicando; algunos dicen que la negociación va a ser ley por ley: la veo difícil. En el gobierno de Macri había un acuerdo parlamentario: uno podía decir “estos chicos son de Cambiemos”. Ahora, en el gobierno de Macri no hubo un gobierno de integración. Lo que Macri hizo fue crear muchos ministerios, pero más bien para difuminar el poder. Macri tenía precauciones respecto a que su liderazgo no quedara claro. Entonces, dividió el ministerio de economía, dividió hasta los exploradores de Don Bosco. Hizo como una especie de presidencialismo segmentado, unido por una línea de producción que tenían a su cargo los dos controllers, Gustavo Lopetegui y el señor que era dueño de Farmacity…

A Milei lo eligieron las provincias más atrasadas, más protegidas, más subsidiadas; lo votaron en Villa Soldati donde no creo que se enseñe el Teorema de Arrow

-Mario Quintana.

-¿Cuál era el problema de esta cinta? Que la Argentina es un país preparado para ministerios, para instituciones, no para organizaciones funcionales. Es decir, Luciana pone un tornillo, yo le pongo la tuerca. Luciana es ministra y dice: este es el tornillo. Yo soy ministro y digo: mi tuerca no va en ese tornillo. La culpa la tiene el secretario de la ministra Luciana. Y la ministra Luciana va a decir: pará, aquí hay un salame que es el secretario del ministro Tonelli. Es política, cada una de esas decisiones son definiciones políticas; no hay norma Iram.

-Ni siquiera fue un loteo de poder entre los socios de la coalición. Quiero decir: podría haberse dado la distribución de poder entre los partidos que integraban la coalición. Pero los ministerios no se repartieron en la gestión de Cambiemos de esa manera.

-Exactamente. Y ése es un punto importante porque, en general, los presidencialismos tienen un problema: una cosa es la coalición electoral y otra, una coalición de gobierno. Lo estamos viendo ya en la exageración que describe a estas semanas previas a la asunción como un tiempo completamente diferente, incluso en términos de qué palabras se usan, de lo que después es el gobierno. Es un show en sí mismo en un mundo donde las palabras han perdido peso. Milei podía insultar y putear pero son las puteadas de WhatsApp: antes salías con una chica, o vos con un chico, y a alguno le dolía la panza. Te olvidabas un libro a propósito, ibas a buscarlo y al final le decías: ¿hoy vas a salir a algún lado? En cambio hoy, por WhatsApp, le ponés “¿qué onda? Jaja” y santo remedio. O sea, las palabras han perdido peso. Todavía nos quejamos de Alfonsín dijo “a vos no te vas tan mal, gordito”. Pero, hoy, es distinto: las palabras no son vividas tan dramáticamente. Por eso pudo hacer cosas que un político de la vieja casta, si las decía hace veinte años, no solamente se le decía “guarango” sino que se lo echaba del Congreso.

Milei. ¿Cómo ejercer el poder sin poder en el Congreso?

-Usted estaba describiendo el funcionamiento y la distribución del poder en ese gabinete de Mauricio Macri. ¿Cómo ve al funcionamiento político del actual a partir de los nombres ya confirmados? ¿Cómo maneja Milei esa distribución de poder?

-En el caso de Macri, eran personas nombradas por él. No loteó nada. En un punto, parecían estructuralmente los ministerio de Lula, que creó mini ministerio para todos los miembros de la coalición y así estaban todos contentos. Macri creó ministerios pero la diferencia es que él nombró a todos: el requisito mínimo era que tenían que jugar al fútbol en Olivos. Milei hace otra cosa:integra las personalidades que lo apoyaron, incluso, generando situaciones de poder como por ejemplo con Macri y Patricia Bullrich. Es un tema, es un poco lo que hizo Macri cuando llamó al ministro de Defensa radical. “Ya está resuelta la cosa radical”, planteó. “Pero a nosotros no los consultaron”, dijeron los radicales. En este caso, lo que hace Milei es más importante porque son los integrantes de la fórmula los que tienen los ministerios de Seguridad y de Defensa, ni más ni menos.

-Llamó la atención el comunicado oficial de la Oficina del Presidente Electo, esa innovación institucional tan particular de parte de Milei…

-Sí, son muy creativos.

