ROMA.- Justo en el día de su despedida final, apareció hoy en los principales diarios italianos la última foto tomada en público de Silvio Berlusconi, en un bar, justo antes de ingresar el viernes pasado al hospital Raffaele de Milán, donde murió este lunes a los 86 años.

En la imagen, Berlusconi, que se estaba sometiendo desde hace meses a quimioterapia para combatir una leucemia crónica, aparece fatigado, demacrado, más pelado que lo normal, pero, de todos modos, sonriente, como siempre intentaba estar. Vestido de camisa, pantalón y saco -con un prendedor con el escudo de Forza Italia, su criatura política-, color azul, en la foto se lo ve sentado y abraza afectuosamente a un niño que hace la “V” de la victoria con sus dedos.

La foto fue tomada en el bar Maximilian Bistrot de Milano 2, el complejo residencial construido por el expremier en la década de 1970, donde también se levanta Mediaset, su coloso televisivo, el pasado viernes alrededor de las 14. Como despidiéndose de sus criaturas, allí dio una vuelta y se detuvo a tomar algo junto a su pareja, Marta Fascina, y a sus guardaespaldas, antes de hospitalizarse.

“Se sentó en una mesa con vista al lago y se comió unos helados de agua”, le dijo al Corriere della Sera Massimiliano Albanse, el dueño del bar. “Se lo veía mal, pero aún tenía esa fuerza como para bromear y saludar a todos, incluso a mi hijo de 7 años, hincha del Milan”, contó.

Albanese precisó que Berlusconi, a quien conocía, le pidió que limpiaran la columna-monumento que recuerda la construcción de ese barrio de las afueras de Milán, emprendimiento edilicio con el que el expremier comenzó a amasar su fortuna, porque “la había visto sucia”.

“Después, recordó cómo en el pasado los árboles alrdededor del laguito artificial tenían una placa con su nombre: quería que la volvieran a poner, pero sobre todo estaba preocupado por la columna”, reveló el propietario del local, que detalló que el martes se cumplió su deseo y ese lugar fue limpiado.

Albanese también subrayó que, pese a que se notaba que no estaba bien de salud, el Cavaliere seguía siendo muy sociable y saludó a otros clientes. Y pidió no uno, sino varios helados de agua: “¿pero qué estás haciendo?”, le recriminó Fascina. “Total, es sólo agua”, le respondió él.

A dos jóvenes que también saludó, finalmente, Berlusconi, una figura de gran carisma que siempre cuidó su imagen casi obsesivamente, les pidió: “Cuenten que se lo encontraron al presidente”.