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Marco Amerighi. “Estamos acostumbrados a un tipo de literatura que no siembra dudas: el escritor te da todo”

El escritor y traductor Marco Amerighi (1982), uno de los nuevos nombres de la escena literaria italiana, hizo una breve gira por América del Sur que lo llevó de la Feria del Libro de Bogotá a l...

El escritor y traductor Marco Amerighi (1982), uno de los nuevos nombres de la escena literaria italiana, hizo una breve gira por América del Sur que lo llevó de la Feria del Libro de Bogotá a la de Buenos Aires. Con Errantes (Letras de Plata), su segunda novela, fue finalista del prestigioso Premio Strega en 2022 . Con su primer libro, Le nostre ore contate, que se publicará en español en 2024, había obtenido el Premio Bagutta Opera Prima. Amerighi nació en un pueblo pequeño, cercano a Pisa, de cuatrocientos habitantes, y actualmente vive en Milán. Es licenciado en literatura italiana y española, como acreditan algunas páginas de Errantes, que narra la historia de Pietro Benatti, hijo de una familia acomodada y acosado por una “maldición familiar” y el miedo al fracaso (y a la sombra de un exitoso hermano mayor). Con humor y distancia clásica, la novela narra el pasaje de la angustia a la libertad.

Entre otros autores, Amerighi tradujo del español al italiano a dos destacadas escritoras argentinas: Elsa Osorio y María Gainza. “Elsa vio hace poco mi novela en una librería porteña, le sacó una foto y me escribió -cuenta Amerighi en el café de El Ateneo Grand Splendid-. Su novela Doble fondo fue súper difícil de traducir porque mezclaba personajes y tiempos. De Gainza encontré al azar un ejemplar de El nervio óptico en Madrid, la leí para una editorial italiana y recomendé su publicación antes de que ‘explotara’ en la Feria del Libro de Frankfurt. Me encantó”.

Trabaja en una nueva novela, con un protagonista que nació cien años antes que él, en 1882. “Va a ser otra tipología de novela, aunque nunca he escrito lo mismo -dice-. Soy un escritor lento”. Y es dueño de una librería especializada en editoriales independientes, Verso, ubicada en el centro de Milán (Corso di Porta Ticinese 40).

Aprueba la versión al español de Errantes, que hizo Patricia Orts García. “Ella también traduce mi primera novela; aún no decidimos cuál será el título en español. En Francia quedó como Le temps qui reste”. Para el autor, esa novela funciona como antecedente de la que presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires. “Los personajes tienen catorce años; como muchas primeras novelas, se ubica en esa etapa de la adolescencia, un momento en el que todo parece fijo y definido -dice-. La adolescencia tiene el poder de ilusionarte de que lo que tienes va a estar ahí para siempre, pero a la vez es la edad en la que todo cambia: el sexo, la amistad, los sueños”. Los protagonistas son chicos que arman una banda de rock en un pueblo pequeño, donde hay una central geotérmica. Si bien la historia se basa en hechos reales, el autor optó por escribir una ficción, “una manera más íntima y libre de trabajar”, para contarla. “Para trasladar el gas desde la tierra se usaba una fibra de amianto muy tóxica, que provocó decenas de casos de cáncer de laringe en los obreros y en las mujeres que limpiaban el lugar. Los chicos no entienden lo que pasa allí, aunque advierten que se trata de algo terrible”.

-En Errantes el protagonista, Pietro Benatti, es un hombre joven con miedo a decidir.

-Con veintiocho años, él se encuentra en una situación más difícil que los chicos. Es, para citar a Robert Musil, un hombre sin atributos, que no sabe hacer nada y de vez en cuando trata de aprender algo en sus viajes, como tocar la guitarra , luego la universidad, el trabajo. Está en una encrucijada en la que debe optar por tomar el camino más fácil, que no lo llevaría a la felicidad pero al menos sería algo sólido, o el camino de lo desconocido. Pero tiene miedo y no sabe moverse. Mi ambición era construir un antihéroe que empieza su recorrido un poco por debajo de la superficie del agua.

-¿Qué quiere decir eso?

-Contrariamente a cierta literatura que expone la vida como una evolución, con una retórica que me parece muy peligrosa al sostener que hay cruzar la vida como si fuera escalera, esforzarte para superar las dificultades y alcanzar algo precioso o mejor que lo que tienes, tomé otro camino. La vida no es así. Son más los momentos en los que bajamos. Por eso quería encontrar una manera errante de contar una historia de errantes y dejarle al protagonista la libertad, que él no conoce, de fallar y fracasar. Hay algo en él que me dio la posibilidad de alejarme de esas “escaleras” típicas de las novelas de formación.

-¿Leíste a los clásicos del género?

-He vuelto a leer esas novelas de Charles Dickens y Gustave Flaubert, esas novelas mundo que tienen todo: el enfoque tan humano sobre los personajes y las ambientaciones. No es casualidad que para Errantes haya elegido una tercera persona muy clásica que cuenta desde lejos lo que pasa y que luego llega a los pensamientos de los personajes. Elegí una estructura clásica para contar una historia contemporánea.