-El comunicado subrayó que así “quedaba integrada la fórmula presidencial” al gobierno de Milei.

-La fórmula, sí. Es cierto que las coaliciones se arman para las elecciones: son una cuestión jurídica que no tiene un estatus para los partidos. Entonces, ahí empieza toda una serie de nebulosidades porque, claramente, el radicalismo fue socio en Junto por el Cambio y hay un sector del Pro que tenía el candidato presidente. Esos sectores de JxC van a funcionar como controladores de la gestión pero van a ser opositores del kirchnerismo.

-¿Pueden llegar a ser opositores duros de Milei?

-Si tocan fibras caras a las tradiciones políticas, como Milei lo hizo en la campaña…

-La escuela pública, la legalización del aborto…

-En esos casos, obviamente siempre uno se va a poner una boina blanca o el poncho socialista. Va a aparecer ese folklore en el Parlamento.

-Usted dijo algo interesante: que Juntos por el Cambio podría llegar a ser oposición del kirchnerismo. Es decir, que hay oficialismo y oposiciones movibles dentro del Parlamento.

-Yo diría que hay oficialismo y hay oposiciones.

Los eslóganes de Milei son libertarios pero en temas conflictivos, es un moderado conservador

-Pero esas oposiciones, entre ellas, también funcionan como oficialismo y oposiciones.

-Desde ya y es así por todo, por prosapia, por estos años de grieta. Porque la grieta produce a Milei. ¿En qué sentido? El kirchnerismo y JxC se vuelven dos fuerzas no competitivas. O sea, una fuerza pierde votos que no se van a la otra. Al no haber mercado político, hubo alguien, Milei, que sí se metió en el medio, porque no estaba en la extrema derecha, lo hablamos muchas veces, sino que estaba en el medio. Y en las PASO cosechó más votos peronistas que no peronistas, y eso se ve en el armado del gobierno. Clásicamente, se dice que el peronismo le robó políticamente el sindicalismo a los partidos laboristas, o sea, al labor party, y los sectores conservadores bajos no estructurados y los líderes territoriales, al conservadurismo: una doble coalición. Según Manuel Mora y Araujo, el voto peronista. Ahora estamos viendo un fenómeno donde, por un lado, el ala sindical se ha transformado en un ala síndico empresarial. Y del otro lado, un partido asistencialista, siguiendo al libro de (Steve) Levitsky que ve en el peronismo un partido asistencialista. Ahora, hay un problema. Si el peronismo es su partido asistencialista, es una mesa de salida de cheques, entonces ya no hay camiseta. Ahí empiezan a mandar los señores del territorio, lo que ya había pasado con el “Colorado” De Narváez, con todo cariño. Es como que el peronismo se fragmenta en diástoles y sístoles. En 2021, en las PASO, el peronismo perdió 2 millones de votos. Después, los votos aparecieron porque, claro, apareció el señor Aníbal Fernández, gran disciplinador.

Milei y el hiper presidencialismo carismático. ¿Cómo tener poder sin tenerlo del todo?

-Usted acuñó un término que describió muy bien la gestión de los Fernández: esta idea del “hiper vicepresidencialismo”, por el peso que iba a tener Cristina Kirchner. Le propongo otro concepto, el de “hiper presidencialismo hiper carismático”. ¿Puede Milei compensar la falta de diputados y de senadores con esa conexión directa que tiene con la gente a partir de su carisma? Convoca a la plaza al domingo para dirigirse, desde la escalinata del Congreso, a toda la población. ¿Hay algo distinto en eso?

-Sí, el bully pulpit (NdelE: púlpito azotador) que tuvo Cristina es poderoso. Ahora, vamos a ver cuáles son las políticas que quiere impulsar Milei desde esa convocatoria. Porque hay muchas que tienen una complejidad tal que empiezan en la plaza y terminan en el séptimo sótano de la Casa Rosada en un expediente perdido. Es muy difícil arrear un sistema de veinticuatro distritos federales con división de poderes en cada uno, con burocracias instaladas y enquistadas. Y por otro lado, hay un funcionamiento que no se puede cambiar de un día para el otro.

