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Para atrás

Salvo contadas excepciones, la revista es un formato en papel que languidece desde hace mucho. Los kioscos, antes repletos de títulos y de ediciones abigarradas y muy atractivas, hoy lucen esc...

Salvo contadas excepciones, la revista es un formato en papel que languidece desde hace mucho. Los kioscos, antes repletos de títulos y de ediciones abigarradas y muy atractivas, hoy lucen escuálidos y con colecciones variopintas de autitos, cubiertos, relojes y libros.

¿Causas? Todo comenzó cuando los diarios se arrevistaron, abandonaron el blanco y negro y se volvieron más coloridos y amigables. Para peor ahora, vía Instagram, son las propias celebridades quienes muestran sus parejas y sus casas, y son las primeras en dar la primicia de si se separan o encontraron un nuevo amor. Se convirtieron en voceros de sí mismas y las revistas llegan tarde.

Otro tanto le está pasando a la TV abierta: las redes sociales le vampirizan sus segmentos más llamativos; las ficciones emprendieron el éxodo hacia el streaming, las latas extranjeras reemplazan la producción local, las noticias se independizaron en señales específicas y hasta la tanda publicitaria, antes de primeras marcas y lujosa creatividad, hoy la copan avisos y PNT precarios de pomadas hemorroidales o para uñas encarnadas. Como dijo Jorge Lanata, en la entrega de los Martín Fierro, “la tele se berretizó” y la extinción la acecha.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/para-atras-nid13072023/

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