-¿También tuviste en cuenta a escritores italianos?

-Influyeron mucho. A mi primera novela le fue bastante bien, ganó un premio y yo sentía que podría haber seguido por ese camino, pero me pregunté qué tipo de escritor quería ser. Para encontrar la respuesta, volví a leer a mis maestros, los que más me habían influenciado, como Curzio Malaparte, Sandro Veronesi o Vasco Pratolini, que escribió Crónica de mi familia. Ellos tenían un prosa y un estilo que yo no encontraba en la literatura de hoy; un color, una brillantez, una capacidad de saltar de un registro a otro sin perder esa “mancha” literaria, utilizando también ese recurso muy clásico del salto de lo bajo a lo alto. Para actualizarlos a mi escritura, tuve que trabajar con la lengua. Robé de esos vocablos increíbles y maravillosos, y de vez en cuando inventé palabras y expresiones como Andrea Camilleri lo hizo con su italiano, una mezcla de argot y vocablos inventados que producen una lengua nueva, un estilo y también una forma de pensar el mundo.

-Entonces, ¿qué tipo de escritor sos?

-No sé si obtuve la respuesta pero sí que me había metido en un lío del que iba a salir escribiendo esta novela. Yo también anduve por ahí, errante. Los personajes y el lector se pierden, y como hacía Cervantes en el Quijote, hay digresiones y pausas. Me gustaba esa manera errante de contar a los errantes. Estamos acostumbrados a un tipo de literatura donde no se siembran dudas ni preguntas. El escritor te da todo y el lector ya no tiene que hacer casi nada. Pero eso ya lo hacen las películas, las series, en las que se ha decidido todo. En la literatura, en cambio, hay espacios en los que el lector debe rellenar los huecos. Quería que el lector formara parte de la novela y rellenara esos enlaces que faltan. Incluso el final es abierto, con un homenaje a un libro muy importante de Joseph Roth: Fuga sin fin. La literatura es como un río, y el agua es un símbolo de esta novela, refleja mucho lo que pienso sobre la literatura y la relación con los maestros y el futuro, y también con esta generación del personaje, que es la mía, una generación que está fuera del tiempo.

-¿En qué sentido?

-El activista y filósofo alemán Glenn Albrecht habló de la “solastalgia”. No era la nostalgia, sino aquello que experimentas cuando estás en tu lugar, en tu casa, en tu mundo, y compruebas que está roto, que se ha corrompido, y no te has dado cuenta. Estás en un espacio-tiempo que no te corresponde. Lo que pasa con mi generación es que se pregunta qué ha pasado y cuándo. Por eso en la novela introduje eventos reales, momentos de excepción en los que esa generación ha sufrido un shock. A partir de ahí, lo que estaba unido se ha roto y se han perdido las esperanzas, mientras la parábola del mejoramiento y el progreso ha seguido creciendo. Pietro llega a la mayoría de edad como yo, con el cambio de siglo, y él no puede encajar en los moldes de la generación de sus padres. En Italia, nosotros crecimos con todas las comodidades posibles, y había una confianza y también una presión sobre nuestra generación; “ustedes lo tienen todo”, nos decían nuestros padres. Pero lo que ha pasado en muchos países de Europa es que esta generación muy bien formada y con másters y licenciaturas y privilegios no ha logrado nada. Y los hechos reales sobre los que se apoya la novela, como el G8 en Génova, donde se anticiparon los reclamos que ahora llenan las páginas de los diarios, como el del cambio climático, muestran que nuestra generación no fue escuchada. Los atentados en Madrid muestran una nueva tipología de miedo que llega y que revela que ciertas políticas coloniales pueden producir consecuencias. Y en la tercera parte aparecen los movimientos universitarios que llevaron a la calle a más gente que en Mayo del 68. Esa generación ha participado en tres hechos cruciales que no cambiaron nada. Muchos han perdido la afición a la política. Ahora las nuevas generaciones no tienen ninguna ilusión, y por lo tanto, ninguna desilusión. Busca caminos diferentes.

-¿Se puede decir que en tu país gobierna la “nueva derecha”?

-Es nueva comparada con la derecha política del siglo XX. Giorgia Meloni como presidenta de Italia para mí representa un fracaso de la izquierda. ¿Cómo puede ser que la derecha haya llegado antes al gobierno con una mujer? Eso debió haber sido una lucha y una conquista de la izquierda. Por un lado, estoy contento porque una mujer en el poder es un cambio psicológico muy importante, sobre todo en un país como el mío. Y por otro, sabemos que en la Unión Europea, seas de izquierda o de derecha, no se puede hacer cualquier cosa sin pagar las consecuencias, como lo demostró el Brexit.

-¿Los escritores en Italia son figuras públicas requeridas por los medios de comunicación?

-Así es, pero no soy de esos escritores que quieren expresar sus opiniones sobre todo. Para tener una buena opinión debes estar documentado e informado, y añadir algo, sino es una coquetería, una charla de bar.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/marco-amerighi-estamos-acostumbrados-a-un-tipo-de-literatura-que-no-siembra-dudas-el-escritor-te-da-nid01062023/

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