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Radiografía de la convulsión: los intendentes bonaerenses de JxC priorizan la gobernabilidad en sus distritos y se rearman ante el vacío de poder

La decisión cayó como una bomba. No habían pasado 48 horas de la derrota por la que Juntos por el Cambio (JxC) había perdido 16 intendencias en manos del peronismo y Patricia Bullrich, junto a ...

La decisión cayó como una bomba. No habían pasado 48 horas de la derrota por la que Juntos por el Cambio (JxC) había perdido 16 intendencias en manos del peronismo y Patricia Bullrich, junto a su compañero de fórmula Luis Petri, aparecía en conferencia de prensa anunciando que acompañaría a Javier Milei en el balotaje. Los intendentes bonaerenses de la coalición opositora, incluso aquellos de Pro, se enteraban por los medios de las noticias de su propio espacio mientras aún lamían las heridas de una contienda electoral para muchos fulminante. Algunos alcaldes, incluso, todavía seguían contando los votos. Las incógnitas eran muchas. ¿Cómo mantener unido el espacio por el que los habían elegido? ¿Quién -o quiénes- llenarían el vacío de poder que dejaba semejante cisma?

Con la decisión inconsulta de la excandidata y presidenta del Pro, coordinada junto a Mauricio Macri en una cumbre secreta con Milei, la gobernabilidad de los intendentes se puso en jaque. Después de la reacción en cadena de la cúpula de la UCR, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y los gobernadores en ejercicio y electos, los alcaldes tuvieron que ordenar sus pagos chicos. Ante la necesidad de mantener la cohesión dentro de sus gabinetes y concejos deliberantes, con referentes de los distintos partidos del espacio, algunos convocaron a las mesas locales de JxC para aplacar los ánimos, otros se apuraron a despegarse de Bullrich públicamente y un tercer grupo trabajaba para concertar una reunión de intendentes con el objetivo de consensuar un mensaje uniforme. La desorganización primó.

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En la política, quien convoca es quien conduce y eso sigue sin estar claro en un armado que se desgrana rápidamente, con liderazgos diluidos desde el 22 de octubre.

“No cayó bien”, señaló un funcionarios de un intendente del interior de la provincia de Buenos Aires sobre la jugada de la excandidata presidencial. Esta impresión se repitió con mayor o menor énfasis –o enojo– entre la dirigencia provincial de JxC. Se le sumaba a los reproches por haber pagado el costo de la interna infinita y por una campaña “desordenada” en la que predominó la “autogestión”.

El abrazo entre Bullrich y Milei fue todavía más indigerible para quienes dos días atrás habían perdido sus distritos ante el avance de los postulantes libertarios. En Bahía Blanca, Nidia Moirano quedó primera en las PASO, con el 33,5% de los sufragios, pero perdió terreno en las generales y terminó tercera, detrás de Federico Susbielles (Unión por la Patria) y Oscar Liberman (La Libertad Avanza). Algo similar ocurrió en Azul. La candidata de JxC, Natalia Colomé, lideró las primarias con el 50% de los votos, pero terminó relegada a un segundo lugar el domingo pasado ante los 10 puntos que creció el postulante libertario y los nueve que sumó Nelson Sombra, de UP, quien resultó electo. “En algunos lugares con campañas muy agresivas”, deslizó un armador bonaerense sobre el avance de los libertarios en la política municipal, quien subrayó que muchos de estos candidatos habían jugado hasta hacía poco con el peronismo local.

A pesar de que una buena porción de alcaldes, en su mayoría de Pro, reconocieron que se sienten más cómodos “frente al kirchnerismo” y cercanos a la decisión de Bullrich, por lo bajo admiten que su indignación viene por no haber sido consultados ni incluidos en el arreglo.

Los que primero se proclamaron a favor de Milei fueron Javier Iguacel, intendente de Capitán Sarmiento, y Martín Yeza, alcalde de Pinamar, ambos en retirada de su función local. Sus delfines en los distritos que hoy gobiernan, no obstante, hicieron silencio. “Lo más probable es que Juan -alcalde electo del municipio costero- no se pronuncie”, señalaron cerca de Yeza, y admitieron que para que haya cohesión en la intendencia se dará “libertad de acción”. Algo similar ocurrirá en San Isidro, San Miguel, San Nicolás y Vicente López, en donde los jefes locales se identifican, con matices, con la decisión de Bullrich, pero esperan cautelosos antes de hacerlo público. Hacia adentro, conversaron con sus aliados de la coalición para mantener el orden y fijar límites en el discurso.

“No quiero adelantar una posición porque me parece razonable que los intendentes que hoy tenemos la responsabilidad de gobernar en los municipios de la provincia de Buenos Aires generemos espacios de conversación para tener una posición unificada. Pero no soy espectador de lo que está viviendo nuestro país y tengo una opinión al respecto de que quiero hacer en el balotaje. Nunca estaría con Massa”, señaló a LA NACION Ramón Lanús, intendente electo de San Isidro.

En la misma línea se pronunció Santiago Passaglia, alcalde electo de San Nicolás, donde hoy gobierna su hermano Manuel. “Hoy todavía no voy a decir por quién voto. Antes quiero hablar con mis colegas intendentes de Juntos por el Cambio para tomar una decisión en conjunto”, indicó a LA NACION.

Uno de los distritos más populosos que todavía retiene la coalición opositora en la provincia de Buenos Aires es General Pueyrredón. Alejandro Rabinovich, senador provincial y jefe de campaña de Guillermo Montenegro, el alcalde reelecto, destacó a este medio que en el municipio de la quinta sección electoral priorizan mantener unido a JxC. “El domingo, Montenegro fue el primero en decir que no era dueño de los votos. Nunca vamos a tomar una decisión que rompa con la alianza que viene gobernando. Es una responsabilidad de gobierno”, subrayó.

A pesar de la verticalidad tradicional con la que se solían tomar las decisiones en JxC, esta elección generó un cimbronazo que cambió la ecuación. Quienes lograron retener sus municipios se muestran fortalecidos y repiten que la reestructuración del espacio se tiene que dar desde quienes gobiernan. No aceptan ser arrastrados por las cúpulas nacionales. Va en línea con lo que transmitieron los gobernadores, que apuntan a conformar una liga de mandatarios y llamaron a defender la unidad y optaron por mantener la neutralidad.

“Va a haber tensión, pero se va a ordenar con los que quedan en JxC. Empiezan a nacer nuevos liderazgos. Como todo partido de oposición, nace desde quienes lideran en los territorios, los gobernadores e intendentes”, subrayó un conocedor de la política bonaerense que hoy es parte del Pro.

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En el radicalismo provincial se entusiasman con la posibilidad de dirigir la oposición. Miguel Fernández fue el compañero de fórmula de Néstor Grindetti en la pelea por la gobernación. Como intendente radical de Trenque Lauquen, en donde su delfín retuvo su casa matriz, indicó que el miércoles hubo un foro virtual de alcaldes correligionarios de la provincia de Buenos Aires. En ese espacio, se decidió acompañar el comunicado de la cúpula nacional por el que se definió adoptar una posición neutral en el balotaje. “El radicalismo perdió seis municipios y ganó dos. Tendremos 27 intendencias a partir del 10 de diciembre. Estamos muy fuertes”, señaló Fernández a LA NACION.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/politica/radiografia-de-la-convulsion-los-intendentes-bonaerenses-de-jxc-priorizan-la-gobernabilidad-en-sus-nid29102023/

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