Para Marcelo Arévalo, alias Tete, el hecho de tener una tobillera electrónica que activaba una alarma cuando se alejaba de su casa, no resultaba un impedimento para salir a robar.

Cuando fue detenido por la policía, acusado de comandar una banda de menores que se dedicaba a cometer entraderas y asaltar a jubiladas, Arévalo llevaba la tobillera electrónica. A pesar que el dispositivo se activó en cuatro oportunidades para alertar que había traspasado los límites de su casa y que lo llamaron más de doscientas veces por reiteradas fallas en el sistema, ningún magistrado le revocó el beneficio de la prisión domiciliaria.

Favorecido por ese descontrol, Arévalo no tuvo impedimentos para liderar el grupo delictivo que, entre julio y agosto, concretó ocho asaltos en la zona de Ringuelet y Tolosa.

Uno de esos robos tuvo como víctima a Liliana, una jubilada, de 71 años, Durante el violento asalto, ocurrido el 26 de agosto pasado, uno de los delincuentes tomó a la jubilada de los cabellos, la arrastró por el piso de la habitación, mientras le apuntaba con una escopeta y le exigía que entregara dinero. Mientras que uno de los asaltantes le disparó un balazo al rottweiller de la dueña de casa. El balazo rozó el cuello de la mascota y corría riesgo de vida.

Para entrar en la vivienda, este asaltante y sus tres cómplices rompieron el portón de la cochera con un Ford Fiesta que, media hora antes, le habían robado a Patricia, otra vecina de la zona.

Según fuentes policiales, los ocho asaltos que le adjudicarían a la banda comandada por Arévalo ocurrieron entre el 8 y el 12 de julio.

Mientras que el 2 de agosto la banda concretó cuatro asaltos en solo 24 horas.

Ese día, el grupo delictivo cometió tres entraderas en 4 bis, entre 529 y 530; 524 bis entre 5 y 6 y en 526 entre 4 y 5. En todos estos robos golpearon a los dueños de las casas. Pero, en el último asalto el propietario de la vivienda era un policía bonaerense que se defendió a los tiros.

El 26 de agosto, el grupo delictivo interceptó a una vecina, identificada por fuentes policiales como Patricia, cuando llegaba a su casa, situada en 4, entre 522 y 523, en Tolosa. A punta de pistola, los delincuentes se apoderaron del Ford Fiesta de la víctima y siguieron con su raid de asaltos.

Media hora después, llegaron a la casa situada en la esquina de 3 bis y 518, en Ringuelet, donde agredieron a Liliana, la jubilada, de 71 años.

Los vecinos advirtieron el asalto y alertaron al número de emergencias 911. Una patrulla policial interceptó al vehículo y apresó a dos sospechosos. Se trata de dos menores, de 12 y 14 años. Por sus edades son considerados no punibles para la ley. Ambos, con varios ingresos en comisarías de la zona por haber cometido una serie de robos fueron entregados a sus padres. Además, uno de ellos llevaba una réplica de una pistola Glock calibre .40.

Cuando el vehículo fue interceptado por la patrulla policial, los otros cuatro delincuentes huyeron del lugar y abandonaron a los menores. Esta conducta puso en evidencia que los asaltantes usaron a los menores para lograr la impunidad de los delitos que cometían.

No obstante, cinco días después, los investigadores policiales identificaron al mencionado Arévalo y fue señalado como presunto jefe de la banda. Fue detenido en su casa, junto con un cómplice, de 40 años, pareja de su hermana. La Justicia le revocó la prisión domiciliaria.