-¿Ese sistema, por más burocratizado que esté, es más inteligente que cualquier individualidad poderosa?

-Es un sistema, vos lo dijiste. Los sistemas no se cambian. Son homeostáticos: le tirás un balde de agua fría a tu pileta y no la enfría. Por otro lado, si querés cambiar la Argentina radicalmente y pensás que sacando al Estado, renace la sociedad civil, es una postura un tanto optimista: es como si estuviéramos volando en un avión. Yo soy el piloto y digo: tenés razón, Luciana, este avión es una porquería. Así que te dejo que vueles como quieras; yo me agarro el paracaídas y vos te quedás con ese cacharro: vuelen. Son muchos años de sociedad estadocéntrica. Los supermercados piden que el Estado pague. La plata ya no se quema, circula y es la que, en estos años de tergiversación de todo, fue la base del consumo.

-Pablo Biró, el sindicalista de los pilotos de Aerolíneas Argentinas, cuando Milei le propone que los empleados se hagan cargo de la empresa, se resiste y dice que no es lo que quieren. Estaba buscando que el Estado continuara con la política de sostener Aerolíneas de alguna manera.

-Obvio. Acá hay muchos empresarios que ayudan y hay otros que presentan papeles para los subsidios. Es una Argentina dada vuelta.

-El estigma del “planero” puede caer también del lado del empresario.

-Cuando ves los números, cae más de ese lado. En la Argentina, el conflicto se institucionaliza. Uno puede decir qué bien eso. Pero no, está mal: se institucionaliza pero no se resuelve. Te generó dos líneas presupuestaria que las paga el Estado para siempre, empezando con la Constitución del ´53 con las provincias no desarrolladas y Buenos Aires: todavía nos pesa.

-El conflicto se convierte en derechos adquiridos o de las provincias o de la gente.

-Exactamente: genera una fecha de pago. El conflicto social también, de alguna manera, se burocratiza y termina siendo una marcha de modelos Giordano. Se vuelve un rito. Hay que desarmar todo eso dándole productividad, competitividad y responsabilidad a la gente. Ahora se sumó un agravante: a Milei lo eligieron las provincias más atrasadas, más protegidas, más subsidiadas. También lo elige el tercer cordón, Villa Soldati: no creo que se enseñe el Teorema de Arrow en Villa Soldati. Lo votan porque es la rebelión contra este statu quo con el que cada vez están peor. Sí que hay algo ideológico, obviamente: sacame esto de encima. También lo votaron en Tierra del Fuego

-Símbolo de subsidios y exenciones impositivas a las empresas.

-Por eso, Milei está armando un gobierno conservador.

-Es interesante ese punto. Milei es una figura liberal libertaria en algunos terrenos pero en algunos es extremadamente conservador, como en las políticas de la libertad reproductiva de las mujeres.

-Pareciera que los slogans son libertarios. Después, cuando entramos en temas que pueden acarrear conflictos reales, ahí se transforma en un conservador, que finalmente es un moderado conservador.

El gobierno de Milei. ¿Un gobierno de hiper casta? ¿Un gobierno libertario o conservador? El rol de Guillermo Francos

-Figuras como las de Guillermo Francos, con un rol tan clave en el armado político de Milei, una especie de buffer político, parte del peronismo, del sciolismo…

-Hipercasta.

-¿Qué dice del gobierno de Milei esa elección de Francos, con ese vínculo tan particular que los une?¿Habla de esto, de un conservadurismo extremo?

-El conservadurismo es quizás el partido o la fuerza política más elástica porque para conservar uno puede, inclusive, renovar. Es lo que se llama “gatopardismo”.

-Esto de que algo tiene que cambiar para que todo siga igual.

-Exactamente, la frase de Curzio Malaparte. Ahora, lo que tenés ahí, y se lo dije a Francos, es que Milei y Francos son tan complementarios porque son tan diferentes que parecen de dos fuerzas políticas completamente extrañas y enemigas. Sin embargo, están en un equipo donde hay una división de tareas. El rol de ser el fuego sagrado inspirador es tarea del doctor Milei: él tiene que ser el motor de energía. Esa fuerza inspiradora es todo lo que le faltó a los candidatos de JxC, cuya fuerza inspiracional puso el ministerio de Educación en la villa: sensacional…. El problema es que faltó el “vamos para adelante”.

