El miércoles 18 por la mañana, los reyes de los Países Bajos aterrizaron en Pretoria, capital administrativa de Sudáfrica, invitados por el presidente Cyril Ramaphosa para su primera vista oficial al país, que se extendió durante tres días (la reina Beatriz hizo un viaje de Estado en 1996, invitada por el entonces presidente Nelson Mandela). Los esperaba una agenda muy cargada, que comenzó con una breve recepción e incluyó un almuerzo de bienvenida en la residencia oficial del presidente, una reunión en los Edificios de la Unión, sede del gobierno, visitas a diferentes lugares, como el Museo del Apartheid, en Johannesburgo, los Jardines Botánicos Nacionales y Ciudad del Cabo, una reunión con los neerlandeses que viven y trabajan en la capital sudafricana, y en todas las ocasiones la mujer de Guillermo Alejandro (56) apostó por un look a tono con las expectativas: lentejuelas, tocados, diseños a medida. Máxima (52) eligió los diseños más potentes de su vestidor y reafirmó una vez más su status de “reina de estilo”.

RELACIÓN HISTÓRICA

La visita tenía como objetivo reforzar los vínculos históricos entre ambos Estados, que se remontan a la presencia colonial neerlandesa en el territorio que hoy es Sudáfrica, y están influidos por la firme oposición del país europeo al régimen del apartheid que dominó al país africano durante más de medio siglo. También comparten vínculos económicos, culturales y comerciales muy importantes. Países Bajos es, por ejemplo, el cuarto país de origen de los turistas que van a Sudáfrica. Por eso, además de varios ministros, la delegación que acompañó a los Reyes estuvo integrada por más de cien empresarios y dirigentes de veinticinco instituciones académicas neerlandesas. Así expresó la Casa Real en un comunicado cuáles serían los principales temas de conversación y negociación durante la vista: “El crecimiento sostenible e inclusivo, la cooperación cultural, los derechos humanos e igualdad legal, y los intercambios de conocimiento y ciencia”.