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Pet Shop Boys en Primavera Sound Madrid: el irresistible encanto de bailar y el matrimonio musical perfecto

MADRID.-El rojo imponente de las luces del estadio Metropolitano de Madrid, donde juega el “Atleti” y Diego Simeone es amo y señor, es parte involuntaria de la escenografía del festival. En l...

MADRID.-El rojo imponente de las luces del estadio Metropolitano de Madrid, donde juega el “Atleti” y Diego Simeone es amo y señor, es parte involuntaria de la escenografía del festival. En la jornada inaugural de la primera edición de Primavera Sound Madrid, que tiene carácter de gratuita, Pet Shop Boys moviliza no solo a los madrileños sino también a cientos de ingleses que cumplen con el rito, una vez más, de ver a los señores del ritmo.

Que decidieran abril el show con uno de los hits de su primer disco, “Suburbia” (de Please, de 1986) habla por si solo del carácter celebratorio y conmemorativo del set. Una historia que empezó hace más de 40 años y que en estos días están cristalizando en el voluminoso recopilatorio Smash, tres discos y 55 canciones que resumen la historia del dúo electropop perfecto. El mismo que inspira que periódicamente surjan proyectos como el de los australianos Confidence Man, encargados de telonearlos (el primer show del día estuvo a cargo de Jake Bugg).

Janet Planet (se llama Grace Stephenson pero utiliza el nombre de la icónica cantante norteamericana como seudónimo) y Sugar Bones se enloquecen ni bien salen a escena. Son las dos caras visibles de Confidence Man. Las otras dos, Clarence McGuffie y Reggie Goodchild (los cuatro utilizan seudónimos artísticos), están tapadas. Visten de negro y tienen unos estrambóticos sombreros interminables que cubren sus rostros y vuelven más misterioso lo que hacen: encargarse de los teclados, la programación y las baterías del grupo australiano que se dio a conocer mundialmente con su primer disco, Confident Music for Confident People. Se dice por lo bajo que el suyo es uno de los shows más incendiarios de la actualidad y más allá de la exageración digna del New Musical Express, lo que provocan en vivo tiene su inmediata reacción en el público.

Cambian sus outfits dos, tres, cuatro veces; por momentos se mueven en forma sincronizada, con coreografías simples pero efectivas y por otros dejan correr su espontaneidad. Ella se entrega al baile hasta olvidarse de que está en el centro de la escena; él conecta con el costado más dark del grupo, con una voz ronca que contrasta con las melodías simples y los colchones de synthpop. Para el final queda “Holiday”, ese hit dance que les sirve para dejar una muy buena imagen y la “pista caliente” para lo que está por venir.

La lluvia tenue pero molesta tiene a toda la producción siguiendo al minuto el pronóstico del tiempo. A tal punto que antes de que Pet Shop Boys salga a escena (un buen rato más tarde, luego de secar el escenario y de dejar lista toda su maquinaria) comunica que la jornada de este jueves se cancela. Así, no habrá ni Blur ni New Order ni Halsey, entre muchos otros, en PS Madrid. Por suerte tendremos revancha en Buenos Aires, donde la banda capitaneada por Damon Albarn se presentará en una de las dos jornadas de la segunda edición porteña, que se realizará en el Parque Sarmiento los días 25 y 26 de noviembre.

Como dijo días atrás el periodista español Rafa de Miguel en el diario El País, “el modo más rápido de sentir la felicidad es escuchar las notas iniciales de una canción pop perfecta”. Acto seguido puso como ejemplo “It’s a Sin”, uno de los “himnos” del dúo, pero bien pudo haber mencionado a “Suburbia”, “Domino Dancing” o “West End Girls”, tres de los clásicos que sonaron en la noche de este miércoles. “La canción pop perfecta es la que escuchás casi sin darte cuenta”, le dijo Neil Tennant a El País de España en la mencionada nota. Y vaya si tiene razón.

Llevamos cuatro décadas escuchando canciones pop perfectas. Cada uno se suma a su tiempo, pero ellos dos siempre están. Neil Tennant anda por los 68 años y su socio, el “mudo” Chris Lowe por los 63. En el público el panorama es tan variado que hay gente tanto de veintipocos como de cincuentilargos. Todos bailan ni bien los teclados de Lowe anuncian que la mencionada “Suburbia” abre el juego. Le siguen “Can You Forgive Her” (de Very, 1993) y “Opportunities (Let’s Make Lots of Money)” (de Please, 1986).

Se sabe que no hay nada librado al azar en los shows del dúo británico más exitoso de la historia. Tanto sus vestuarios como sus puestas en escena son el resultado de ideas muy bien desarrolladas. Como tampoco es casual que antes del inicio del set la enorme pantalla modular se pinte con los colores de la bandera de Ucrania. Esa pantalla puede servir como barrera entre Neil y Chris (y entre los tres músicos que acompañan al dúo y que se ubican a ambos lados del tecladista), pero también plantarse por encima de sus cabezas y complementar la oferta visual que incluye una pantalla de fondo, dos laterales y hasta una cuarta, segmentada, por delante del tecladista.

Neil luce un enorme sobretodo blanco que complementa con un par de botitas al tono. Tanto él como Chris inician el show con los rostros cubiertos por unas especies de máscaras futuristas con forma de hache que se sacarán un par de temas después, cuando los fotógrafos ya hayan cumplido con su tarea. Luego sí, veremos a Lowe con su típico look de gorrita deportiva y anteojos y a Tennant mutando su outfit dos ocasiones más: primero a un traje negro con solapas y sombrero blancos y luego a otro sobretodo, pero de aspecto metalizado.

El cantante habla de “recuerdos musicales”, que son todos los que suenan esta noche, pero se refiere a un pasaje concreto del show: al mashup ingenioso entre “Where the Streets Have no Name”, de U2, con “Can’t Take My Eyes Off You” (claro está, en la versión disco de Gloria Gaynor, no en la original, la del crooner Frankie Valli). La fiesta recién empieza y parece estar en su punto más alto, pero es solo una sensación que se repetirá cada vez que suenen clásicos como “Paninaro”, “Domino Dancing”, los covers “You Were Always on my Mind” y “Go West”, “It’s a Sine” y, ya en los bises, “West End Girls” y esa oda a la juventud que es “Being Boring”. “Nunca estábamos aburridos, teníamos demasiado tiempo para conocernos a nosotros mismos”, canta Neil. La canción es de 1990, del cuarto disco del dúo, Behaviour, pero eso hoy es irrelevante. Es una pieza pop perfecta que te interpela cuando tenés esa edad en la que pensás que vas a ser eterno y que tu vida durará mil años y te volverá a mirar a la cara una noche cualquiera cuando te sorprenda en un bar, en una fiesta o te acuerdes de reproducirla.

Con la jornada del jueves suspendida, Primavera Sound Madrid continuará mañana viernes con Kendrick Lamar, Depeche Mode, Skrillex, The Moldy Peaches y Bad Religion, entre otros, y el sábado con Rosalía, Calvin Harris, Bad Gyal, Caroline Polachek, Maneskin, St. Vincent, Trueno y muchos más.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/pet-shop-boys-en-primavera-sound-madrid-el-irresistible-encanto-de-bailar-y-el-matrimonio-musical-nid08062023/

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