-Usted se refiere a la estrategia de Pro de mudar el ministerio de Educación a la Villa 31. Usted está criticando esa decisión.

-Sí, es una crítica. El ministerio tiene que estar en un lugar inspiracional, que proponga futuro porque los que tienen más futuro van a salvar a los que tienen menos futuro.

-La idea de que podés llegar a esto.

-Las propagandas de Horacio Rodríguez Larreta no se diferenciaban de las kirchneristas. “Terminé la primaria”: para el electorado de Juntos por el Cambio es natural terminar la primaria.

-Si esa es la promesa, hay un problema.

-Un partido tiene que mostrar la imagen de la Argentina que quiere tener. Cuando yo era chico, vivía en calle de tierra pero entraba al colegio, me encontraba con una escalera fantástica, la maestra perfectamente presentable, todos con guantes blancos… Yo vivía mi futuro en ese presente.

Esta etapa previa a la asunción de Milei fue un show en sí mismo. Un mundo donde las palabras han perdido peso

“Far right”: Milei, ¿es extrema derecha o no tanto?

-Usted aclaró que no acuerda con la caracterización de Milei como de derecha. Ahora está un poco más moderada aunque la prensa extranjera sigue insistiendo con la idea de “far right”, de extrema derecha. Usted no coincide con esa categoría.

-Creo que se asustaron. Yo siempre lo vi a Milei más como un personaje que tenía que hacer un juego televisivo de la nada y arrastrar territorio y organización a partir de eso. Lo vi como algo técnico. Yo lo conocía a Milei de cuando estaba esperando meter un bolo en televisión, porque lo suyo siempre fue el mundo del espectáculo. Entendía esa lógica.

-Ese fue el artefacto que inventó para hacerse un lugar.

-Yo también tiro alguna bombita en televisión aunque no quiero ser presidente. Lo hago para que mi tía Nacha diga: “mirá, está Luisito”. Pero Milei tiraba megatones porque afectaba ni más ni menos que a la casta. Tenía que aparecer con la capa, volar y todo eso.

-Pero en ese momento, estaba el ideario de la Escuela Austríaca como el cemento que pegaba esas partes.

-Es un núcleo que, obviamente, no es de dominio público: Von Mises, Hayek, la diferencia con la escuela escocesa, el problema epistemológico básico de la Escuela Austríaca, que opta por el mercado porque sostiene que nadie puede estar en la cabeza de los otros, no porque el mercado se autorregule. En la Escuela Austríaca, el mercado es un mal menor.

-Claro, porque nadie tiene el poder de contar con tanto conocimiento sobre las cosas.

-Milei no se puso a explicar eso. Milei chapeaba con el Teorema de Arrow como para decir “yo sé”, fair enough porque no es su profesor, es un candidato. El candidato tiene que demostrar poder contra el vacío de poder.

-Y Milei encontró su manera.

-Las elecciones son eso: el perrito Balcarce contra el bully pulpit (NdelE: púlpito azotador) de Cristina. Son épocas. Y esta época es una Casa Rosada donde pasan los camiones de turismo y dicen: “acá había presidentes”. Entonces Milei se presentó como alguien que iba a mandar.

De Milei a Elon Musk. ¿Cómo es el mundo que le toca a Milei? Dragon Ball, impermeable vintage y la gente

-Milei mantuvo un intercambio en X con Elon Musk. ¿Qué significa la mirada global no ya de quienes lo cuestionan desde la categoría de “far right” sino de quienes lo ven como el libertario que revoluciona el orden mundial o que es parte de ese cambio global donde la libertad talla fuerte, y ahí se pueden anotar Trump o Musk u otros emprendedores globales?

-Sí, o también alguno de los buenos. Es un diálogo global, está al alcance de la mano. Milei es un tipo moderno.

-¿Milei es un tipo moderno?

-Digo, disfrazado de moderno.

-¿Es moderno o está disfrazado de moderno?

-Está disfrazado de moderno. Se pone el pelo a la Dragon Ball y ese impermeable mod, vintage, que hoy es furor. Su pinta muestra que este tipo no tiene nada que ver con lo que fueron los demás. Tiene este diálogo directo con la gente, lo mismo que intentó hacer Cristina, y no lo hacía mal, pero claro, lo hacía para sus seguidores. Lo de Cristina era un bajonazo, la lucha contra el imperialismo, el anti pueblo y todo eso. Lo de Milei es otra cosa: es mirá con quién estoy conectado.

-Con Raúl Alfonsín y el radicalismo, estuvo claro que llegaba una especie de casta política, usando la categoría de Milei, que se había cocinado a lo largo de un siglo en la Argentina.

-Sí, el consenso del ´83.

-Después, el kirchnerismo, que fue una nueva versión del peronismo.

-Grieta. Porque Alfonsín eligió a Cafiero, no a Isabel Perón, no a Herminio Iglesias.

-Lo más moderno posible dentro del peronismo.

-Convergió al centro. Después, con el kirchnerismo, ya no. Y Macri, tampoco. El que juega al centro en 2019 es Alberto Fernández y le sopla la presidencia a Macri.

-Y ahora llega Milei con parte de la casa peronista, en muchos casos; menemista en otros, o conservadora, en otros. Pero también llega alguien como Lilia Lemoine, una joven sin pertenencia a ninguna de los círculos sociales de la elite política. O Ramiro Marra, por ejemplo, un trader que se hace un lugar en la política. La gente que entra a la Casa Rosada es completamente distinta a todos los gobiernos de la democracia. ¿Cambia la conformación social del poder en la Argentina?

-En la Argentina, para que cambie eso, tiene que reestructurarse una sociedad que demanda al poder pero no se ve como protagonista. Nosotros no tenemos una dirigencia; tenemos agencias de colocación de empleo. No hay una estrategia marcada por la sociedad. La sociedad espera que alguien le acierte, como si no hubiera poder e intereses y alcance con apretar un botón. No es así como funcionan las cosas. Hay un país, tiene que insertarse en el mundo. El mundo ha cambiado, ya no es el mundo de la globalización onda gaseosa…

-La globalización optimista.

-Esa globalización donde todo va mejor. Tenemos guerra, tenemos conflictos. Los conflictos son de mediana intensidad. Nosotros ahí tenemos que calar porque hay misiones de paz, que son brazos diplomáticos. Ahora con barquitos y avioncitos, no te digo la Séptima flota, que tenían un rol cuando la globalización estaba para el gran cuidado del mundo, no pueden cuidar nada porque tres ejércitos se pelean en una cuadra… ¿y qué? ¿Le van a tirar con bombas atómicas? De otro lado, está China diciéndoles qué hacés. Entonces surge un mundo con más espacio para nosotros. Ahora, por el otro lado, tenemos una sociedad con bajas capacidades productivas, con una nostalgia por demandas que hoy son desconsideradas, con una urgencia por conseguir la plata que falta, los dólares porque sin los dólares, este juego de El Estanciero no funciona. La Argentina es un juego de El Estanciero: te dan plata y vas y lo cambiás a dólares y… ¡miracolo! Si no está eso, la Argentina no funciona. Por eso digo, esta primera onda es la infantería de Buscando al soldado Ryan: van a desembarcar en Omaha Beach y le van a ir con todo. Estamos viendo un gobierno de valientes, osados y ambiciosos. El doctor Luis Caputo, Toto, es un trader que sabe dónde está el parripollo en Nueva York para hacerse de unos mangos. Y es así, técnico. Te diría, un tipo que tiene un negocio, con vocación pública, dueño de ese conocimiento que es vender y comprar guita. Un poco como decía Néstor: “¿Qué quieren? ¿Que lo nombre a Moreno en el Banco Central?”. Tenés que buscar un tipo, como la película Wall Street, que pueda llamar por teléfono y armar paquetes y después se lo vendemos a Kuala Lumpur, es decir, que pueda armar algo financiero para que se sustente todo lo demás. Porque si no está la plata, en un gobierno, como diría Hobbes, sin espadas, es decir, sin plata, las decisiones son meras palabras.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/luis-tonelli-esta-primera-onda-del-gobierno-de-milei-es-la-infanteria-de-rescatando-al-soldado-ryan-nid10122023/

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